Prologo.
La torrencial lluvia azoto el horizonte de la planicie desolada, una leve luz violeta destacaba en el oscuro paisaje, rayos caían a su alrededor revelando la figura de un hombre engullido en sombras, sus movimientos eran lentos y precisos en la tormenta, siendo meticuloso en cada tramo recorrido al parecer el hombre estaba buscando algo. Bolas enormes de fuego azul cayeron a ras suyo provocando que la repentina luz azul revelara unas enormes alas negras, el extraño ante la roca ardiente frunció el entrecejo y siguió en su búsqueda, el clima con el pasar de los minutos se volvió aún más violento, rayos, granizo ardiente y bolas de fuego azul caían a su alrededor quemando su capa con las chispas, el viento se volvió huracanado, pero el individuo ante todo los fenómenos no hiso más volverse más insistente ignorando todos los peligros.
Aquel hombre era un ángel, seres creados por los dioses para servir y proteger a todas sus creaciones ya fueran humanos o paranormales. Sin embargo, este ser no era cualquier ángel, sino un caído sus alas negras como la noche lo indicaban, los caídos eran ángeles que habían renegado de su labor abandonándola, muchos habían traicionado a los dioses y por ello habían terminado por convertirse en demonios, sus alas fueron arrancadas por los dioses. Por otro lado, estaban los caídos cuyo tiempo de asistencia había sido cumplido, muchos decidían seguir de servicio, mientras otros tomaban la nueva libertad para vivir lo que les restaba de sus vidas inmortales en la tierra, estos aun conservaban sus alas, no obstante, estas se volvían negras al abandonar el motivo por cual fueron creados. Ese era el caso de Turiel, quien tras cinco mil años de servicio decidió que era suficiente; bajo a la tierra por decisión propia para divertirse y olvidarse de todas las penurias de ser un ángel, nunca imagino que en la tierra hubiera otra guerra igual de grande que en el cielo, aquella guerra le había costado mil años de sueño y la pérdida de su compañero.
La magia de aquel lugar era increíble Turiel a regañadientes tuvo que admitirlo, a pesar de su odio por los brujos admiro como la zona de algún modo poseía una inteligencia o conciencia, ese tipo de magia no era nada sencillo, además que el lugar parecía leer sus intenciones y reconociéndolas intentara expulsarlo, pero nada podía pararlo se necesitaba más que unas simples bolas de fuego para asustarlo medito el caído sonriendo perversamente.
Tras varias horas de caminar en círculos Turiel paro abruptamente, había encontrado su objetivo, quitándose la capa ardiente en fuego revelo una armadura negra brillante impregnada de un aura mágica violeta, haciendo la oscuridad reaccionara intentando consumir el brillo espectral y volver todo sombras. El caído poso su mano en la tierra pronunciando palabras silenciosas inentendibles para oídos mortales se formó una luz entre sus brazos que desapareció la oscuridad alrededor, la bola de plasma violeta bajo hacia la tierra y el caído retrocedió unos pasos, al llegar a su objetivo la bola exploto dejando un gran cráter a su alrededor, ondas de energía violeta chocaron con otro tipo de energía protectora que intentaba repeler la magia del caído, raíces bravas salieron del hueco e intentaron atravesarlo, el caído las esquivo—¡despierta rey Alexander y cumple tu venganza por los mil años de sueño, es tiempo que reclames las cabezas de aquellos que te traicionaron!—grito el caído en la penumbra que se tragó su luz dejando una oscuridad profunda, las raíces se movieron en la penumbra, silenciosas y letales, mientras el caído parecía bailar esquivándolas con nula dificultad.
El ángel emitiendo un gruñido enfurecido, moviendo sus labios con rapidez convoco una espada que volvió a iluminar el páramo desolado e hiso cenizas las negras a las raíces con su fuego violeta, sin embargo, otro tipo de protección se activó y cientos de criaturas pequeñas amorfas parecidas a bebes salieron arrastrándose por debajo de la tierra, estas se agarraron a su armadura, las pequeñas bestias con ojos llorosos inyectados en sangre intentaron consumir su única protección; con fervor comenzaron a morder su armadura, el caído con un movimiento de su muñeca las destrozo con su espada en buida en fuego violeta, cenizas negras volaron a su alrededor—¡despierta Rey vampiro y sírveme—ordeno y pronunciando sus hechizos angelicales silenciosos arranco del suelo una esfera negra donde dormían sellado el rey olvidado.
