Detrás de ti

Detrás de ti

Amelia

20/02/2023

¡Detrás de ti!

 Las nubes grisáceas inundan el cielo nocturno, el clima no era prometedor, se suponía que esa noche estaría despejado y con una leve brisa pero nunca debes confiar del todo en los meteorólogos, las calles frías y a penas transitadas eran iluminadas por la débil luz que aportan los viejos postes.

 El viento sopla muy fuerte. Emily estaba muy cansada, acababa de terminar su jornada laboral hoy no fue su mejor día, se había levantado 20 minutos después de su horario de partida, no tuvo mucho tiempo de arreglarse por lo que no salió vestida como era debido. El autobús de su barrio no dio el comunicado de que realizarán un paro en todo el día entonces tuvo que correr a la estación de taxis más cercana a su ubicación y transportarse a su trabajo, cabe aclarar que el coste del viaje no fue nada barato ya que Emily vivía muy lejos de su trabajo y solo podía pagar su viaje semanalmente gracias al autobús que pasaba por su vecindario. Al llegar a su destino, y llorar internamente por el golpe que sufrió su bolsillo, corrió como pudo con los tacones al gran edificio y se presentó ante sus superiores para informarle sobre su llegada y demora. Su jornada comenzó con muchos regaños, durante todo el día se encargó de la recepción del hotel, cada tanto los residentes le saludaban o preguntaban acerca de la llegada de algún paquete importante o le avisaban de la posible llegada de alguna persona.

 La oscura y fría noche cayó en menos de lo que imagino, tomó su abrigo y se encamino a la parada que frecuentaba tomar para ir a su casa. Al llegar noto que el lugar estaba desolado, aunque el clima era fresco y parecía que en cualquier momento comenzaría a llover eso no impidió que Emily se quedará un rato en la banca a esperar el autobús. Esperó 10 minutos, seguido de 17 minutos, para cuando se dio cuenta de la gran demora ya había pasado casi una hora sentada en aquella fría y metálica banca, los autos que pasaban eran escasos, para esa hora la estación de taxi ya estaba cerrada, en ese momento levantó su mano y se choco la palma en su frente ¿¡CÓMO PUDO OLVIDARSE DEL PARO?! Si bien nunca se caracterizó por ser una persona descuidada últimamente comparte varias similitudes con una.

 Dispuesta a dejar el lugar camino por otro sendero que la llevaría a casa. Con el tiempo los nuevos y brillantes edificios fueron reemplazados por otros muy anticuados y deslucidos, las calles estaban vacías y no parecía que hubiera señal de alguna alma viva.

 Además de su celular, identificación y billetera, su bolso y abrigo era lo único que portaba.

 Camino lo más rápido que pudo hasta pasar por un angosto callejón, parecía que estaba sola pero podía sentir la intensa mirada de alguien acechando entre las sombras, en verdad no quería pasar por allí pero una vez que cruzara todo el callejón estaría a solo unas cuadras de su departamento.

 A paso apresurado, acompañado de un leve trote, anduvo en una esquina y apretó con recelo su bolso; Emily se hallaba muy asustada, el clima no favorece para nada la situación y el hecho de que estaba sola y sin compañía hacia que su mente se pusiera muy activa pues le aterraba la idea de ser secuestrada, robada o algo peor. En las noticias habían informado sobre secuestros y robos a mano armada cerca del centro, lugar donde estaba ubicado el hotel, los robos se hacían en el transcurso de la noche y los actores eran jóvenes, sin embargo, no se sabe con certeza tu edad o si había alguien mayor involucrado, lo que era seguro es que siempre estaban acompañados de dos o más integrantes y no parecen ser novatos.

— ¿Estás perdida, señorita? -una voz gruesa y curiosa se escuchó por alguna parte del oscuro lugar, la chica busco con la mirada cerca de los contenedores de basura hasta dar con una figura masculina y sombría debido a la falta de luz.

