Memoria 1.

“No te contengas” “Déjalo salir” … son los susurros de mi mente al momento de iniciar esta primera impresión. Quizás no debería llamarles memorias, sino más bien, impresiones. Es curioso cómo al final, el recuerdo de algo sucedido es muy poco fidedigno a lo que realmente sucedió, porque está plagado de las emociones y sentimientos que despertaron al vivirlo. Y si, plagado es la palabra correcta… este proyecto inicia precisamente porque es asfixiante cuando las emociones y sentimientos no son colaboradores del ser sino, una plaga, que lo entorpece y daña todo.

Es esta primera memoria o impresión un intento de dar inicio a un proceso catártico y artístico. Catártico porque acá desahogaré todos mis pesares, ideas y sentimientos, sin censura y con la censura que en algún momento se me plazca a mí misma imponerme. Pero también será artístico porque jugaré con mis emociones y sentimientos canalizándolas en personajes o perfiles extremos, precisamente para hacer más intensa la catarsis. No es la intención que esto sea un diario de un docente deprimido, tampoco consejos reflexivos sobre algo, simplemente será…

Simplemente será mi espacio, un lugar que es solo mío, con mis reglas y colores, con una intención un día y con otra intención el otro día, con un objetivo claro hoy y con un objetivo difuso mañana, será al final, lo que deba ser.

Pero como una de mis intenciones, al menos actuales, es darlo a conocer, le he de poner como parte del nombre: Memorias… memorias o impresiones. Déjenme escribir sus definiciones:

  • Memoria: Relación de recuerdos y datos personales de la vida de quien la escribe.
  • Impresión: Marca o señal que algo deja en otra cosa al presionar sobre ella.

Serán memorias porque el detonante de cada una será alguna especie de recuerdo y será una impresión porque más que un recuerdo será la marca que lo sucedido dejó sobre el frágil lienzo de la mente-alma-corazón al presionarle con su cruel fuerza.

Este lienzo mente-alma-corazón (que llamaremos de ahora en adelante macor) es muy curioso de describir. Todavía no termino de armar el párrafo con las palabras exactas que lo definan bien. ¿Cómo se le llama a algo que es muy vulnerable al daño, vulnerable al cambio, que cambia fácilmente, que se transforma fácilmente (para bien o para mal) pero a la vez, puede resistir todos esos cambios y no ser destruido?… vulnerable y resistente serían las palabras que de momento se me ocurren.

¿Cómo algo puede ser tan “frágil” para ser lastimado por el sutil aleteo de una mosca y al mismo tiempo ser capaz de resistir ser aplastado por mil elefantes?… y me estoy refiriendo a que después de esos eventos, el lienzo, el macor, no está intacto, repito, NO HA QUEDADO INTACTO, está irremediablemente afectado, hay marcas severas, visibles y suplicantes de atención de los mil elefantes y, por increíble que parezca, TAMBIEN DEL ALETEO DE LA MOSCA. Y esto, podría llevar a pensar que el lienzo está próximo a expirar, como los daños son irremediables y de una forma u otra ya transformó al lienzo, ya no podrá volver a ser el mismo de antes, aunque se restaure, será eso, un lienzo restaurado, con secuelas de lo que pasó… pero no, no está próximo a expirar, este lienzo sería capaz de soportar 10, 0000 eventos más 10, 000 veces peor que lo sucedido.

¿Es esta característica una ventaja o un suplicio? Depende de quien lo mire o del estado de quien lo mire. Para que se entienda mi pregunta, esto sería comparable a la inmortalidad. Se supone que es algo muy deseado y perseguido por muchas personas. En algún lugar de nuestros lienzos, todos tenemos, como por herencia intergeneracional, una pizca, en algunos casos, y en gran abundancia en otros, un deseo de perdurar en el tiempo. Para contrastarlo, todos hemos escuchado o leído sobre la vida de estos seres inmortales, como son los vampiros, y hemos visto (en libros o películas) como ilustran el hastío que en algún punto llegan a sentir, por no poder morir. Entonces la inmortalidad, que parecía un objeto de fervor deseo se convierte en una maldición.

He de terminar esta memoria 1, indicando puntualmente el recuerdo y su impresión que motivó a iniciar este proyecto. Con esto se va a entender el por qué “de un docente deprimido” en el título:

Soy docente; y debo hablar en público a un grupo de 70 estudiantes en un aula magna. Es un grupo numeroso y es de mis primeras experiencias manejando la atención de manera colectiva. En la segunda semana de clases, de los 70 solo asistieron 43 (preocupante), y no se bien por qué, pero siento que mis palabras no les llegan como quisiera que les llegaran.

Al estar frente a ellos, intento recordar todo lo leído y escuchado para captar su atención e incrementar su interés y motivación, pero siento que no lo estoy logrando. Pienso que tiene que ver con algo dentro de mi personalidad, aunque no sé si esto sea un error. Todo esto me lleva a sentir una enorme desmotivación y un sentimiento exacerbado de desazón.

Es mi intención, por el momento, registrar mis recuerdos y las sensaciones que me producen. Esta eventualidad anterior mueve tantos sentimientos y pensamientos dentro de mí, tantos… que, junto a otras memorias por ahí, que luego he de contar, me han hecho iniciar este proyecto.

Finalmente he de aclarar la idea que parece contradictoria de querer compartir algo que es solo mío. Talvez alguien advirtió esa especie de contradicción que escribí al inicio. No sé bien por qué me interesar compartir esto, pero me interesa; y además me interesa hacerlo solo mío. Lo que esto significa es que:

Voy a construir, a crear algo como yo quiera, voy a escribir estas palabras como vayan saliendo de mi mente, alma y corazón y se vayan materializando a través de mis dedos golpeando el teclado y mostrándolas en la pantalla. No las escribiré para agradar, complacer o llenar algún tipo de requisito o especie de expectativa de alguien que las lea. Las escribiré sin reglas innecesarias, más que las básicas que el lenguaje y el idioma exigen para hacerlas comprensibles. Y por alguna razón, que talvez al final de estas memorias encuentre y entienda, quiero ponerlas a disposición de alguien que quiera leerlas. ¿Para qué? Para que, si por alguna razón, alguien más siente este tipo de desazón, sea docente o no, sea su vida comparable con la mía o no, encuentre un espejo raro en el cuál verse. Y si no hay comparativa alguna, ni siquiera desazón, lo pondré a disposición para quien quiera, pueda verlo, así como se ve a un ave dentro de su jaula… pueda leer experiencias de vida de otra persona, pensar, reflexionar o simplemente enterarse de cómo vive otra persona, de cómo experimenta la vida otro ser humano, que pueda por un momento, ponerse los lentes que otra persona usa para ver la vida… que es al final, lo que personalmente yo siempre busco cuando leo el escrito de alguien más.

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