2.2 El despertar de la magia

– Ahora, la lección de hoy es importante, por favor par de vagos, pongan mucha atención. Nunca, nunca, deben de perder de vista a su enemigo, cuando se enfrenten a alguien deben verlo directamente a los ojos…

    Tom y Nate dedicaban una buena parte de las tardes entrenando, generalmente practicaban en el patio de entrenamiento, que se encontraba a un lado del castillo, pero ese día Jefe Topo había decidió moverlos un poco más cerca del lago, algo lejos del castillo, los niños se encontraban frente a frente cada uno con una espada de madera y en posición de batalla, Jefe Topo hablaba sin parar como siempre, mientras caminaba alrededor de ellos, y mientras el resto estaba bajo la sombra de un árbol.

    – Me gustaría poder entrenar con ellos – comentó Lucy mientras comía una manzana.

    – No creo que le permitan a una niña entrenar con ellos, las mujeres tienen otros deberes – le respondió Blair, con cierta inseguridad

    – Pero hay muchas mujeres muy fuertes en Totocalli, recuerda que la líder del gremio es una mujer, todo el mundo dice que Molly es muy fuerte, que no hay tlamini en todo Iztlán que pueda hacerle frente…

    – Y también están la legendaria Helena Collins – continuo Jack, emocionado al igual que su amiga -, aunque sea una lástima que se haya ido del país, y Karen Torres, la mamá de Wade, y también…

    – Si, están ellas, pero no son bien vistas por la sociedad, mi padre… los adultos con influencia, las personas importantes, dicen que el hecho de que este permitido no quiere decir que este bien o que deba ser algo común, que es un error – Blair comenzó a perderse en sus pensamientos, mientras recordaba a su padre, a quien no había visto en casi un año.

    – Supongo que ha sido un camino difícil para ellas – comentó Emy, llamando la atención de Blair.

    – Pues yo quiero ser como ellas, como mi mamá – Lucy comenzó su discurso mientras se levantaba y hablaba de manera estoica -, me convertiré en una tlamini, una poderosa guerrera, y protegeré al reino de la maldad proveniente del Yauhco y…

    – ¡Señorita Blair! ¡Señorita Blair! – la institutriz se dirigía hacia donde se encontraban con gran apuro y sobre salto, interrumpiendo a Lucy – Señorita Blair, no debería estar aquí, no debería sentarse en el pasto, ensuciara su vestido, levántese, y venga conmigo, debemos continuar con sus lecciones de bordado …

    Blair se levantó obedientemente del suelo y sin decir nada se fue tras la institutriz, todos veían como se alejaron, y cuando dejaron de estar a la vista continuo la práctica. Emy vio a su amiga alejarse con mucho pesar, después a Tom y Nate entrenando, y finalmente, a Jack observando con emoción la interpretación de Lucy; años atrás Lady Henderson había tenido la idea de que ella también tomara las clases que la institutriz le impartía a Blair, pero si es la hija de una campesina, fue la respuesta de la institutriz, y tampoco es que ella quisiera recibir esas clases, además esa mujer no le agradaba, pero ella deseaba poder pasar más tiempo con su amiga.

    Lady Leah entró al despacho, evidentemente molesta, pudo presenciar cuando la institutriz de Blair la obligó a entrar al castillo, dejando a sus amigos atrás, Lord Dumont opina que su educación es primero,
    ese era uno de los tantos alegatos que solía escuchar cuando le pedía a la mujer que dejara en paz a la pequeña, pero no se atrevía a seguir discutiendo, por miedo a que se llevaran a Blair de regreso a Calitenco.

    – No tenemos muchas opciones – le dijo su esposo.

    – Ni me lo recuerdes. Pero a ti te pasa otra cosa ¿Qué es?

    – Nate, es muy joven para haber despertado la magia del Quetzal, yo estaba por cumplir 17.

    – ¿Y sabes la edad de tu papá o tu abuelo?

    – Tengo entendido que también rondaban los 17 o 18.

      Su preocupación estaba ligada a otros acontecimientos que habían tenido lugar años atrás, pero en esos momentos solo se limitaron a aumentar la seguridad en el castillo, y enfocarse en el entrenamiento de Nate.