— No te asustes, este lugar puede ser muy peligroso de noche, ¿quieres cruzar? Ven, te acompañare, nunca se sabe quien puede aparecer. -el sujeto fue acercándose de a poco, la silueta seguía siendo negra solo que esta vez se podía notar la cara de un hombre mayor vestido con una campera y un pantalón gastados y viejos.

— Yo… -el aspecto del hombre provocaba miedo en ella.- No se preocupe, puedo ir sola. -aunque intentara mantener la calma y aparentar estar tranquila su voz la delataba mucho. Camino unos pasos atrás, no es que tuviera miedo es solo precaución.

— ¿Y dejar qué algo malo le pueda pasar? Disculpe pero este no es lugar para que jóvenes como usted pasen solos sin que nada malo suceda. -dijo el señor.

— Y usted… ¿Qué hace aquí? -se animo a cuestionar la chica dejando de moverse y manteniendo la mirada fija en su contrario.

-el mayor rio por lo chistosa que encontraba la situación, una chica joven de no más que 23 años preocupada por un hombre adulto que aparentaba tener alrededor de 60 años a las afueras de un callejón completamente oscuro siendo iluminado apenas por la luz de un farol en la entrada con el clima a bajas temperaturas, propias de la estación invernal, pobremente abrigado en esa fría noche de Diciembre.- No tengo donde vivir, vengo cerca de los contenedores para buscar algún diario o algo para cubrirme. He vagado por mucho tiempo, conozco la zona y se con certeza que este lugar es peligroso. -menciono mirando por el lugar, luego poso su vista a la femenina y cuestiono.- ¿Qué hace a estas horas caminando por aquí y además sola?

— Si paso por el callejón podré llegar a casa más rápido, no tengo dinero para un taxi y el colectivo no pasa hoy. -comento cabizbaja, este día no parecía terminar más, esta cansada y le dolía los pie debido a su calzado.

— Ya veo, mal día para que hacer un paro, ¿verdad? -dijo el hombre.

-asintiendo con la cabeza miro por un momento el cielo.- ¿Cree que podría acompañarme? Hoy no fue mi mejor día y no me molestaría compañía mientras llego a casa. -enseño una cálida sonrisa esperando la respuesta.

— A mi también, vamos que el clima no ayuda en nada.- dicho esto se pusieron a caminar por el largo pasillo esperando a que nada malo aconteciera.

— A todo esto, ¿cómo se llama? -hablo la mujer para iniciar una conversación con su acompañante.

— Me conocen como el Señor Ferrau. -respondió el hombre sin despejar su vista del frente.

–Lamento asustarme con usted, señor Ferrau. -camino a su lado siendo guiada por el contrario.

–No te preocupes, lo entiendo, es normal asustarse de alguien que aparece de la oscuridad.

 La voz del señor Ferrau se iba debilitando, de un momento a otro su sonrisa disminuyó dejando de lado la tranquilidad de hace unos minutos.

–Señor Ferrau, ¿usted… usted alguna vez tuvo hijos?

–¿Hijos? Pues… sí, en realidad tenía unos 20 o 21 años cuando me casé, su nombre era Jane, tuvimos 5 hermosos hijos: Dennis, James, Nathan, Patrick y Riley. En el cumpleaños número 19 de Patrick mi esposa tuvo un paro cardíaco, sus hermanos y yo habíamos salido a comprar las bebidas, al llegar a casa nos encontramos a Patrick paralizado mirando las escaleras, al acercarnos mejor vimos el cuerpo de mi esposa tirada entre los escalones. Al día siguiente, el doctor que la atendió dijo que no… n-no pudieron… salvarla… Desde entonces los muchachos y yo nos fuimos distanciando hasta ya no tener ninguna clase de contacto. Con los años fui envejeciendo y luego tuve un accidente mientras trabajaba en unos andamios, después de eso la jubilación me duró 5 años más, y para cuando me di cuenta ya no tenía donde dormir o algo para comer, no me quedo de otra que mudarme a la calle.

–¿A la calle? Pero si aún tenía casa ¿por qué quedarse en la calle?

