La relación psicopática con el Kirchnerismo

La relación psicopática con el Kirchnerismo

jmortiz77

13/01/2023

La relación psicopática con el Kirchnerismo

Los gobiernos autoritarios, antirrepublicanos, corruptos a la vista, que llegan al poder mediante el voto y luego se vuelven a legitimar siendo nuevamente electos; son explicables solo mediante una relación psicopática. El populismo, o el neofascismo, son formas de gobierno que sostienen su poder mediante una relación de desgaste, a modo de goteo, de la libertad y los derechos del pueblo al cual someten. Ningún gobierno puede quedarse con la suma del poder público y ser corrupto sin disimulo, en una república, si primero no destruye los reflejos sociales que hacen republicano a un país.

El kirchnerismo se ha valido de muchos medios para obtener el poder casi absoluto. Pero el recurso primordial que ha destruido, es la palabra. Sin la palabra no hay pensamiento. Cuando el significante puede representar cualquier significado, todo da igual. Si se destruye el significado de la palabra “prócer” (y todo aquello a lo que culturalmente remite), es posible atribuirle un significante como “Néstor Kirchner” para que lo denomine. Por esto mismo, una de las características de los neofascismos es reescribir el pasado. Todo aquello que ya era significante y significado unívoco, se trastoca. Lo que hacen estos procesos de poder, es destruir los significados; dejando los significantes vacíos. ¿Por qué de este modo? Porque solo se puede “llenar” lo que está “vacío”. Si se destruyeran los significantes, dejando inalterables los significados, prevalecerían los conceptos y solamente se abriría una discusión sobre sujetos (que indefectiblemente remiten al concepto que representan culturalmente). Al escindir al significado del significante, tomando como valor al significante para atribuirle un nuevo significado, se modifican las posiciones sociales (por eso mismo, es inevitable modificar la historia. Es decir, aquello que puso a cada cosa en el lugar que tiene en el presente).

Breve caracterización de la personalidad psicopática:

Un político psicópata: Trabaja siempre para sí mismo, aunque diga lo contrario, pero tapa esa ambición con objetivos supranacionales: la seguridad, la patria, la pobreza, la revolución, etcétera. Es un mentiroso e incluso puede fingir sensibilidad. Actúa. Y uno le cree una y otra vez porque es muy convincente. Un dirigente común sabe que tiene que cumplir su función durante un tiempo determinado. Y, cumplida su misión, se va. Al psicópata, en cambio, una vez que está arriba, no lo saca nadie: quiere estar una vez, dos veces, tres veces. No larga el poder, y mucho menos lo delega. Otra característica es la manipulación que hace de la gente. Alrededor del dirigente psicópata se mueven obsecuentes, gente que, bajo su efecto persuasivo, es capaz de hacer cosas que de otro modo no haría. Y puede ser gente muy inteligente.” Dice el Dr. Hugo Marietan, especialista en Psicopatía, en la entrevista realizada por Laura Di Marco el 9 de agosto 2013 para Noticias Urbanas.

“Los psicópatas son generalmente líderes, aman el poder, y ven a los demás como objetos, como herramientas útiles para alcanzar un beneficio”, explica a Perfil.com el psiquiatra el 19/11/2008.

La psicopatía es una manera de ser, es una personalidad, una variante de los tipos humanos. No es una enfermedad… El psicópata es una persona que tiene un comportamiento distinto porque tiene necesidades distintas que satisfacer. Por eso hace un uso particular de la libertad.

Otra característica básica es la cosificación,
que implica quitarle al otro los atributos que lo valoran como persona, es decir, desjerarquizarlo para considerarlo un objeto y, desde esta maniobra psicológica, poder manipularlo.”
Cita el especialista en uno de sus artículos.

“Los psicópatas dañan sin sentir culpa, es decir, con impunidad, y por lo general son personas encantadoras, simpáticas, con un gran poder de seducción. Son, en definitiva, grandes actores”. Continúa diciendo a Perfil.com.