      – ¡Vamos rápido! – los niños estaban gritando y corriendo por los pasillos, después de que los habían llamado a cenar.

      – ¡No es justo, yo soy más pequeña! ¡Esperen! – gritaba Lucy con todas sus fuerzas.

        Llegaron al comedor mientras aún estaban corriendo y gritando, pero su actitud no fue bien recibida por todos los que ya se encontraban en el comedor.

        – ¡Niños! – la institutriz se levantó escandalizada por la forma en que habían llegado y comenzó a poner orden – ¿Cómo es posible que estén ocasionando tal alboroto? deben comportarse, es la hora de tomar los sagrados alimentos…

        – Señorita, no es para tanto, ya están aquí – Lord Henderson interrumpió a la institutriz y se dirigió a los recién llegados –, por favor niños, siéntense que muero de hambre.

          Mientras ella se sentaba, los tres niños se dirigieron a sus lugares; a la cabeza se encontraba Lord Henderson, a su derecha se encontraba Nate, Tom y al final Lucy, del lado izquierdo, primero estaba lady Leah Henderson, luego Blair, y al final su institutriz.

          – Blair, hoy encontramos en el lago un sapo enorme – comenzó a hablar Tom al mismo tiempo que masticaba –, deberías haberlo visto, se alejó de un salto en cuanto Lucy grito porque se asustó al verlo.

          – Fue su culpa, salió de la nada – se defendió la pequeña.

          – Gritó tan fuerte que estoy seguro de que se escuchó hasta la ciudad – continuó su hermano mayor, mientras reía y seguía mirando a Blair.

          – ¡Eso no es posible!

            Los hermanos habían comenzado una pelea en la mesa. Blair, comenzó a reír junto con los demás, tenía todas las intenciones del mundo de poder preguntar más acerca de la aventura de sus amigos, sin embargo, se vio interrumpida.

            – La señorita Blair tiene muchas tareas y cosas que aprender, no puede perder su tiempo, con aventuras sin sentido.

              Después del regaño guardaron silencio por un rato.

              – También encontramos un montón de lagartijas bebés – dijo Tom, que no quería guardarse los detalles.

                Blair comenzó a reír junto con el resto de la mesa, a excepción de la institutriz, que se resignó a perder otra batalla en contra de los niños. Las primeras en irse fueron Blair y su institutriz, y cuando se aseguró de que ya estaban lo suficientemente lejos para que no la escucharan, Lucy comenzó a cuestionarse el porqué de esa actitud.

                – Tía Leah, ¿puedo hacerte una pregunta?

                – Claro que si cariño.

                – ¿Por qué la institutriz de Blair se comporta de esa manera? Pareciera que siempre está enojada.

                  Lady Henderson la miró por unos segundos, después miró a su esposo, pero ninguno de los dos tenía una respuesta para ella, por lo menos no una amable, ni para los niños, ni para ellos mismos, ya que veían a Blair como su propia hija, la habían criado y amado, y el tener que limitarla, en contra de sus propios deseos, solo les hacía recordar, que en cualquier momento podrían apartarla de su lado, y ellos no tendrían manera de evitarlo.

                  – Solo se preocupa por la educación de Blair, en el castillo Dumont son más… estrictos que aquí – respondió finalmente su tía.

                  – Pero ella vive aquí, no allá.

                  – Si, eso es cierto, pero… su papá fue quien dio la orden.

                  – Pero él no está aquí.

                  – Sigue siendo su padre, Lucy – Lord Henderson tuvo que interceder, ya que Lucy no mostraba señas de ceder.

                  – Aun así, no es justo – Lucy miró el plato vacío que tenía frente a ella con tristeza.

                    Nate y Tom se voltearon a ver, ellos pensaban lo mismo, parecía que el padre de Blair la tenía en un completo abandono, pero aun así la obligaban a obedecer a una persona que no hacía más que limitarla, a su parecer era injusto, Blair no podía jugar con ellos tanto como quería por esa razón, y cuando lo hacía era porque lograba escaparse de su institutriz. Los tres llevaron sus platos a la cocina, donde le dieron las buenas noches a sus amigos, y después se fueron a sus habitaciones, Nate se despidió de los hermanos, y Lucy detuvo a su hermano antes de que entrara a su habitación.