Mas bebes amorfos se le pegaron al cuerpo cuando intento romper la esfera con su poder, enfadado volvió a azotar su espada sobre ellos, pero esta vez eran demasiados—¡malditos brujos! —se quejó cuando comenzaron arrancarle partes de la armadura, el olor metálico a sangre impregno la oscuridad. El caído al verse sobrepasado por las creaturas extendió sus alas y bolo torpemente aun arrastrando a varios de ellos, al llegar a la esfera negra que levitaba por su poder, con furia clavo su espada para romperla, solo fue capaz de perforar un poco el caparazón, por lo que convocando su fuego divino exploto todo a su paso, eliminando a las pequeñas alimañas pegadas en su armadura, pero la esfera solo se agrieto un poco haciéndole emitir un grito de rabia—¡enserio, cuanta protección tiene esta cosa!—se quejó, pensado en el dragón blanco que lo había liberado, si un dragón había podido romper la prisión en la que había estado, porque él no podría, era un caído después de todo un dragón jamás se igualaría a su poder dedujo sin ganas de darse por vencido; solo se distrajo unos segundos cuando los gemidos y chillidos de los bebes putrefactos lo regresaron a la realidad.
Las pequeñas alimañas saltaron hacia la esfera negra intentando arrancarle la piel de su cuerpo. Con un gruñido convoco cientos de esfera de plasma y las moldeo de tal modo que se volvieran lanzas, volvió a sacar su espada y convocando su fuego divino atravesó y quemo todos los cuerpos putrefactos que lo rodeaban, el caído clavo nuevamente su espada y lanzas en la esfera, escuchándola crujir aplico más presión, cuando otro centenar de raíces con espinas salieron de la tierra para detenerlo algunas se le clavaron en el cuerpo, pero esto no lo hiso retroceder, él tenía un objetivo y pensaba cumplirlo, morir no era una opción; no ahora que era libre.
Emitiendo un grito de furia llamo hasta lo último de su magia escuchando al poco rato como la esfera al fin cedía rompiéndose en varios fragmentos, la onda que produjo el choque de magia negra con su magia divina angelical despejo toda la oscuridad trayendo la claridad del día; el choque de poder lo hiso salir disparados cientos de metros, de no ser porque aún conservaba sus alas Turiel estaba seguro que hubiera salido terriblemente herido, cuando la onda expansiva se disipó, de la esfera rota salió un humo negro por donde resurgió el rey vampiro, haciendo Turiel temiera por un corto tiempo por la vida del rey, hasta que recordó que era uno de los primeros vampiros originales y que la luz del sol no le haría ningún daño.
El rey vampiro saliendo de la esfera con pasos torpes cayó al suelo, abriendo sus ojos miro a todos lados encontrándose únicamente con Turiel a la distancia; un gruñido de rabia salió de sus labios, sus facciones se volvieron más bestiales, pero esta ira no era dirigida a Turiel; el rey vampiro seguramente estaba recordando el ultimo acontecimiento que lo llevo a estar preso, fijando su vista al cielo donde se encontraba Turiel con palabras entrecortadas y con una mirada impregnada en locura hiso su pregunta—cuanto…cuanto tiempo h-he dormido—fueron sus palabras una mezcla de odio y amargura en cada silaba. Turiel decenio a su lado—1000 años—respondió ante la figura desnuda del vampiro, su mirada se volvió aún más oscura y sus garras emergieron de sus dedos, apretando sus puños en un ataque de ira, sangre salió abordones manchando el suelo.
—¿Qué le paso a mi compañero, a mi reino?