“El psicópata no se enamora, no le queda amor para dar porque está muy enamorado de sí mismo… Por supuesto que se muestra muy enamorado… La primera etapa es de generar fascinación en la víctima. Pero de a poco va minando la autoestima de la persona, haciendo que se aleje de sus amigos, de sus familiares, hasta convertirla en un despojo. En ese estado la persona “es” en función del psicópata…Se establece una marcada asimetría en cuanto a la consideración del otro. El psicópata ve al otro como una cosa de su pertenencia, a su disposición y sin necesidad de una lógica que fundamente esta postura”. Explica el psiquiatra.

Modo de gobierno psicopático:

Utilizando como elemento estructurador el método “Psychopathy Checklist” del doctor Robert Hare, haré una comparación del comportamiento de un psicópata con el del proceso kirchnerista (utilizando algunos ejemplos representativos).

Faceta interpersonal:

1. Tienen gran oratoria y encanto. Son simpáticos y conquistadores en primera instancia.

Durante los últimos años, se hizo una distinción entre el período gobernado por Néstor Kirchner y los períodos gobernados por Cristina Fernández. Se le atribuye más diálogo político (transversalidad) al primer proceso, mayor criterio del manejo económico, una relación sensata con la justica, una revalorización del cargo presidencial, aceptable relación con la prensa, y otros atributos. Por lo contario, a los períodos conducidos por su esposa se los caracteriza por la ausencia de diálogo con las posiciones críticas, la impericia económica, la intromisión en el poder judicial, el desvirtúo del poder legislativo, ataque a la prensa, y otras accionares que se contraponen al período conducido por su esposo. Si se mira el proceso kirchnerista en su totalidad, desde el punto de vista de la conducta psicopática, no son formas contradictorias; por lo contrario, son coherentes. El psicópata, en primera instancia, se muestra de una manera muy agradable, deseable, amistosa, servicial; para conseguir la confianza de quien desea usufructuar. Una vez encantada a la víctima, deja de lado los disimulos, las formas amables y hace uso de su carácter profundo. Es ahí cuando empieza a ejercer su poder, cuando actúa tal cual es, desembozadamente.

Es habitual en el populismo, o neofascismo, la gran cantidad de discursos grandilocuentes que buscan empatía con el pueblo, mediante el uso de la demagogia. Tanto el presidente, como los funcionarios de primera plana, intentan mostrarse como iguales al pueblo, a cualquiera de los ciudadanos que lo conforman (sobre todo a los de clases más bajas o populares). Con esto pretenden ganar un lugar de par, de confianza, en tanto que el otro se ve proyectado en su figura.

Es un record histórico la cantidad de “cadenas nacionales” que ha utilizado Cristina Fernández. Pero no sólo es mucha la cantidad, sino que también son de larguísima duración en general. La mayoría de ellas han sido de contenido banal o con un mensaje importante breve, y gran parte de los muchos minutos, absolutamente banales. Esto no sólo tiene que ver con la ausencia de contenido en el discurso, sino que se trata de lo que podría llamarse “la serpiente encantando al hombre”.

La demagogia populista y el chovinismo fascista, son “sistemas de encantamiento” popular.

La política de “laissez faire, laissez passer”, respecto de las protestas, saqueos, desbandes, destrozos, etc., promoviendo la anomia complaciente de esas “masas populares” exaltadas; es parte del proceso de seducción. La “ley” impide el libre albedrío del deseo o la furia, desatados. Al dejar hacer se complace, se conquista.

2. Poseen una autoestima exagerada. Se creen mejores que el resto.

Acá podemos hacer consideraciones respecto de la “arquitecta egipcia”, u otras en ese sentido. Pero en el caso de un gobierno, la autoreferencialidad elogiosa, viene acompañada de una cohorte de funcionarios y adulones que ayudan a ensalzar la figura de insustituible del mandatario. “¿Si cristina es tan mala, por qué no la dejan participar y le ganan?”; “Si otro partido gana la selecciones y no enfrenta a cristina, no tendrá verdadera legitimidad”; éstas y otras premisas, donde ubican al líder por encima del común, son ejemplos de ello. El verticalismo político no sólo es una cuestión de obediencia. También es parte de la construcción de un líder que tiene el poder, porque tiene el saber. No manda porque tiene poder, sino porque tiene el saber.