                    – Hermano, ¿papá era como tío Ryan, o como el papá de Blair?

                    – Bueno yo… no estoy seguro, no recuerdo al papá de Blair, pero supongo que sería más como tío Ryan… o, mejor dicho, como ninguno de los dos.

                    – Eso no contesta mi pregunta.

                    – Papá, era papá, amable, sonriente, pero no como ellos… él era…

                    – No quiero olvidarlo, ni a él ni a mamá – la pequeña Lucy se veía más decaída, tenía pocos recuerdos de sus padres, y solía preguntarle a su hermano, pero a veces él no recordaba lo suficiente.

                    – No lo haremos, te lo prometo.

                      Tom abrazó a su hermana y la mandó a la cama, durante la noche soñó con sus padres, y su vida antes de que murieran, en su casa junto al lago, el mismo lago que se encontraba junto al castillo, pero parecía que el de su hogar era un lugar totalmente diferente, lejano. No habían regresado a su casa desde aquella noche, a pesar de que lo habían pedido algunas veces, sus tíos simplemente seguían prometiendo que algún día regresarían, pero las promesas de los adultos a veces parecen muy lejanas.

                      Al día siguiente, por la tarde Nate se encontraba de camino a encontrarse con su papá, el entrenamiento ya se había retrasado un par de días, y no se podían permitir que eso continuara, ya que de lo contrario podrían tener lugar más accidentes. El joven no sabía que esperar, no imaginaba tener a su padre como instructor, ya que siempre estaba en su despacho revisando papeles, o en la ciudad tratando asuntos con otras personas, era Lord Henderson, el gobernador de Coitlehua, una persona importante, y en algún punto de su vida, había obtenido fama como guerrero y un admirable y valiente tlamini; pero para él, simplemente era su papá. Acudió a la hora que se le indicó, y se encontró con la sorpresa de que su padre y Jefe Topo ya se encontraban en el lugar.

                      – Le di la tarde libre a Tom, lo mande a jugar con los demás – Jefe Topo comenzó a hablar al darse cuenta de la confusión de Nate –, no me perdería este momento por nada del mundo, además alguien tiene que asegurarse de que tu padre no te asesine por accidente.

                        Jefe Topo comenzó a reírse escandalosamente, mientras Lord Henderson le hizo caso omiso, y le indicaba a su hijo que se acercara. Nate obedeció la orden y escuchó atentamente.

                        – Nate, Marie ya debió explicarte la naturaleza y los niveles de la magia ¿cierto?

                        – Si, son 4 niveles, el primero es…

                        – No, tranquilo esto no es un examen ni nada parecido, solo quiero estar seguro de que entiendes el nivel de magia que debes aprender a dominar, y los pasos que tendrás que saltarte.

                          No era demasiado complicado, la magia debía comenzar a desarrollarse en la niñez, alrededor de los siete años, o antes si se manifestaba por cuenta propia, con encantamientos simples, de lo contrario se perdería la habilidad con el paso de los años, y difícilmente se podría recuperar, por eso era de vital importancia la educación básica impartida en los niños.

                          Eran 4 los niveles de magia, a pesar de que la mayoría solo alcanzaban a dominar los primeros 2, ya que los siguientes se reservaban para todos aquellos magos, y tlaminis que se encargaban de proteger el reino de los diferentes peligros que lo acechaban:

                          • Nivel 1: encantamientos sobre objetos físicos y, sobre personas y animales.
                          • Nivel 2: manipulación de elementos de rango menor, agua, fuego, viento.
                          • Nivel 3: manipulación de elementos de rango mayor, rayo y tierra, creación de elementos de rango menor, agua, fuego, viento.
                          • Nivel 4: magia tlamini, la más poderosa, y que solo muy pocos lograban dominar, además de que todos aquellos aspirantes debían entrenar en el gremio de cada estado, ya que era muy controlado el sistema.