–No lo hice porque quería, las cuentas se acumularon y no quería molestar a mis hijos, como había hipotecado la casa hace mucho tiempo, trate de buscar algún trabajo pero nadie me quería contratar y cuando tenia que pagarle al banco tuvo que quitarme la casa, no podía oponerme aunque quisiera.

 Emily estaba impactada al notar lo mucho que sufrió el señor Ferrau después de la muerte de su esposa, por mucho que lo intentará no podía entender esa actitud tan indiferente y ensimismada de los hijos con su padre. Reflexiono unos minutos la vida del señor Ferrau, paso de ser un esposo y padre feliz a ser una persona solitaria sin nada e hiriendo su orgullo y dignidad para conseguir algo de comer en la semana. En ese momento, de forma silenciosa agradeció los esfuerzos de sus padres, ya que gracias a ellos Emily siempre tuvo todo lo necesario y más para vivir felizmente.

–¿Dónde pasa el invierno? -Emily despegó su vista del camino y la enfoco en su acompañante, quien se veía cada vez más cansado y tembloroso.

–…

 Al no recibir respuesta comprendió la situación. Debatió posibles soluciones eficientes y rápidas para ayudarlo a afrontar el problema, estuvo así por un rato hasta que se decidió finalmente.

–Bueno, se que esto puede sonar algo repentino pero, si quiere, puede acompañarme a mi departamento, allí tengo comida para suficiente para los dos y una habitación extra para cuando mis amigos se quedan a dormir. -miro al mayor por unos segundos para saber que respondería. Ferrau, sin despegar su mirada del camino, soltó un largo suspiro y respondió.

–Señorita Emily, aprecio mucho su invitación pero creo que debería pensar mejor en su vida. Estoy seguro que sus padres no la educaron para que invite a cada indigente que se encuentre en el camino a su casa, aunque el gesto es muy amable, debe pensar también en su seguridad, nunca se sabe quien podría estar a su lado. Debe recordar que no todos son ovejas, el lobo también se viste de cordero.

 Emily lo pensó mejor, dándose cuenta de que tenia razón, no debía ser tan ingenua, el mundo es despiadado y muchas personas no tienen miedo de engañar a otras con tal de conseguir sus objetivos.

 Finalmente, después de caminar por el húmedo callejón por casi cuarenta minutos pudieron divisar la calle levemente alumbrada.

–Puedes llamarme Craig. -comento extendiendo su mano áspera y arrugada mientras la chica al frente de él miraba atónica, en todo el tiempo que pasaron hablando no mostro ninguna señal de interés en compartir información acerca de su vida sin que ella preguntará.

–Craig, tu nombre…

 Por alguna razón ese nombre lo había escuchado antes.

–Si, ahora permíteme preguntarle algo señorita Emily. -dijo el hombre con voz gruesa, de un momento a otro su mirada se volvió sombría entre tanto posaba su vista en la más joven- ¿Nunca se pregunto cómo se su nombre? -poco a poco la comisura de sus labios empezaron a formar una sonrisa escalofriante dando a entender que sus intensiones no eran nada buenas.

–¿Qué?… -los ojos marrones de la chica se abrieron de par en par, la sorpresa fue tanta que tuvo que retroceder unos pasos atrás. Era cierto, jamás pudo presentarse y el nunca le pregunto.

–¡Espera! -puso sus manos en el pecho de Craig esperando poner distancia entre ambos. Sin embargo, Craig ponía resistencia, no estaba dispuesto a echarse atrás, apropiándose de las finas manos de Emily tomó el control de la situación y doblegó a la pelinegra para ir en contra de su propia voluntad; la forzó a girarse y empezó a examinar la.– por favor… detente Craig… por favor -para este punto la joven estaba hecha un mar de lágrimas, intentó con más fuerza alejarse de la escena pero el hombre le impedía moverse fuera de lugar.

–Entiende niña, no porque te hablen bonito y te ofrezcan ayuda quiere decir que tenga buenas intenciones.

–no lo hagas… -suplico con dolor en los ojos pues las lágrimas seguían obstaculizando la visión de la chica provocando que los ojos marrones experimentaran ardor.

