Despedida (historia real)

Mi querida Ivonne, no sé por dónde empezar.

Creo que como todas las historias empezare por el principio, así que acercate una bebida caliente y un snack porque no va a ser rápido.

Sé que soy una persona rota y que tengo muchas heridas emocionamos y huecos en el alma que necesito llenar, en vez de llenarlos con amor propio que es como se deberían llenar y sanarlos con trabajo de autoconocimiento trate de llenarlos con una persona que me cautivo desde el primer momento que la conocí.

Hermosa, divertida, inteligente, educada, pervertida, tragona, aventada, desinhibida, tierna, amoroso, cariñosa, detallista, sexy, entregada, loca, femenina, culta, con valores familiares y de amigos que yo no conocía (perdona si olvido u omito alguna de tus virtudes), pero sobre todo me enamoro verte con mi jersey de americano en el hotel de un costado del OXXO.

Tu luz de luciérnaga cegó mi vista de sapo y quise brillar como tú, quise estar a tu altura y ser el hombre que tú te merecías, necesitabas, buscabas o solo querías para pasar el rato. Poco a poco me fui enamorando de ti, de tu estilo de vida, de tu forma de ser y de lo que era yo cuando estaba junto a ti, de tus atenciones, de tus celos, de sentirme necesitado, de sentirme amado, de tus palabras de cariño y de tus mensajitos amorosos, de tus fotos editadas y de los momentos que compartíamos juntos que no quería se terminaran nunca.

Yo a tu lado crecí como no tienes idea, me creí mis mentiras; me convencí que tenía el nivel para poder estar al lado de una mujer como tú, que podía solventar tu estilo de vida y que si tu podías yo porque no? En ese tenor llego la “piedrita” en tu prueba de ultrasonido; puedo contar pocos momentos ITOS en mi vida, pero sin lugar a dudas, ese fue el que cambiaría mi vida para siempre, no solo por ser Papá, sino por ser el pare del hijo de esa mujer que me quita el aliento.

La paternidad para mí fue la forma de perpetuar mi insulso legado, es el regalo divino de la eternidad, es la oportunidad de sanar todas tus heridas y ejercer la paternidad con responsabilidad, cariño, amor, respeto y siendo la guia que esa almita necesita para navegar las suntuosas mareas de la vida. ¿Cómo no querer ser el padre si la madre eres tú? Sí, vi como paso tu pancita de “Chiquita mami” a “Pancisbell”, como los mareos, los ascos y demás malestares físicos cambiaban tu figura y te convertías de la mujer de mis deseos, a la mujer de mi vida, a la persona más importante en mi vida quien tuvo la confianza en mí para comenzar un proyecto de vida juntos o quizá así lo quise pensar yo.

Tuve la oportunidad de estar contigo durante el parto, de ser partícipe del milagro de la vida, ver como una ser emergía de tus entrañas, ver a un ser casi amorfo, desnudo y lleno de una mezcla de placenta, fluidos y sangre que comparte 23 cromosomas míos y 23 cromosomas de esa mujer que no solo le dio sentido a mi vida, sino que literalmente dio vida. Son momentos que aun hoy puedo recordar el olor del bisturí quirúrgico, el optimismo de todas las enfermeras, las cadenas del “Cuica” y su música clásica, pero sobre todo la mirada perdida quizá por efecto de la anestesia que tenías la cual cambio cuando la doctora neonatóloga acerco a Ethan a tu rostro y rodo por tu mejilla una lagrima mientras me preguntabas, ¿está bien?, ¿está bien? Claro que está bien, esta hermoso¡¡¡ conteste sin siquiera pensarlo y te di un beso en la frente empapada de sudor.

Sé que haciendo honor a la verdad no solo hay momentos felices dentro de mi historia hay momentos tristes, decepcionantes, dolorosos, trágicos, traumantes, momentos de transición y de perdida, momentos dolorosos, momentos solitarios y momentos que marcaron el futuro de esta relación. Me deje llevar por la inercia del trabajo, di por hecho que la hermosa mujer que estaba a mi lado lo estaría siempre, deje se ser sensible a tus necesidades y a tus sentimientos, no supe valorar tus comentarios en el Facebook, tus publicaciones, tus muestras de afecto que eran públicas y estaban llenas de expectativas que yo nunca llene.

Hoy me arrepiento de la actitud tan misógina que tome y que no me hubiera quitado nada de tiempo tomarme 10 minutos para estar presente y escucharte. Me arrepiento de no estar presente en momentos importantes de la vida de mi hijo y de la tuya, de dar por hecho que mi trabajo era “trabajar”, pero hoy sé que el trabajo de un hombre es guardar la calma y la templanza ante la entropía del universo y Dios sabe que no existe nada más entrópico que las mujeres, tomar decisiones y ser la fortaleza del hogar, los cimientos inamovibles de un hogar siempre desde el amor y la comprensión.