                          Nate pronto cumpliría los 13 años, por lo que ya tenía cierto dominio de magia de nivel 2, los niños del castillo recibían una educación especial por lo que se encontraban por delante del promedio, sin embargo, no estaba seguro sobre a qué nivel correspondía la magia de la que le habían hablado. Marie le había explicado esa mañana que en realidad no correspondía a ninguno, ya que la tenía de forma natural, no requería entrenamiento para obtenerla, solo para controlarla. Un poder tan antiguo como nuestro mundo tal y como lo conocemos, forma parte de la magia original, uno de los regalos que la antigua civilización le entrego a los reyes Henderson, y nuestro país, fueron las palabras de su maestra.

                          – Debes entender Nate, que la magia es tan fuerte como tu convicción y tu voluntad – su padre levantó sus manos, y sobre sus palmas apareció una pequeña flama, la cual era evidente que cambiaba de forma y tamaño a su voluntad –, debes concentrarte, de lo contrario podrías provocar un grave accidente. Esta magia forma parte de ti, está creciendo lentamente en tu interior.

                            Nate pasó toda la tarde tratando de hacer lo mismo, aparecían unas chispas, pero no lograba crear una flama como su padre, o como la de aquella mañana. Las palabras flotaban en el aire y Jefe Topo estaba sentado a la distancia observando, listo para el momento que las cosas se salieran de control, pero no fue necesario, ya que no fue capaz de repetir lo que le habían enseñado. La frustración comenzó a recorrer sus venas, pero antes de que perdiera la cabeza, Lord Henderson detuvo el entrenamiento, sin darse cuenta habían pasado un par de horas y debían descansar, ya continuarían al día siguiente.

                            Caminaba a su habitación cuando se encontró a Tom, iba corriendo y se frenó en seco al notar que el entrenamiento de su amigo ya había terminado.

                            – ¿Por qué estas corriendo?

                            – Me escondo de Lucy, tuvimos otro incidente en el lago y está muy enojada… – Tom estaba a punto de contar su anécdota, pero notó el poco entusiasmo de Nate – ¿a ti que es lo que te pasa?

                            – Nada, es solo que no estoy seguro de poder lograr lo que hizo mi padre.

                            – ¿No te fue bien en el entrenamiento?

                            – ¡Tomás!

                            Antes de escuchar su respuesta, se escuchó a lo lejos la voz de Lucy, por lo que ambos se alejaron rápidamente para que Tom no pereciera a manos de su hermana pequeña. Al llegar a un lugar seguro dentro de la biblioteca, Nate continúo.

                            – Mi padre hace que controlar esta magia parezca fácil, no dudó ni por un segundo.

                            – Si bueno, es lo que hacen los adultos, hacen parecer que todo es fácil.

                            – Me pregunto si algún día podré lograrlo.

                            – Claro que lo lograras, solo fue el primer día ¿entrenaras con él todos los días?

                            – No, él aún tiene que continuar con sus otros asuntos.

                            Se sentía deprimido ante la situación, temía el no ser capaz de controlar la magia y decepcionar a todos, no solo a su papá, sino también a su mamá, y a sus amigos, quienes se mostraban entusiasmados ante la situación.

                            – No te preocupes, lo lograras Nate – una tercera persona se unió a la conversación, era Marie, su maestra –, la magia que te ha sido heredada es un don maravilloso, y muy poderosa, y como tal, necesitaras mucho tiempo, esfuerzo y energía para dominarla, solo debes tener paciencia.

                            – Marie tiene razón, no creo que el tío Ryan lo haya logrado en un solo día.

                            – Tienen razón, debería pensar más positivamente – después de escuchar aquellas palabras de aliento logro levantar un poco el ánimo –. Y dime Tom ¿hasta cuándo piensas que estaremos aquí?

                              En ese momento fue Tom el que se sintió intimidado, debía esperar hasta que su hermana estuviera calmada, o la hora de la cena, lo que sucediera primero, y mientras esperaban que algo sucediera, Tom le contó a su amigo lo que había sucedido.

