El viento silba dando melodía a una noche sin luz de luna, a pocos metros del bosque se puede ver una cálida llama que proyecta cuatro siluetas.
-¡Lorik, pásame el vino ¡estoy seco!
-¡Seis botellas y sigues seco viejo gordo! Ríe el joven mientras le pasa otra botella.
-Saeh y Gorian llevan mucho rato patrullando, ¿les habrá pasado algo?
-¿Qué les va a pasar? Vigilamos los alrededores de Calión, probablemente la aldea más tranquila de todo Vaelión, ninguna criatura u hombre se acerca por aquí que iban a encontrar aparte de paletos y borrachos?
-Tienes razón Leviaran, solo paletos y borrachos. Dice suspirando.
-Y tú eres ambas Sefre, se habrán dormido sobre sus propios vómitos a las faldas de un árbol, regresarán.
-Sefre tengo la impresión de que esto no va a acabar bien. Susurra el muchacho.
-Tranquilo Lorik, el capitán dice que está todo bien.
Y sin previo aviso el fuego se apaga de golpe, el viento se corta en seco, Leviaran se pone en pie inmediatamente.
-¡Despertad a Nante! Exclama el capitán.
-¿Qué ha sido eso? Tartamudeo Lorik.
-Arriba Nante, está pasando algo. Dice Sefre mientras lo zarandea.
Los cuatro soldados se pusieron alrededor de la extinta hoguera, espalda con espalda, en alerta.
-No me gusta un pelo esto ¡Desenvainad!
El sonido del acero sigue la orden.
-¿También sentís eso?
-Cierra el pico y en guardia Lorik.
De repente unos gemidos agonizantes empiezan a cantar, parecen proceder de ninguna parte y de todos lados a la vez, de entre las sombras como un latigazo, algo parte en dos a Nante tan rápido que sus piernas se quedan en pie por unos segundos mientras su torso cae al suelo, con la misma rapidez la oscuridad se lleva el cadáver.
-¿Qué es eso? Grita Sefre mientras Lorik cae tembloroso de rodillas.
-No lo … Antes de que acabara la frase la cabeza de Leviaran es atravesada, su cuerpo se eleva en la oscuridad desapareciendo.
-¡Corre Lorik! Exclama Sefre mientras arranca su huida.
Los soldados desorientados en la negra noche no saben hacia donde corren o de que huyen, a penas saben donde se encuentra uno del otro. Los gemidos y sollozos les persiguen, en un momento se encuentran en el interior del bosque.
-¡Maldición! Estamos en el puto bosque muchacho, ¿por qué no se calla? ¿Qué mierda es eso?
Nada más que el silencio y el ruido incesante de los gemidos contestaron a Sefre.
-¡Lorik! ¡Lorik! ¿Dónde diablos te has metido?
El soldado se queda petrificado al ver una silueta emerger ante él.
-¡Muere, Espectro! Grita mientras carga al frente.
Como si chocara contra un muro cae al suelo perdiendo su espada, de repente su cabeza golpea el suelo como empujada por algo haciendo sonar un crujido visceral.
Los gemidos y susurros cesan, el viento vuelve a levantar melodioso, no hay luz de luna, la noche es oscura.
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