La autoestima exacerbada trae consigo la descalificación de los otros. En tanto hay “uno” que está por encima, “los otros” son menos que él. Los partidos políticos opositores han sido víctimas de la humillación, en este sentido. Siendo atropellados impúdicamente, menoscabando su carácter cívico y político.

3. Mienten patológicamente. Engañan sobre todo para conseguir beneficios o justificar sus conductas.

Es fácil acordarse del bochornoso episodio de Cristina Fernández, cuando dijo haber hecho su fortuna gracias a su exitosa carrera de abogada (casi no ejercida). También podemos pensar en Amado Boudou, un hombre signado por el infortunio de la casualidad maledicente. O cualquier funcionario que intente justificar el desempeño de su cartera (el INDEC diciendo que se puede comer con $6, Berni defendiendo al “gendarme carancho”, Aníbal Fernández y la sensación de inseguridad, y otros asuntos de igual carácter). Pero no solo hay lamentables excusas, sino también hay arteras falsedades sobre conspiraciones; para poder justificar acciones. Como por ejemplo cambios de conductas: del “si esperan que devalúe, tendrán que esperar a que venga otro”, al: “la devaluación, fue culpa del gerente de una compañía petrolera”.

4. Se comportan manipuladoramente. Y, si son lo suficientemente inteligentes, los demás no notarán estas conductas psicopáticas.

Podríamos decir que el “uso” que se hace de la figura papal, es una manipulación. Bajo el disfraz de admiración, respeto y cobijo; lo que se logra es la “legitimación” de Cristina Fernández, dada por un hombre (y líder) incuestionable. Otro ejemplo, muy reciente, es la utilización del propio hijo de la presidente, Máximo Kirchner. Un joven cuya máxima virtud fue mantenerse oculto, hoy sale a la luz para decir que su madre debería participar en las próximas elecciones. Una vez terminada (legalmente) la posibilidad de continuar en el poder, se apela al recurso de pedido de continuidad; dando a entender que nadie representa al “modelo” y, por lo tanto, la única persona capaz de llevar a cabo los objetivos “nacionales y populares” es Cristina Fernández. Todo esto, poniendo en la arena política a alguien que no tiene historia política, salvo por su apellido.

Faceta afectiva:

5. No sienten remordimiento o culpa. Jamás se sienten en deuda.

El ejemplo emblemático es “la masacre de Once”. No hubo un solo acto de contrición política, por parte de ningún funcionario. Incluso uno de los responsables mayores fue aplaudido, tras su renuncia por “enfermedad”. Ni si quiera, una vez iniciadas las mejoras en el servicio, fueron mencionadas las víctimas; como impulso de las acciones del Estado en ese sentido. Solo se dice que se está pagando una deuda pendiente, no ya del proceso kirchnerista, sino de los últimos cincuenta años.

6. Afectivamente son frívolos y superficiales. No conciben emociones, aunque pueden simularlas llegado el caso.

El usufructo de la muerte de Mercedes Sosa, fue un ejemplo en este sentido. Se hizo un show actoral de su muerte, donde la pena abunda y las lágrimas escaseaban. Incluso la visita del matrimonio presidencial se hizo ante las cámaras oficiales, inmediatamente después de terminado un partido de Boca Juniors; aprovechando el “rating” que se heredaba.

7. Les falta empatía. Son indiferentes. Y hasta pueden manifestar crueldad.

Zulma Ojeda perdió a su hijo en el accidente de la estación Once. Pudo entrevistarse con la presidente, para hacerle llegar el dolor que sentían los familiares y víctimas sobrevivientes. «Le dije que no daba más de dolor, que no sabía qué hacer porque no podía explicarle el dolor que sentía. Entonces ella me golpea la mano y me dice “no, no sabés lo que es el dolor, todavía no lo sabés”.»; Publica Infobae el 21/02/2013. «La Presidente está hecha de mármol», finaliza.

8. Tienen una incapacidad patológica para asumir su responsabilidad en los hechos. No aceptan sus errores. Por ello raramente solicitan una asistencia psicológica, ya que para ellos el problema siempre lo tienen los otros.