                              Nate se presentó al día siguiente de nuevo al entrenamiento con su papá, estaba decidido a tomar las cosas con un mejor ánimo, era un reto grande, pero se convenció a sí mismo, con ayuda de sus amigos, que pondría todo de él para poder lograrlo. Al llegar se llevó una sorpresa como la del día anterior, su papá estaba en el mismo lugar, pero el acompañante de ese día no era Jefe Topo, sino su mamá, y se sintió confundido por su presencia.

                              – Por la expresión que tienes puedo adivinar que no entiendes el por qué estoy aquí – Nate solo asintió con la cabeza, por que seguía sin saber que decir -. Tu padre podrá ser un excelente guerrero, pero pésimo maestro, así que he venido a ayudarlos.

                              – Gracias – contestó su esposo con cara de decepción.

                              – Hijo, hay algo que tienes que entender, antes que nada – Lady Leah tomo la mano de su hijo y lo guío hacia una fogata que se encontraba cerca -, la magia de elementos es diferente a la de los encantamientos. La segunda debe nacer de nuestro interior, es por eso por lo que la dominamos por medio de palabras, y es más fácil de llevar a cabo. Pero la primera reside en la naturaleza misma, y solo la tomamos prestada por unos momentos, es la magia original, es aquella que nuestros ancestros encontraron en el Semanahuac, un regalo que debemos aprender, no solo a controlar, sino también a respetar.

                                Cuando su madre terminó su discurso, pudo presenciar un maravilloso espectáculo, ella comenzó a manipular las llamas de la fogata, con apenas unos pocos movimientos de sus manos logró cambiar su forma y tamaño, justo como había visto hacerlo a su padre un día antes, pero su madre la manipuló hasta culminar con la salida de un ave pequeña que emprendió el vuelo hasta perderse en el cielo. La magia para controlar elementos generalmente era apoyada con movimientos del cuerpo, pero entre más habilidad y experiencia se obtenían, esos movimientos se reducían, un mago se podía considerar experto, cuando yo no requería de tal ayuda.

                                – ¿Cómo hiciste eso? – le preguntó Nate.

                                – Con años de práctica y mucha paciencia. La magia que has heredado de tu padre es muy poderosa, al igual que peligrosa. Es diferente a cualquier magia de elementos que los demás podemos llevar a cabo, ya que también se encuentra en tu interior. Es por eso por lo que desde adentro debes aprender a manejarla.

                                  intentos, le hablo tranquilamente por un rato, e hizo un par de demostraciones, para después decirle a su hijo que él continuara. A partir de entonces su madre fue quien se encargó de su entrenamiento, mientras que su papá solo los supervisaba de vez en cuando. Practicaría unos días con la magia del Quetzal, otros con Jefe Topo como antes, su mamá se había encargado de organizar sus tardes para que pudiera practicar lo necesario.

                                  Después de unas semanas Nate había logrado tener algunos progresos notables, y comenzaba a sentir algo de confianza, sus amigos miraban admirados los pequeños trucos que hacía, que a ojos de un experto podían parecer pequeñeces, pero para ojos más inocentes como los de ellos, hacer que una flama se hiciera más pequeña o grande a voluntad parecía ser todo un logro.

                                  Los niños dedicaban las mañanas a estudiar con Marie, una mujer que había estado en el castillo desde hacía más de una década, y que pareciera que no salía nunca de la biblioteca, ni siquiera para comer. Ella les enseñaba a los niños todo lo que debían saber sobre historia, matemáticas, geografía y otras ciencias, y sobre todo magia, por lo menos la parte teórica y encantamientos sencillos; la mayoría de los niños iban a escuelas a aprender todo eso, pero ellos recibían una educación especial en el castillo, para no tener que trasladarse hasta la ciudad.

                                  Llegaron a la hora de siempre al salón improvisado en la biblioteca, Nate, Blair, Tom y Lucy, y dentro ya se encontraban sus amigos, Emy y Jack. La biblioteca era un espacio enorme, en su mayoría de doble altura, y con enormes ventanas en lo que correspondía al segundo nivel, y que estaban en dirección norte, lo que brindaba luz, pero no rayos de sol; su tamaño solo era superado por el salón, donde alguna vez se habían celebrado bailes y fiestas. Sobre la mesa donde solían tomar clase había un enorme pliego de papel, le preguntaron a Marie porque estaba ahí, pero se limitó a contestar que necesitaba ayuda para hacer una demostración, comenzó a explicarles que existían hechizos que podían hacer en parejas o grupos, entre mejor se conocieran entre ellos, más fácil sería tener éxito. Después de un par de minutos de explicación llegaron Lord y Lady Henderson, y Jefe Topo.

