Tampoco hoy me pareces atractiva,
¿Sabes qué demonios busco?
¿Sabes qué busca cualquiera de nosotros?
No perdernos en caminos oscuros,
queremos una farola que nos saque
de las tinieblas perpetuas,
que nos arrastre, que nos perdone,
¡alégrate! ¡Qué no eres mi farola!
Es una carga pesada para cualquiera.
Perdóname, madre, siempre fallo
padre, perdona mis malas decisiones,
lo siento, amor, aún te necesito,
y perdónenme, dioses, si no logro verlos;
Mundo, obvia mis deudas que ya estoy muerto.
Y los muertos no quieren su perdón,
quieren vivir, beber desesperados,
vida derramada por la comisura de los labios
mientras el tiempo se para
para que sus corazones latan
en sus pechos putrefactos,
emocionados.
¿Acaso no veneré el triunfo insulso
que se me escapa de las garras?
Araño lo que quiero, mendigando
un perdón que no me interesa,
un amor que no existe,
anhelo de mi corazón que se pudre
deseando la satisfactoria atención
que ya ni siquiera me salpica.
¿Cuántas veces me presenté, suplicante,
ante ti, arrastrándome para beneplácito de nadie?
Quiero ser juzgado con justicia,
pero ella siempre evade tus labios,
y nadie observa nada,
y si nadie observa ¿qué existe?
Nosotros no amor,
nosotros estamos muertos.
Existo desesperado, desesperado y muerto,
existe mi queja abyecta
en el silencio opresor del fracaso,
esfuerzo estéril, ira constante,
inconstante holgazanería
no quiero su perdón
es la propia vida lo que codicio.
Gracias por tomarte el tiempo de leerme. Si te gusta mi trabajo puedes visitar mi blog donde acabo de publicar un cuento sobre el terror que los espejos y la imagen propia crea en nuestra sociedad: https://bit.ly/3sZLoob, o puedes explorar mi perfil aquí donde hay otros textos que te pueden gustar.
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