¡En lo fúnebre!

mis futuras migajas…

I

En algún momento me he preguntado

el «por qué»

de mi muerte.


¡Y aún hoy escucho mis razones! ¡Tan incorregibles! ¡Incesantes! 

Inagotables…


Tan encantadoras que sus ecos persisten,

aún hoy,

en mi cadáver.

II

¡Creerías que de este lado de la vida todo es música!


Pero,

a pesar de que aquí las musas

son habitúes,

no hay quién se atreva a interrumpir este silencio.

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