Siento no haber estado junto a ti cuando lo necesitabas, disculpame si te hice sentir rechazada o malquerida, despreciada y poco atractiva, pero, aunque suene un cliché, te diré que “no eras tú, soy yo” Y claro que soy yo me sentía mal, cansado, molesto, presionado, en ocasiones solo con los 4 pesos del camión de Universidad, feo y panzón a pesar de casi no comer en el día, seguía engordando. También está el hecho de tu satisfacción, algunas veces tenía “problemas en la intimidad” y eso me pegaba psicológicamente, pero más me dolía no poder satisfacerte como te lo mereces, porque para mí te mereces lo mejor y en ese sentido te mereces ser azotada por un negro de 30 centímetros hasta que no puedas más (está de más aclarar que es broma, ¿verdad?).

Me importas y comprendo tus sentimientos, en verdad te entiendo y quiero que seas feliz desde el amor que te tengo en ocasiones egoísta porque claro, te quiero para mí o por lo menos conmigo, quiero que seas feliz. Que encuentres la plenitud en tu vida, el equilibrio y sobre todo a un hombre que realmente te valoré y te amé con todas las fuerzas de su alma, así como yo lo hice.

Sé que ayer me porte como un patán y que no debí decirle esas cosas a Ethan, el merece un entorno sano y sé que puedo dárselo, pero ayer perdí la cabeza, me deje llevar por la frustración y por la actitud que tomaste haciéndome a mi responsable de una falla técnica, trate de darte el mayor soporte y de que tu estación de trabaja quedara lo más funcional posible. No tenía la intención de escucha la plática con tu jefe, es tu jefe y la verdad es tu bronca a mí en lo personal hasta me cae bien, no tengo por qué hacer o decirle nada gracias a la oportunidad que te dio tienes la opción de ser la mujer independiente y empoderada que eres y se lo agradezco.

Claro que me duele no estar en tu vida y en la de mi hijo porque los amo, sé que tenemos cosas que sanar cada uno por su parte y en verdad quiero ser una mejor persona y poder dar todo esto que tengo en el pecho, quizá entiendo lo que tu sentiste cuando no tenía comunicación contigo o te sentías olvidada, sé que tuviste tu duelo dentro de lo relación y que en el momento que pasaron las cosas tú ya las tenías claras, pero para mí es nuevo y tengo que vivir creo que todo el duelo, todavía estoy en “negación”. Espero me permitas hablar con mi hijo lo más pronto posible para aclararle que lo que dije no es cierto, que eres la mejor mujer, esposa, madre y compañera que cualquier hombre podría tener.

El carro lo lleve a un taller mecánico para que lo echaran a volar, en cuanto tengan el presupuesto te lo hago llegas para que determines que quieres que hagamos con el carro, ¿no me voy a poner a discutir que es tuyo y que es mío sabes? No me interesa, pero estoy seguro que ese carro no tendría tu atención jamás así que decidí llevarlo al mecánico porque para mí es de la familia.

Posiblemente el jueves o viernes de esta semana tenga que ir a la oficina y el lunes viajo a Guadalajara para hacer unos estudios y posiblemente la semana del 15 o del 22 de febrero regrese a la cuidad que no pudo matarme a darle una oportunidad para que termine su trabajo, voy a Saltillo por algunos meses, estaré trabajando en Saltillo esperando se concrete el proyecto de Chile y si se concreta, me aventare una temporada por el cono sur del continente.

Quiero despedirme como se merecen, quiero hablar con mi hijo y dejarlo mejor parado con todo esto, entregarle su celular que logre desbloquear yo solito y de ti quiero despedirme con un abrazo como debió ser y mi estúpido Ego no me ha dejado. Te amo, pero creo que la distancia me hará bien, sé que voy a llorar como lo he hecho en estos meses más que lo que había llorado en toda mi vida, pero creo que es lo que necesito poner tierra de por medio y la vida me está dando la oportunidad de hacerlo y la voy a tomar.

Quería pedirte la oportunidad de estar estas dos semanas en la casa en lo que realizo las entrevistas de personal en la oficina y así poder compartir tiempo contigo y con mi hijo, pero como bien dices «las cosas no son a fuerzas» y si tú dinámica ya es vivir sola pues es complicado compartir tu espacio con alguien más. Lo entiendo y lo acepto.

Todo esto solo es para decirte que en verdad te agradezco todos los momentos hermosos en estos 8 años de conocernos y estos 6 de casados, gracias por permitirme ser padre y por experimentar el verdadero amor con una pareja. Gracias por darle sentido a mi vida y por enseñarme que nada es para siempre, que las cosas cambian y que siempre tienes que estar atento de los sentimientos y las necesidades de los demás. Gracias por decirme “Sí acepto” y casarte conmigo, gracias por permitirme dormir en tu regazo y acariciaras mi cabeza y mi espalda, gracias por todos los TE AMO´s y por todas las noches que no te deje dormir por mis ronquidos, gracias por las tardes y noches de pelis, gracias por las veladas con vino tinto y quesito, gracias por todas las locuras, pero sobre todo gracias por ser mi “Maestra”.

“TE AMO”

ATTE: Daniel Martínez Orozco

Etiquetas: despedida historia real

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