La negación constante de la realidad, es un síntoma de no asumir los hechos. “Lo que para mí no existe, no existe en la realidad”. O dicho de otra forma, “solo existe, lo que yo considero que existe”. Por otra parte, cuando los hechos son inocultables, tampoco se asume responsabilidad; sino que se le atribuye las causas y/o consecuencias a factores que de ninguna manera pueden ser controlados por el gobierno. Es decir, atribuyen los hechos indeseados a fuerzas que no están dentro de su competencia, por lo tanto, es imposible adjudicarle culpa alguna.

Faceta estilo de vida:

9. Necesitan constantemente estímulos. Caen con facilidad en el aburrimiento.

Es innumerable la cantidad de “planes, programas y medidas” de todo tipo, que proliferaron durante este proceso kirchnerista. La mayoría de ellos, han sido de un fracaso rotundo. Y la mayoría de los fracasados, era sabido de antemano que su destino sería inevitable. Pero su creación a partir de nombres de creatividad mediocre: “ProgresAr”, “ProCreAr”, “Que no se corte”, ConectAr Igualdad”, “BecAr”, “ProArgentina”, “PROSAC”, “FontAr”, “REDES”, “SIDA (LuSIDA)”, etc., parecen ser devenidos de ratos de aburrimiento y malos juegos de palabras.

10. Les gusta un estilo de vida parasitario.

Néstor Kirchner ocupó cargos públicos desde 1987, hasta el día de su muerte (Año 2010). Cristina Fernández lo hace desde 1989 a la fecha. La mayoría de los funcionarios vienen ocupando distintos cargos públicos desde muchos años atrás, sin interrupción. Julio De Vido se inició como funcionario en 1989, Jorge Capitanich ocupó su primer cargo público en 1987, es en vano abundar. Es cierto también que la clase política argentina, en su totalidad, es parasitaria.

11. Actúan descontroladamente.

El vicepresidente Amado Boudou es un hombre que hace alarde del descontrol. Suele vérselo en recitales de “La mancha de rolando”, tocando la guitarra y cantando de manera exultante. Lo mismo repite en actos políticos. La presidente abala este comportamiento.

Por otra parte, también son descontrolados los arrebatos impulsivos que han caracterizado a los discursos irascibles, tanto de Néstor Kirchner, cómo de Cristina Fernández.

12. Carecen de metas realistas a largo plazo. Viven como nómadas, sin dirección.

El populismo no tiene otro proyecto que no sea sostenerse en el poder. Es por eso que no tiene proyectos a largo plazo. La realidad se va modificando y con ella, el populismo camaleónico, se va adaptando para sobrevivir. La característica es la ausencia de coherencia. Es por eso que el populismo, el fascismo, no son particularmente de “izquierda” o de “derecha”; se los puede encontrar en cualquier signo político. Incluso un mismo proceso autoritario de estos tipos, puede pasar de la derecha a la izquierda, y vice versa, sin más; con tal de no ver disminuido su poder, por algún factor.

Cuando el kirchnerismo necesitaba apoyarse en las masas para conseguir la adhesión popular, su dogma era: “no hay que criminalizar la protesta”. Ahora que la crisis social y los reclamos acechan cada vez más la gobernabilidad, el dogma es: “orden en las calles”. Bajo esta aparente necesidad de orden repentino, lo que se esconde es reprimir cortes y piquetes, en pos de acallar voces inconvenientes.

13. Se comportan impulsivamente. Con recurrentes actos no premeditados. Sumada una falta de reflexión sobre las consecuencias de sus acciones.

Los ataques de nervios públicos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández han sido y son fuente de todo tipo de análisis. Lejos de discursos públicos prudentes y a la altura de la responsabilidad de conducir un país, se han destacado por demostrar ira, de una manera cuanto menos imprudente.

Cuando por cadena presidencial, la presidente comunicó a los argentinos que se le aplicaría la “ley antiterrorista” a una empresa que se presentó en quiebra, puso en claro que, el Estado que conduce, puede ser capaz de castigar a quien se le dé la gana. Incluso aplicándole leyes que no corresponden. Al día siguiente hubo que retractar la acción, demostrando que se trataba de un impulso desmedido y no una resolución meditada y ajustada a derecho.

14. Son irresponsables.

El vicepresidente Amado Boudou es el ejemplo perfecto de irresponsabilidad, como funcionario en particular.

