Se hace saber que un rumbo impreciso es señalado por un guía inexplicable.
Que un abrazo no se distingue de la precipitación otoñal de millones de hojas.
Que el recién nacido ya lleva una eternidad recorriendo la evolución, buscando su hueco.
Que la piedra grisácea que marca un sendero nuevo puede ser vista desde distintos ángulos, apreciándose para uno el principio, para otro el final, para mí el centro.
Que las cosquillas lúdicas son un don, que la erótica un regalo; y los peces de colores más que un plato.
Que la ruina más contundente no es el anfiteatro romano, es un recuerdo de tus arrugas faciales en un momento álgido.
Que cuando llueve los enamorados se hacen menos bruscos, los sonidos más agradables y los gorriones se refugian pensando en qué cantar cuando seque el aire.
Que la aritmética es compleja asignatura, que una acción bondadosa también.
Que las heces no incomodan a las moscas y las lombrices defecan alimento.
Que volando a ras de mejilla el mosquito es demoníaco y el primer beso, incoherente.
Que las puertas entornadas son de mal augurio, que a los carnívoros les sabríamos a gloria.
Que una nariz recta no dice nada y una sola mirada lo dice todo.
Que antes de morir viviremos y que después de hacer el amor…
Que ante todos los suspiros escuchados, el tuyo es el más cercano, que hacia la luz se acerca la polilla, que hacia ella todos vamos.
Que de nuevo una explosión allanará el camino, que de nuevo en el endiosado azar, otro ser exacto a ti existirá.
Que la poesía del mundo reverbera, que un caracol cansado es un chiste.
Que las fotografías son frágiles como un paisaje concreto.
Y que el sexo es un espacio donde las personas juegan a ser Dios.
Buen viaje.
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