Las crisis son un déjà vu

Las crisis son un déjà vu

Sabina Robs

02/02/2022

La constante pregunta ¿alguna vez se van a terminar estas crisis? 
Son crisis o son bajones disfrazados, en este mundo constante donde a cada lugar que volteo parece estar la persona más exitosa del mundo en cualquier cosa que haga (aja, así sea no haciendo nada en tik tok), cada vez que intento creerme un avance voltear a ver el camino de los demás hace que el mío luzca pequeño. 

Antes creía: con antes me refiero a hace una semana, que tenía crisis anuales, la de mis 23 años cuando terminé con el novio que creía el amor de mi vida y de pronto un día me di cuenta que me aburría; yo no quería una vida común y corriente dónde mi vida la deciden las personas de mi alrededor:

terminar mi carrera, titularme, casarme, tener hijos y no vivir feliz para siempre, claramente no era el estilo de vida que yo quería para mi.  

Después la de mis 24 años, porque mis tres amigas más cercanas ya están o casadas, con hijos, o viviendo la vida de sus sueños, los únicos sueños que siento cumplidos son los que tengo cuando voy a dormir (y eso sucede cuando puedo hacerlo y no tengo la vocecita diciéndome «no estas haciendo nada de tu vida») ¿De verdad vine a hacer algo de mi vida? ¿Tengo un propósito maravilloso que no he descubierto? ¿Lo voy a descubrir algún día? ¿Y si mi propósito es no hacer nada? Me encantaría que ese fuera, mínimo lo estaría logrando, si así fuese igual mi vida se le acabaría el sentido porque si ya cumplo el importantísimo objetivo de mi vida ¿ahora qué sigue? Lo cual me lleva a una nueva crisis. 

Mi crisis las cuáles llamaré «Lloronilda» actual, la de los 25 no cesa, la única forma que he encontrado para que termine es adelantar el tiempo para cumplir 26 y ahora tenga un nuevo nombre «Lloronilda de 26», bueno Lloronilda la he dejado de ver cada año, ahora me visita cada semana, en ocasiones se queda dos días, un rato, dos horas y que ni sepa que esa semana me llega mi menstruación porque se siente la invitada de honor: en su casa, lista para bailar y recordarme que este año vivirá conmigo. 

Lloronilda se ha vuelto mi déjà vu y karma constante, no se cansa, me recuerda todo el tiempo lo que no estoy haciendo, las cosas que me faltan, los lugares que no he conocido, el libro que tengo a medias desde hace más de 6 meses, el dibujo que solo le gustó a mi mamá, mis ganas de huir cada segundo a cualquier otra parte del mundo, el tapete de yoga que no he comprado, mi tarjeta de crédito con una deuda potencial al infinito, de pronto me anima Japila:

-Vamos tu puedes, eres buena escribiendo.

Le creo a Japila si su referencia de una buena escritora es Pati Chapoy, lo cual es vergonzoso. 
Escribo esta carta con Lloronilda a mi lado, abrazándome y a ti Japila espero verte más seguido.  

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