En cuanto a acciones de gobierno, la reciente caída en default y la sanción de la ley de “pago soberano de la deuda”, a sabiendas de que no solo no solucionará el problema de imposibilidad de pago, sino que lo agravará, son muestras de irresponsabilidad. Se tomó la decisión de no pagar, de emprender una “guerra verbal” contra los “poderes financieros inescrupulosos”, no para traer soluciones a la Argentina (y mucho menos al mundo), sino que se lo hace para generar poder. Llevar a la cesación de pago a un país es un costo no mensurado siquiera, con tal de llevar a cabo una estrategia de construcción de poder, aunque traiga consecuencias desastrosas.

Faceta antisocial:

15. Tienden a delinquir durante la juventud.

(Característica no aludida).

16. Muestran problemas de conducta desde la niñez.

(Característica no aludida).

17. Padecieron la revocación de su libertad condicional.

(Característica no atinente).

18. Cuentan con versatilidad para la acción criminal. Tienen predilección por las estafas y los delitos que requieran de la manipulación del otro.

Las denuncias de corrupción son un emblema del proceso kirchnerista. Donde se pose la mirada, se encuentra un trapo sucio.

Amado Boudou es elegido como su segundo por la presidente. Su historial de estafas, defraudaciones y delitos, suman unos siete casos para la justicia.

La investigación denominada “la ruta del dinero K”, es la descripción de un accionar delictivo digno de cualquier ladrón común; que aprovecha la circunstancia, para progresar en su recaudación.

Otras no incluidas en ningún factor ni faceta:

19. Tienden a una vida sexual promiscua. Con varias relaciones breves y mantenidas simultáneamente. Les gusta compartir abiertamente sus proezas sexuales y conquistas.

(Característica no aludida).

20. Acumulan muchos matrimonios de corta duración. No se comprometen a largo plazo, por la informalidad con la que se plantean el vínculo.

(Característica no atinente).

Para no abundar en redundancias, sólo fueron mencionados algunos ejemplos arquetípicos, enmarcados en alguna tipología característica; incluso están interrelacionados varios de ellos.

Salida de la relación psicopática, búsqueda Republicana:

No se sale del fascismo solo con un acto eleccionario. Con la democracia no alcanza. Del caudillismo arraigado, al republicanismo, hay un trecho demasiado largo. Como tampoco se sale del influjo del psicópata de un día para el otro. Ni si quiera deseando salir. La función de “complementaria” del pueblo, ante el psicópata coercitivo (que es el Estado populista o neofascista), con el tiempo se va profundizando y agravando el nivel de sumisión. La “complementaria” es una de las tres categorías a las que refiere el Dr. Hugo Marietan, como víctimas del psicópata. Habla de una “asimetría intolerable”: El complementario se considera a sí mismo y a su pareja, como persona. No sabe que está con un psicópata. Pueden parecerle raras algunas conductas, pero no puede salir fuera del sistema para evaluar y concluir: «es un psicópata». Por considerarlo un igual es que hace el razonamiento equivocado: «no entiendo por qué hizo esto, yo en su lugar…». Y sufre pensando en un error o esperando una disculpa; quiere ser considerado por el psicópata como una persona, lo cual es una ilusión, algo imposible de lograr. No se puede comprender, empáticamente, la mente de un psicópata”.

Para poder salir de una relación psicopática, primero hay que entender que el otro es un psicópata. Para poder salir de un gobierno autoritario, primero hay que comprender que se nos está coartando la libertad. Si el pueblo no comprende que está siendo cosificado, en pos de la suma del poder por parte del gobierno fascista, no va a poder iniciar un camino republicano. Si se equipara al líder autoritario al mismo nivel de un líder republicano, si se los toma como pares, y no se puede hacer distinción política, entonces no hay una mirada realista del problema. Cuando un líder populista comete actos que a simple vista parecen incompresiblemente erróneos, no se trata de meras equivocaciones, sino que se trata de una estrategia para lograr un objetivo ulterior, sólo conveniente para sí mismo. Declaraciones insólitas, peleas absurdas, búsquedas de enemigos, incorreciones políticas, mentiras evidentes, etc., son parte de una estrategia de acción, no son mera torpeza.

