DE BRUJAS, HEREJES Y PROFETISAS

DE BRUJAS, HEREJES Y PROFETISAS

Edna Gallo

20/12/2021

Brujas y profetas, mujeres que se encontraban fuera de la norma social, que sabían leer y escribir, o que conocían la importancia y uso de las plantas, mujeres que lograban asustar a cualquier hombre con una cosmovisión occidentalizada, específicamente después de los procesos de cristianización que se vivió en Roma y se extendió por Europa, hasta llegar por medio de la época colonial a la Nueva España. A pesar de que la idea de la “bruja” como un elemento herético dependió de la cosmovisión cristiana, las brujas han (hemos) existido siempre.

Podríamos decir que el significado histórico fue determinado por la posibilidad del desarrollo de la “magia blanca” o de la “magia oscura” por medio de la interpretación y uso de elementos naturales, o por la misma palabra, mujeres importantes en la política y las guerras no precisamente por sus prácticas en herbolaria, sino en su capacidad de estrategia que les permitía reconsiderar patrones militares y reconocer las posibles consecuencias de decisiones políticas específicas.

En el tiempo que comprende el siglo XI hasta el siglo XIV nos enfrentamos con un incremento en el miedo a la “magia” y las “brujas” determinando su relación con lo diabólico, al ser mujeres independientes, con una relación de conocimiento mayor que la que tenían en ese momento varios espacios religiosos que buscaban desarrollar opciones desde la medicina, las mujeres eran relegadas desde el pensamiento y aplicación del poder de los patriarcas; algunos espacios donde podemos encontrar información sobre las profetisas en el tiempo de la expansión cristiana, es en el Apocalipsis, donde se denuncia en Tiatira a Jezabel por “falsa profetisa” y enseñar los “dones” que no sean “otorgados por el espíritu santo” el problema no era “saber” si no enseñar sin la aceptación de los patriarcas, ya que estos “dones” eran difícilmente controlables por las sectas “heréticas” y que evidentemente iban contra la intencionalidad social de los espacios de pertenencia en el que las mujeres podrían participar “…que callen en la sumisión, tal como la ley lo dice” Génesis 3,16

La asociación de la hechicería con el diablo, hicieron que la relación entre las mujeres y el poder eclesiástico se viera mermado, se consideraba que sus “reuniones secretas” entre mujeres ”brujas” eran para llevar a cabo diferentes acciones siniestras, jamás para el entendimiento de la herbolaria o de la misma política de la época, la cosmovisión teológica generó una gran persecución de mujeres entre 1560 y 1630, particularmente en Europa, el proceso se llevaba a cabo por medio de denuncias, investigaciones y ejecuciones donde el 85% aproximadamente de personas acusadas y sentenciadas por brujería, eran mujeres y que por medio de la tortura de diferentes tipos como el potro, el aplasta pulgares, la pera, la garrucha entre otros por los que se lograba que aceptaran sus “pecados”

Después de su éxito en Europa, estas torturas y juicios fueron traídos a la Nueva España, como un elemento de aceptación de la religión católica por medio del miedo, donde las mujeres originarias con grandes aprendizajes y conocimientos sobre la herbolaria y política, serían mal vistas y denigradas aún en mayor medida que las mujeres Europeas al cumplir no solo dos elementos de discriminación de la época que hasta el día de hoy permanecen: ser mujer y tener conocimientos sobre temas específicos entendidos como “exclusivos para hombres” sino también ser “indígena” ,recordando el gran debate religioso referente a si los originarios de esos espacios a los que llegaron a explotar por medio del miedo, la religión, las guerras y las enfermedades, tendrían o no, alma.

Para el pasar de la historia universal, el conocimiento de las mujeres en política, estrategia, herbolaria y medicina, fueron acalladas durante siglos después de la época medieval, se creía que las mujeres eran mucho menos inteligentes que los hombres y que por tal circunstancia serían más propensas al pecado.

pero no lograron desaparecer por completo la corriente de aprendizaje que se llevaría a cabo desde ese momento de generación en generación, de abuelas a nietas, de tías a sobrinas y que en el siglo XXI ha venido a resurgir con gran fuerza, podríamos considerar como hipótesis que puede ser por una falta de creencia o esperanza en las religiones predominantes, por la necesidad de generar nuevos espacios de colectividad frente a una sociedad extremadamente digitalizada e individualizada o simplemente por un obvio resurgimiento de la educación escondida entre las mujeres de las familias.

El actuar y las formas de aprendizaje que las “brujas” europeas, indígenas o contemporáneas han utilizado, siguen siendo en gran medida parecidas o al menos guardan ciertas similitudes, específicamente frente al carácter que forma a estos colectivos y las formas en las que han resurgido los conocimientos ancestrales ¿será que el hambre de poder y legitimación podría generar o ha generado otra ola de persecución? Dicen por ahí que “quien no conoce su historia, está condenado a repetirla”

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