Irrumpe lentamente en la oscuridad, llega en la noche de una ciudad desértica tomada por los locos y los desleales. Este autobús es una cápsula, que contiene gente -digamos- bien.
Está repleta de ellos, los que sólo salen de una ciudad y entran a otra diferente, los que no dan cuenta del misterio que los envuelve. Con la vista baja, sus rostros resplandecen. Sus mentes están en otro lugar, y por eso, sus cuerpos están vacíos en este instante.
Es un espacio lleno de cuerpos.
Es el hechizo del no-lugar.
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