El psicópata se plantea objetivos sin la opción del fracaso. Y para conseguirlos utiliza sujetos como si fueran objetos, sin ningún planteo moral. El psicópata es un amoral. Importa el objetivo, no cómo se llega a él.

Respecto del rol del terapeuta ante una “complementaria”, continúa el Dr. Marietan: “Cuando el anclaje es fuerte no se puede hacer nada. Cuando se rompe el vínculo generalmente es porque el psicópata deja a su pareja, siendo ésta la posibilidad que tiene el complementario de salir del sistema. De lo contrario es muy difícil. La otra forma es cuando el hartazgo es muy fuerte en el complementario, o sea que el sufrimiento supera ampliamente a los beneficios que obtiene de su psicópata. Aquí es cuando el complementario pide ayuda. La intervención del terapeuta en este caso, al ser un tipo de relación atípica, debe ser también atípica. No se puede tratar de manera estándar un vínculo que no lo es. La regla básica cuando se quiere mantener la separación entre un psicópata y un complementario es el «contacto cero», dado que el anclaje es irracional y apenas se avistan se vuelve a rearmar el circuito psicopático. El terapeuta debe ser creativo y ocupar un papel más activo que el standard para ampliar las posibilidades del complementario”.

No se trata de una relación normal la que se tiene con un Estado populista. La presencia constante, es una de las formas que tiene el kirchnerismo para no cortar ese vínculo anormal con el pueblo, al cual somete a su capricho. La cooptación de todos los estamentos del Estado, la propaganda creciente y abrumante, la militancia religiosa, la presencia permanente de un apellido “Kirchner” en cada acto eleccionario, son ejemplos del agobio psicopático de mostrarse como omnipresente (la omnipresencia es una de las formas del poder coercitivo).

El kirchnerismo tiene como objetivo máximo el poder. No da señales de haber abandonado ese deseo (más bien todo lo contrario, intenta seguir tomando todo el poder que puede). Cuanto mucho tolerará un corto impase que lo separe de su objetivo, para volver al poder nuevamente.

En este caso, se da una paradoja setentista. En aquel momento, la salida política para Montoneros, era descripta con una frase: “cuanto peor mejor”. Haciendo referencia a que cuanto mayor fuera el desgobierno, se incrementaría el descontento popular y más pronto alcanzarían la llegada al poder (esquematizándolo de manera sucinta). Hoy, ante un pueblo que no se anima a llamar fascismo al populismo y tampoco se anima a denominar populista al kirchnerismo, estamos ante la incapacidad de compresión de la realidad, por parte de la complementaria. Por otra parte, la oposición política que debería ser quien haga de corte en esta relación, tampoco comprende el fenómeno y se ve incluido en él (también son víctimas de la relación psicopática). Tanto la oposición como los medios de comunicación críticos, han sido menoscabados, despreciados, tildados de inútiles los primeros y de mentirosos los segundos. Destruida la autoestima de la política opositora, sembrado el descreimiento en los medios críticos, nos encontramos en el escenario de la mujer golpeada; que sufre el maltrato de su marido y no tiene donde ir. El marido la maltrata, pero también tiene cosas buenas; le da de comer a diario y un techo, la otra opción es la calle. La opción menos mala es quedarse. Pero si ese maltrato se hace de una violencia tal, que corre riesgo su vida, ahí actúa el instinto de preservación y lo mejor es huir (en estos términos, no irse, escapar). Por lo tanto, no habiendo percepción de la relación de cooptación por pare del pueblo ni por parte de la oposición, la única salida es que las cosas empeoren. Que el daño sea tal, que no quede otra opción más que huir del kirchnerismo.

Continúa el Dr. Marietan: “Ni las palabras, ni las argumentaciones, sirven, ya que el psicópata es buen manejador de las palabras, un mentiroso, y suele ser muy convincente, sobre todo con alguien que desea fuertemente ser convencido, como es el complementario. Algunas indicaciones que pueden dar resultados son: hacer docencia, que la persona logre entender las características del psicópata; levantar la autoestima, lograr el contacto cero, fortificar lo afectivo con antidepresivos y ansiolíticos (separarse del psicópata produce algo paradójico: alivio y muchísima angustia a la vez)”.

