Cuento de media noche

Cuento de media noche

Tastica

10/02/2022

Un cuento de media noche

No hay salida

¿Alguna vez se oyó la frase, demasiado bueno para ser verdad? El caso de Amelia, hija perfecta con notas sobresalientes y rodeada de buenos amigos.

La presión está presente y no sabemos como actuar ante ella. La perfección no existe y todo rastro de limpieza tiene una que otra mancha.

La historia de una joven que tenía todo y a la vez nada, mantener una imagen es importante y no se sabe hasta donde uno estaría dispuesto hacer para conservarla.

PVA

La noche era fría y nos dirigimos a casa, regresábamos de una cena familiar en casa de mi pareja, ya era cerca de media noche, el camino era oscuro y tomamos la ruta corta, en el coche solo se oía el ruido del motor y las llantas en movimiento, en un silencio sepulcral, de pronto un ruido en el parabrisas, choco con algo o alguien. Solo podía pensar en sus lamentos y quejidos de dolor, llena de pánico, salí del coche y no mire atrás, ignorando sus llamados los deje a su suerte, no me gusta los conflictos y no saber que hacer, a fin de cuentas somos humanos, el herrar es parte de nuestra naturaleza, un pequeño error no va manchar mi ser.

Después de mucho caminar llegue a casa, estaba cansada, confundida, cubierta de polvo y me tiré al sofá, prendí el televisor, lo que encontré fue un programa que contaba historias de terror narrados por una anfitriona con disfraz de bruja, nunca fui fan pero me decidí darle una oportunidad, estaba cansada y no había nada más que ver a media noche. Por alguna razón me sentía observada y en la ventana se veía unos ojos amarillos, asustada prendí la luz y ya no había nada, cada que apagó la luz parece que los veo.

Hoy en el presente, ya ha pasado unos meses de ese inconveniente, ya no me molesta, casi no pienso en el accidente, cada vez que me estreso, solo prendo el televisor y me olvido de todo, los relatos de terror se han vuelto mis favoritos, lo veo cada noche, los mejores son de crimen y castigo, los de venganzas sobrenaturales y esos.

Nuevamente prendo la tele y la narradora empieza. —“buenas noches espectros nocturnos, el cuento de hoy trata sobre el espíritu justiciero, un alma corrupta que por su codicia, deja llanto y sufrimiento, también hablaré sobre lo que guarda la noche en su negro manto”— estaba tan concentrada que no escuché que empezó a llover, los trueno retumbaban por toda la habitación, de un momento a otro se fue la luz, salte de la impresión y me quedo quieta en la obscuridad, le tengo miedo y empezaba a hiperventilar.

En ese momento suena el teléfono, contestó, era mi madre preocupada por que al parecer la luz se había ido en todas partes, ella vive cerca del campo y yo a las entradas de la Ciudad, la charla se hace nostálgica, se escucha un ruido, platos cayéndose. —Te llamó más tarde— cuelgo y voy hacía allá.

Tomo una vela y veo un gato negro en la cocina, sale despavorido hacía un estante que tiene fotos y trofeos y tira una foto donde estoy con mis amigos, ese gato se parece a Óscar, el gato negro que mi amiga tuvo, a ese pulgoso nunca le agrade, intento agarrarlo y huye nuevamente. Rendida tomó el marco de fotografía y observo que hay una grieta que nos separa. Estaba como si alguien hubiera intentado jalonearla y partir la, un fuerte viento azota la ventana, como un huracán la abre de golpe, no sé por que pierdo fuerza en las piernas y caí, algo me agarra el tobillo, paté lo que sea que fuera eso, me paro y cierro la ventana, escuche susurros en el aire “paga o muere” empecé a correr hacia mi habitación, subí las escaleras y el pasillo se me hacía más largo de lo normal, los cuadros colgados me miraban y señalaban, puedo sentir las paredes cerrándose y cortándome el paso, esas miradas llenas de desaprobación, esos gestos de enojo.

El cuadro de mi madre cayó justo en mis pies, lo recojo y su rostro se deforma y lloraba sangre, lo tire y me encerré en el baño, no entiendo lo que pasa y busco la manera de salir de ahí, sigue oscuro y luego de muchos intentos, intenté salir por la ventana, cerca hay un árbol y podré fácilmente trepar, intento sacar mi cabeza y el felino esta en una rama, cada que intentó salir se crispa y bufa. Me caí y la ventana se cerró de golpe, en el espejo empañado se escribe un mensaje claro, en letras grandes dice “traidora” la puerta del baño se abre de golpe, por acto reflejo cerré los ojos mientras cubría mis oídos, alzo la vista, ahí parada esta mi amiga, estaba tan pálida que parecía muerta, sus ojos brillaban como las llamas del infierno, amarillos e intensos —no hay salida—me dijo y sonrió torcida mente. Nuevamente cierro mis ojos y me cubro los oídos, pero a un podía escuchar esa voces, gritaban cosas malas sobré mi, recorde la noche que todo esto empezo — Esta foto la tomaron antes de que me traicionaras—me la acercaba a la cara —me quitaste a mi novio y perdí al bebé por depresión. —no es verdad, no lo es, el me buscaba—solloce, mientras mis piernas perdían peso, fui arrodillandome en el piso—claro, miéntete a ti misma, a si te convences y a los demás— soltó con veneno, esa voz, era de mi primo, levanto la cabeza y le veo sostener el trofeo de básquet ball. —la inscripción esta mal— con su dedo va cambiando las palabras “engaño, mintió y le rompió la pierna a alguien que solo le mencionó que era bueno en deportes” —Siempre debes ser tú, nadie debe destacar— bramó nuevamente cubro mi cara. —¿por qué Amelia, por qué hiciste lo que hiciste, eras mi orgullo—el llanto de mi madre sonaba muy fuerte, “mentirosa, manipuladora” gritos por todas partes, sigo cubriendo mis oídos y así continua hasta que hay silencio.

Cuando miro alrededor, no veo a nadie, empiezo a reír descontroladamente, miro hacia la sala y la veo “solitaria”el Gato negro se hace presente y me habla lo que dice me hace querer reír más fuerte —hora de regresar a la realidad Amelia— y desaparece, el televisor se prende, y así terminó este cuento de media noche, la noche oculta nuestros más profundos miedos, no sabemos lo que hay en la oscuridad, apagó el televisor y me dirijo a mi habitación, escucho pasos y permanecen allí, no es la primera vez que los escucho, se quedan forcejeando hasta altas horas, solo espero que se vayan, mencionan un lugar frío y lleno de medicamentos, yo no quiero eso, me encierro y esperó para dirigirme al sofá y relajarme, a escuchar un cuento de media noche.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS