Privacidad, la más olvidada.

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Escuchando el podcast Días Extraños de Santiago Camacho, descubrí un nuevo libro de importante lectura, su título, extremadamente descriptivo, es: Privacidad es poder, datos, vigilancia y libertad en la era digital. Casi nada. El tema de la privacidad como base esencial para una sociedad libre y democrática me parecía una aseveración demasiado extremista, pero desde hace tiempo he ido escuchando la típica frase: «Qué más me da las tonterías que sepan de mí».

Recuerdo que varias de las veces que alguien me expresaba su opinión cuando yo soltaba, por ejemplo, algún caso de lo que Facebook había hecho con los datos de sus usuarios o sobre la empresa Cambridge Analytica y su manipulación del electorado estadounidense en los comicios donde Donald Trump ascendió a la presidencia, en ese momento las personas interpeladas apenas reaccionaban, como si el tema no fuera con ellos cuando ambos, por supuesto, éramos en cierta manera responsables. Digamos que, haciendo una analogía con el SARS CoV 2, los datos personales que circulan por internet son invisibles y, por ende, la sensación es que nada ocurre, que son inocuos, que todo sigue igual pero, desgraciadamente, no es así.

La autora del ocurrente libro Carissa Véliz, profesora en la facultad de filosofía y del Instituto para la Ética en Inteligencia Artificial de la Universidad de Oxford, nos expone sus argumentos a favor de la importancia de tener a buen resguardo nuestros datos mas sensibles que, sobre todo a raíz del terrible atentado a las torres gemelas en 2001, comenzaron a recopilarse en masa para tratar de poner coto a más ataques como aquél.

Justo el año anterior, antes del fatídico suceso, el FTC (Comisión Federal de Comercio) redactó un informe dirigido al Congreso proponiendo una legislación que obligara a las páginas web a informar a los usuarios sobre el uso que se haría sobre sus datos, el acceso total del usuario a su información recopilada por la página, así como la seguridad de que dicha información no pudiera convertirse en mercancía con la que enriquecerse o discriminar.

Por desgracia, el intento de regular los datos en Internet se disolvió como un azucarillo en un vaso de agua. El lema del por entonces presidente George. W. Bush era «Nunca más». El Congreso Federal aprobó la ley patriota y desde ese momento comenzó un cribado para detectar posibles terroristas, con la posibilidad de tomar medidas de vigilancia sin una orden judicial. A parte, se actuó de modo secreto durante más de una década, sin informar a los ciudadanos que era lo que realmente se estaba haciendo con sus datos. Leyes secretas, tribunales secretos, policía secreta… Todo ello y más salió a la luz desde que a Edward Esnowden, empleado de una consultoría privada contratada por la NSA (Agencia de Seguridad Nacional) decidió denunciar las prácticas ilegales de ésta.

Como ven, el tema del que versa el libro es de lo más complejo, una multitud de factores se entrelazan para llegar al momento presente. Comenzaron, literalmente a robarnos información personal y en el mejor de los casos dejamos que nos las robaran por unos servicios totalmente gratis, servicios que se encargaban, y siguen encargándose, de recopilar cantidades exageradas de información para ir rellenando diversos programas y algoritmos que, continuamente, están conociéndonos con una exactitud abusiva y creando una oportunidad de oro para las más pueriles manipulaciones masivas a las que se ha enfrentado la humanidad.

Por supuesto, la justificación más cacareada es que se necesitan ir recopilando datos para mejorar ciertos aspectos de aplicaciones y páginas web, y no dudo de ello, pero si aceptan el reto de echar un vistazo al libro de Carissa y se adentran en las entrañas de la economía de datos, del capitalismo de vigilancia y sus fatales consecuencias para las democracias, les juro que la palabra privacidad adquirirá mucha más significancia para ustedes.

El libro está bien aderezado con ejemplos prácticos para que se entienda perfectamente el alcance del problema de ir ofreciendo, como si fuera lo más normal del mundo, toda nuestra vida a esos gigantes tecnológicos, como se les llama ahora. También narra los desastres causados por tales prácticas y varias soluciones para ir poniendo freno a esta colosal disrupción que nos asola desde la invisibilidad, mermando la poca relación tolerante que ya nos queda con las personas que no piensan como nosotros, separándonos aún más y haciendo más profunda la trinchera.

En fin, un libro de urgente lectura para todo aquél que aprecie la justicia, la igualdad, la democracia y todo aquello que sustenta nuestra forma de vivir en nuestras pantanosas sociedades adormecidas.

Buen viaje.

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