Craig la observó por un momento, verla cara a cara lo hacía sentirse aún peor que al principio. Busco distintas maneras de solucionar su problema pero las hallaba muy factibles, salvo esta: secuestrar a una persona y conseguir su objetivo. Aunque su moral le decía que debía retroceder y dejar escapar a la muchacha, no podía ignorar el motivo que le empujó a llegar hasta aquí.

–Desearía que esto no fuera real pero la razón por la que debo matarte es más grande y fuerte que mis ideales y moral. Lo lamento Emily, el hecho de que tendré que arrebatar la vida de alguien tan joven me hace añicos. Si de algo sirve, no mereces nada de esto y espero sinceramente que se haga justicia por tu muerte.

–¡No! Craig, por favor no lo hagas. Déjame buscar una solución a tu problema, esta no es la forma de arreglarlo. -estaba muy asustada, no sabia que hacer pero algo es seguro, si llega a salir con vida de esta situación nunca volvería a pasar por ese callejón y no saldría de noche en lugares como este sin estar acompañada de alguien de mucha confianza, al menos eso deseaba.– Craig… Craig no quiero morir… no aún. -el nudo en su garganta crecía cada vez más, su boca la sentía seca y ya se estaba quedando sin voz, estaba aterrada, no sabia que hacer.

–Ya es tarde, no queda mucho tiempo, ya deben estar preparando todo para la operación. Adiós Emily. -con su mano libre rebusco en su abrigo y sacó una jeringa envenenada, desnudo el cuello de la chica y sin dudar inyectó el veneno, al cabo de 15 segundos el cuerpo de la femenina perdió fuerza provocando que lentamente la sangre del cuerpo se mezclará con el veneno y termine matándolo.

 Craig no perdió tiempo y poniendo el cuerpo inerte de la joven en su hombro se encaminó hacía un auto oculto a simple vista por la falta de luz. Encendió el vehículo y arrancó con mucha prisa por las solitarias calles de la ciudad perdiéndose entre la oscura y friolenta noche.

— Gracias Gaby, volvemos al estudio con impactantes noticias, hace una semana en el hospital Henderwood se hizo una operación de corazón a una mujer de 27 años, la operación salió todo un éxito pero la donante no tuvo la misma suerte.

— Así es Dai, resulta que su donante fue nada más y nada menos que una joven de 21 años que fue sometida a esta operación sin su consentimiento, nos cuenta el padre de la paciente, tal parece que el día 14 de Diciembre, por las calles Alcoba 90 y Phillip 12, a unas cuadras del departamento donde vivía Emily William, donante involuntaria del trasplante de corazón para la señora Riley Ferrau, fue escenario de un secuestro.

–Tal y cual nos relata el padre de Riley, Craig Ferrau, Emily debía pasar por el callejón donde él se encontraba y luego de unas cuadras llegar a su departamento. Nos cuenta que en todo momento se presento como una joven amable y respetuosa pero nunca imagino del horrible destino que le preparaba el señor Ferrau para ella. Dice que tenia observando a varias chicas y reuniendo información para la posible donante de corazón para su hija que corría peligro en el hospital.

— Según el señor Ferrau, no podía con la culpa de quitarle la vida a una joven como Emily pero su deseo de salvar a su hija era más fuerte que toda moral, como la operación se tenia que hacer aquella noche si quería que Riley sobreviviera fue a un callejón vació y espero a que una de las chicas que vigilaba se presentara, es ahí donde Emily se cruzo con él y minutos después fue secuestrada para luego ser matada en el auto donde la llevo directo al hospital.

— A continuación presentaremos las imágenes que se tomaron del video donde sale con vida por última vez Emily William con su secuestrador y homicida Craig Ferrau, quien ya se encuentra en manos de la policía y a espera de un juicio para definir su condena. -las pantallas de todas las casas, tiendas y edificios de la ciudad se llenaron de imágenes de una chica de 21 años, cabello oscuro y ojos marrones llegando a un callejón, la misma chica hablando con un señor mayor al frente suyo y la más reciente donde esta caminando con el hombre y hablando tranquilamente, esa imagen fue la última que la cámara pudo captar.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS