Tiempos de ignorancia

Siendo los malos ángeles un mito celestial y hasta los mismos buenos ángeles una comedia singular que los de arriba conjuntamente con los de abajo y otros de algún otro lugar, que no es arriba ni abajo, han de fraguar, ¿para qué?, para su propia diversión y para los grandes ojos que a toda la creación observan.

Estas distracciones entre el bien y el mal no pueden durar si no hay persecución, sangre y mitos de por medio, por esa razón nació el tratado inventado para cazar brujas sin escoba y hechiceros sin poción.

Si el poder de los medios comunes ya no ejerce presión sobre las mentes temerosas, deben inventarse medios para sembrar el horror, es de vital importancia que el miedo se incremente y no cese, para esta tarea a las viejas del pueblo de brujas disfrazaremos.

Si las jóvenes hermosas no responden a la propuesta lasciva de los hacedores de religión, es indispensable que se les atribuya la entrega pasional entre patas del macho cabrío, orgías escandalosas en los bosques, entre hojas secas, fogatas y los ojos curiosos de los seminaristas, ellos que serán confidentes de la presencia del mismo Satán.

Si el campesino se niega a la obediencia y la entrega de la cosecha es porque tiene pacto con el diablo, tanto egoísmo solo así se puede responder; látigo y fuego es el remedio para semejante actitud descortés.

Si hombres curiosos se inmiscuyen en la naturaleza, su composición y la compresión de lo que el mundo es, diremos pues que son hechiceros, que el mismo diablo les dio el don, les maldeciremos e instigaremos a la gente a su cacería y matanza.

Si brujas y brujos no hay, es indispensable a los niños atemorizar, para así la mente sugestionar.

Este es el accionar de buenos ángeles en contra de aquellos malvados que no existen, pero pueden ser inventados.