Superviviencia del escritor

Superviviencia del escritor

Ema UB

24/08/2022

Estaba yo y empiezo con “yo” por yo mismo y la siempre circunstancia de encontrarme en los momentos cruciales de mi vida en soledad. Cruciales, no por importancia para este mundo agitado que se devanea entre existir y auto pulverizarse mañana; cruciales porque si yo sigo viviendo darán resultados en el futuro, me veré yo mismo llorando, riendo, sufriendo o maldiciendo a mi yo del pasado, eso es lo más probable.

Estaba yo, sentado en la banqueta de la estación de autobuses, pensando a dónde ir y qué hacer con la pila de hojas de vida que había impreso. Es cierto que había incurrido en grandes intentos para dejarlas en empresas de renombre o en cualquier lugar que pudiera necesitar de la energía y vida de una persona que quiere seguir viviendo para seguir escribiendo, pero que la escritura, ese vicio fatal, peor que beber o fumar le están matando de hambre. Comer para vivir, muy posiblemente implique robar, mentir o matar, cada uno de los anteriores trabajos califíquelos usted en grado de maldad. Yo no puedo, por la moral y ética inculcada por mi buena, santa y esforzada madre. Por esa razón, ante la falta de empleo, dinero en el bolsillo y el siempre vicio de seguir escribiendo, moriré de hambre.

Resignación, palabra que no olvidaré de un entrevistador. Me vio por un costado, me preguntó hasta la última vez que había cogido, después se sonrió y me dijo: “No estamos contratando a gente con su perfil por ahora.” No chaval, seguro que no es ahora y que no es nunca. No contratarías a alguien ansioso por dejarse drenar la vida por su amor a la escritura. No contratarías a alguien que está suplicando por una oportunidad para trabajar en cualquier área, no, eso va en contra de la dignidad y yo mismo me veo indigno por hacer esto.

Falta de preparación, un escritor bohemio que apenas sabe escribir. No os contaré lo que soy o cuantos cartones cuelgan de mi pared indicando lo que estudie, eso es pasado, no se puede traer al futuro aquellos errores. Hambre, hojas inútiles indicando datos que ni yo mismo estoy seguro, frío, el otoño se aproxima y hasta la vieja idea de unirme a una secta religiosa para conseguir comida no es viable. Todo aquello ya no cuenta, el vicio de escribir me matará, consume gran parte de mi vida y a cambio recibo nada, ni siquiera puedo vender un manuscrito para comprar un pedazo de pan.

El vicio de escribir me matará, no se compara con beber o fumar, aquello destruye a otros y te vuelve idiota. La escritura no, puedo decir que es similar a terapia, yo mismo me consuelo con mis letras, yo mismo me digo que puede cambiar, que quizá algún día mi arte a alguien le podrá interesar, solo espero que ese día llegue antes de morir.

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