Durante los últimos años ha habido un proceso de negación de la realidad, por parte del pueblo. Se ha preferido vivir en la comodidad del “mientras llegue a fin de mes”, antes que darse cuenta de que estaba perdiendo la libertad. La libertad implica responsabilidad ciudadana; hacerse cargo de que se es un actor cívico y cada uno forma parte de la construcción nacional. La esclavitud ante el sometimiento del populismo, trae los beneficios de la comodidad de un Estado que actúa por nosotros, que se hace cargo por sí solo de la construcción del “ser nacional”, quitándonos ese peso de encima. Esto es lo que, en primera instancia y a grandes rasgos, se denomina “pasividad social incompresible”.

Desde la llegada del kirchnerismo a hoy, la república se ha ido desvaneciendo. Un poder ejecutivo con poder despótico, un poder legislativo con mayoría oficialista sin debate (lo cual hace que pierda su esencia: la discusión) y un poder judicial que de a poco se ha ido minando de militantes del partido de gobierno (al decir militante no hablo de adherente al partido, hablo de ejercicio partidario en favor de beneficiar a “la causa”).

Debilitada la república, deslegitimados los partidos políticos opositores y los medios de comunicación críticos, no hay en la sociedad un lugar donde refugiarse. Los medios de comunicación (en esto incluyo a quienes ejercen la profesión de comunicar, como los periodistas) han sido tildados de meros empresarios inescrupulosos, que son capaces de entregar los valores patrios ante el mejor postor. Se ha destruido su credibilidad a partir de reformular su función. Vaciada de contenido la palabra, se logra atribuir un nuevo significado al significante “medio de comunicación”. Se troca el significado de su función, por el de empresario especulador y apátrida. Con esto, se debilita uno de los pilares de búsqueda de la verdad: “la crítica”.

Pero el factor fundamental para la vida republicana es una oposición política fuerte y legitima. Los partidos opositores deberían ser los que actúen como separadores de esta relación psicopática entre el kirchnerismo y el pueblo, a modo de “terapeutas”. Pero también han sufrido un ataque permanente y se los ha vaciado de poder. En primer lugar, se los corrió del lugar que deben ocupar en la sociedad. En vez de ser “pares” del partido de gobierno, se los rebajó a “sirvientes de los medios de comunicación” (que son cuasi prostitutas que hacen, según se les pague). Poniendo a la oposición en este lugar dentro de la vida cívica, fuera de la categoría política, y no teniendo por parte de la misma comprensión respecto de la cooptación psicopática en la que se ve envuelta, no hay reacción suficiente. No puede llenar el vacío que necesita la república. No puede ser cobijo del pueblo. Siendo que debe ocupar el lugar del terapeuta y en una relación anormal debe estar por encima de sus posibilidades, en estas condiciones, difícilmente pueda contribuir a que el pueblo abandone la función de complementaria ante el psicópata (populismo). Si el kirchnerismo no puede continuar con su objetivo (suma del poder), las condiciones están dadas para que el pueblo, no habiendo podido salir del influjo psicopático, busque un nuevo psicópata que lo someta, por no tener las herramientas necesarias para asumir su responsabilidad como actor cívico. Si la condición de complementaria no se revierte, no alcanza con la ausencia del psicópata, aparecerá otro que aproveche la situación y haga usufructo de ella.

El Dr. Marietan hace referencia a la “manipulación por el agobio”: “Si el complementario trata de salir del circuito psicopático, como «la cosa» le pertenece al psicópata, éste la persigue psicopáticamente. Por ejemplo, contaba una consultante: «Iba al trabajo y al mirar por la ventana, lo veía en la calle; trataba de hacer una ‘salida’ nocturna y en el mismo lugar ‘aparecía’ él; o al llegar a la madrugada lo encontraba en la puerta esperándome». El temor a encontrárselo en cualquier parte, a cualquier hora, terminó confinándola en su casa, y aun así la atormentaba por teléfono y con cartas. Es un agobio y presión de tal naturaleza, que genera mucha angustia, por lo cual se utilizan recursos que fueron motivo de charlas anteriores”.

