El hombre camina con paso firme. Son las cinco de la tarde. El pasillo que une la línea verde con la azul en Diagonal está en plena efervescencia. Cientos de historias caminan a diferente velocidad por el pasillo. El hombre parece mirarlas como si se tratara de un fotograma de La salida de los obreros de la fábrica de los hermanos Lumière. Un músico tradicional chino interpreta una versión de una canción de Faye Wong que te transporta a Hong Kong. El hombre no puede disimularlo. ¡Su cara dice tantas cosas! Que Drive my Car, la película japonesa de Ryusuke Hamaguchi acaba de ganar un nuevo premio, por ejemplo. En uno de los paneles comerciales ve al grupo BTS. Un grupo coreano de K-Pop. El paso del hombre parece elevarse sobre el suelo. Como en una película, el pasillo del metro se convierte en un plató de cine. Allí se dan la mano Francis Ford Coppola y Bong Joon-ho. Y Steven Spielberg inicia el rodaje de West Side Story. El hombre piensa que si el mundo se acabara ahora mismo no pasaría nada. ¡Qué puede ser más bello que morir en un plató cinematográfico!

El hombre camina sin un rumbo fijo. Son las cinco de la tarde. El pasillo que une la línea verde con la azul en Diagonal está repleto de gente a pesar de que para él es el callejón de las almas perdidas, como los cines tras la pandemia. Una joven canta un viejo bolero que habla de unos ojos verdes que el realizador Wong Kar-wai inmortalizó en Deseando amar. El hombre no escucha la letra, sigue anclado en su agujero negro. Cientos de historias se reúnen aquella tarde en el pasillo, pero la sombra de una duda es capaz de pintarlas todas de un mismo color. No puede disimularlo. Ha perdido la luz que iluminaba su ser. Algo que le viene sucediendo cada tanto tiempo. Hay un panel comercial que le indica que ‘él no tiene la culpa’, a pesar de que en aquel momento él se cree culpable en primer grado. Desde niño el hombre ha amado al cine, pero en aquel momento el pasillo del metro se convierte en un viejo estudio donde el brillo de las canciones, el eco de los actores, los garabatos de un nuevo guion están cubiertos de polvo. El hombre piensa que aquella bien puede ser la última película.

Una voz se oye al fondo del pasillo que une la línea verde con la azul en Diagonal: un figurante que sólo tiene una frase en este relato.

‘No estás solo’.

La voz firme pero tierna, contrasta con el pasillo áspero pero tortuoso. Pero la voz no está sola. En el último momento. Como en las mejores producciones de cine capaces de emocionar al espectador, el color del coche de Hamaguchi deja de ser negro para lucir de un intenso color rojo, y a pesar de que ya no está para estos trotes Spielberg baila con Ariana DeBose la monumental América de West Side Story.

El hombre esboza una sonrisa; piensa en las líneas paralelas.

Pasillo que comunica la línea azul y verde en la parada de Diagonal (Barcelona)

*Enviado al concurso de relatos cortos de TMB Barcelona 2022

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