                                  – Buenos días, Ryan, Leah y Gil, gracias por tomarse el tiempo de venir a ayudarnos con la clase del día de hoy.

                                  – Buenos días, Marie – le contestó Lady Leah –, en verdad creo que es algo interesante, este tipo de hechizos siempre son un deleite a la vista.

                                  – Es verdad, y a los niños les vendría bien despegarse un poco de los libros – agregó Jefe Topo -, la teoría es importante, pero ver como suceden en la vida real las cosas, les despierta más la motivación por aprender.

                                  – Eso puedes tenerlo por seguro – respondió Marie.

                                  – ¿Qué están haciendo aquí tus papás y el papá de Jack? – le susurró Lucy a Nate mientras los recién llegados entablaban conversación con su maestra.

                                  – No tengo idea.

                                  – Yo tampoco sé – le dijo Jack cuando lo miró.

                                    A continuación, Marie los llamó para que se acercaran a la mesa, mientras Lord Ryan y Jefe Topo se posicionaban en extremos opuestos de la mesa. Los niños estaban confundidos ante la situación y Lady Leah los veía con mucho entusiasmo.

                                    – Antes que nada, este es un lienzo fabricado con árboles de Cali-icyapa, por lo que tiene mejores propiedades mágicas que un lienzo común. Se utiliza con el fin de que el hechizo se lleve a cabo de la mejor manera, ya que, si fuera un lienzo normal, podría no salir bien, o no concretarse. Ryan, Gil, por favor.

                                    – Quixtia icemi – Lord Henderson levantó su mano derecha, y Jefe Topo la izquierda, mientras pronunciaban al mismo tiempo el encantamiento.

                                      Los niños quedaron atónitos ante lo que estaba sucediendo, sobre el lienzo se dibujaba un mapa de Iztlán, se miraron unos a otros mientras los trazos aparecían, además del mapa, aparecían también algunas rutas que no eran ni las de los trenes ni los caminos principales; una vez que estuvo terminado comenzaron a explicar.

                                      – Son los viajes que Ryan y yo realizamos en nuestra juventud – explicó Jefe Topo orgulloso.

                                      – Eran un par de vagos que se la pasaban viajando de un lado a otro – intervino Lady Henderson.

                                      – Solo la mitad es verdad – se defendió Lord Henderson –, Gil y yo recorrimos gran parte del país, viajando por algún tiempo, y conocimos lugares increíbles, es una lástima que no pudiéramos traspasar las fronteras más que dos veces, hacia los países del este.

                                      – En uno de esos viajes visitamos a mis parientes – dijo algo nostálgico Jefe Topo, no era común que pudiera viajar a su tierra natal.

                                      – Increíble ¡Quiero intentarlo! – dijo con mucho entusiasmo Lucy.

                                      – Aún te falta mucho camino por recorrer antes de poder llevar a cabo algo así – les respondió Marie.

                                      – Las dos personas, o las que quieran llevar a cabo el hechizo – explico Lord Henderson – deben de estar en completa sintonía, deben de tener la misma idea en la cabeza, Gil y yo hicimos los mismos viajes, y nos conocemos de casi toda la vida, por eso pudimos lograrlo.

                                      – ¿Eso quiere decir que dos desconocidos no podrían llevar a cabo un hechizo de este tipo? – pregunto Emy.

                                      – Si – respondió Marie, algo dudosa –, pero tendrían que ser magos de un gran potencial y primero aclarar sus ideas, para poder realizarlo.

                                        Pasaron el resto de la mañana escuchando atentamente algunas historias de las aventuras que se habían marcado sobre el lienzo. Parecían años lejanos, pero cuando se ponían a hablar de ellos, de cierta manera, Lord Ryan y Jefe Topo volvían a vivir aquellos momentos.

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