El kirchnerismo no va a tolerar más que un impase, en su objetivo de tener la suma del poder público. La intensidad militante y la creación de condiciones de ingobernabilidad para el próximo gobierno (que se supone no va a ser kirchnerista), serán sus bastiones. El fascismo no desea ser sucedido, quiere ser él y para siempre. Todas las acciones de gobierno tendrán como intención sostenerse en el poder o en su defecto, generar las condiciones para regresar lo más pronto posible. No hay que esperar soluciones políticas a los problemas de corto y largo plazo. Tendremos decisiones que apuntarán al proyecto político individual, del partido de gobierno, encabezado por una líder autoritaria.

La impunidad permanente hace que el delincuente se anime cada vez a más. Esto mismo le sucede al psicópata cuando no hay quien le ponga límites. Siempre va a intentar trasgredir, saltar las paredes y salirse con la suya. Pero si le dejamos campo abierto su peligrosidad será aún mayor. Debido a la imposibilidad constitucional de reelección, el kirchnerismo no tiene otra opción que salir del poder e intentar volver. Pero existe otra opción. La de saltar una muralla más alta que las anteriores. Hay que entender al kirchnerismo como un proceso de acumulación de poder. Es por eso que cuando más debilitado parece, “redobla la apuesta” y gana. Ya que su finalidad no es resolver problemas, sino acumular poder. Al fomentar el conflicto, abrir una disputa, generar una situación maniquea, ya no importa la resolución del asunto, sino de qué lado esta cada uno. En este momento, sin la posibilidad de reelección (dilema del pato rengo) y con una pre-crisis económica, ha logrado tener el poder suficiente para promulgar todas las leyes (y códigos incluidos) que se ha dispuesto. Esto no hace más que tomar impulso al psicópata, para ampliar su accionar. Si los objetivos que no debería haber alcanzado por debilidad, los ha conseguido con facilidad, “quien puede lo más puede lo menos”. Hoy su máximo escoyo es la constitución. Que no es lo menos, sino lo contrario; pero puede ir en camino de quitarle valor. Las relaciones internacionales están fortaleciéndose con Rusia y China (potencias económicas, con gobiernos autoritarios y contrarios al republicanismo); por otra parte, la presidente agravia públicamente a los Estados Unidos y a Alemania (líderes mundiales, representantes de la cultura occidental y republicanos). Es evidente que la estrategia es mostrar a los primeros países como amistosos y como opción política asimilable y posible (incluso ya está emitiendo por la plataforma de la Televisión Digital Abierta, en una de las frecuencias pertenecientes al Estado Nacional, un canal Ruso: “Russia Today”), y a los segundos como enemigos de “nuestra” forma de entender el mundo. El alejamiento de unos países y el acercamiento a otros, no es sólo una estrategia comercial o geopolítica, sino que se trata de alejarse de una cultura política para acercarse a otra. Deslegitimar y legitimar. Se trata del psicópata generando un ambiente propicio para manipular y concretar su objetivo, continuar en el poder. Si Rusia puede tener un gobierno autoritario “muy bueno”, si China puede tener un gobierno autoritario “muy bueno”, ¿por qué no puede tenerlo Argentina? Lo que importa es que sea “bueno”, no que sea republicano (como los malos, es decir EE.UU., Alemania, Reino Unido, etc.). Ya que el republicanismo o el autoritarismo no son condición “sine qua non” para ser un buen o mal gobierno (entrando en este juego). Nuevamente se vacía de contenido la palabra. Autoritarismo, deja de ser relacionado con un concepto malo “per se”, y republicanismo pasa a ser inocuo, sin valor en sí mismo. Si se deja avanzar al kirchnerismo en este sentido, podemos estar ante una involución política aún mayor, que profundice la dependencia popular de un líder caudillístico, autoritario y antirrepublicano.

Juan Manuel Ortiz

12 de Octubre 2014

Notas a las que se hace alusión:

http://www.marietan.com.ar/

http://www.noticiasurbanas.com.ar/noticias/hugo-marietan-donde-hay-poder-hay-psicopatas/

http://www.perfil.com/sociedad/Como-detectar-si-vive-con-un-psicopata-cotidiano-20081118-0019.html

http://www.infobae.com/2013/02/21/697592-vos-no-sabes-lo-que-es-el-dolor-me-dijo-cristina

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