—los aquelarres tras tu “supuesto sacrificio altruista” para crear el hechizo que los protegería de los humanos; volvieron a separarse. Tu compañero cayo en un profundo sueño y hasta donde sé tú gran amigo Iván Fedorov se ocupó de cuidarlo, tomo la zona que antes era la capital principal de tu reino y formo un nuevo aquelarre al que nombro Vasiliev en honor a ti—dijo en tono sarcástico a sabiendas de la hipocresía, pues Iván había sido el principal artífice de la tracción que hiso dormir al rey vampiro—ha, ya veo entonces supongo que debo agradecerle—sonrió con una vileza que prometía venganza—podrías hacerlo, pero por ahora tienes una deuda conmigo que debes saldar—advirtió Turiel creando una marca de contrato de almas en el cuerpo de Alexander—¡bastardo!—gruño el vampiro al sentir como su carne se chamuscaba justo en el cuello—cuando cumplas tu parte del trato la marca desaparecerá.
—no era necesario, soy una persona honorable que siempre salda sus cuentas—dijo acariciando su carne quemada—¿en qué debo ayudar? —pregunto a lo que Turiel sonriendo respondió: —debes cooperar conmigo para descubrir las ubicaciones de los otros reyes olvidados y destruir sus prisiones, solo así se debilitara el escudo que mantiene preso a mi compañero, la magia de los primeros paranormales es lo que mantiene fuertemente protegido el árbol del desinterés que provoca que los humanos piensen que solo somos cuentos de hadas.
—¿eso es lo que quieres? —contesto en tono burlón— no es como que me sea difícil u horrible, tu causa es similar a la mía. A quien debo matar primero lo hare con mucho placer.
Sugirió Alexander haciendo sonreír a Turiel, este era el comienzo de una gran amistad.
Capítulo 1 un profundo sueño de mil años.
Mihail podía sentir la débil neblina de su sueño debilitarse, sintió como su corazón volvía a latir con rapidez y percibió nuevamente el lazo que lo ataba a su alma gemela, sin embargo, no podía moverse o abrir los ojos, era preso de un hechizo—estás segura que fue liberado—escucho en la penumbra—¡lo juro, no miento él está libre, debemos matar a su compañero; estoy segura que si lo hacemos eso lo debilitar hasta el punto de cometer suicidio!!!—grito una desesperada voz femenina mientras una repugnante mano acaricio la mejilla de Mihail—si lo matamos crees que eso detendrá a Alexander, ¿acaso eres estúpida Dalia? lo único que provocara es que él se ensañe más en matarnos, pero si mantenemos a su compañero como rehén al menos tendremos algo de tiempo para encontrar la forma de matarlo.
—No…lo creo es mejor matarlo ahora que le tenemos enfrente, todas las almas gemelas son iguales cuando uno de ellos muere el otro se marchita, sus vidas están enlazadas después de todo, no podemos perder esta oportu…
La voz paro abruptamente con el sonido de una pared rompiéndose—enserio piensas que Alexander Vasiliev parara por algo así, ese sujeto esclavizo y maltrato a su propio compañero durante años, lo convirtió en vampiro en contra de su voluntad, solía dejarlo desprotegido y lo obligaba participar en su guerra contra los humanos, crees que su muerte lo debilitaría, para él Mihail es una simple mascota, ¿qué puede dolerle su muerte? No lo dudes, pero no al nivel del suicidio, sino al nivel de matar a todos nuestros seres queridos antes de ir por nosotros; todo en venganza por matar a su juguete favorito, él no tendrá piedad con niños, compañeros embarazados o ancianos, a él le dará igual los asesinara a todos por el simple placer de vernos sufrir, es un monstruo que no tiene emociones Dalia.
—¡cuan estúpida crees que soy deja de poner excusas, sé qué estas enamorado de Mihail, por eso te niegas a matarlo, tu estupidez nos causara la muerte! —expreso la voz volviéndose cada vez más débil hasta quedarse callada con un gemido ahogado—no importa…—se vanaglorio la voz masculina al acercarse a Mihail— esa perra ya no atentara contra tu vida, yo te protegeré como siempre lo he hecho, mi pequeño pajarito— Argumento cuando el vampiro le robo un beso, causándole asco y haciéndolo recordar de quien se trataba. El dueño de la voz era Iván Fedorov, la antigua mano derecha de Alexander, no obstante eso era lo de menos; lo realmente increíble era que Iván estuviera enamorado de él y no de Alexander como lo había sospechado en un inicio, Mihail no lo entendía ¿Cómo era posible tal cosa?, pues Jamás hiso nada para enamorar a Iván, pero la sucia traición ahora tenía más sentido y Mihail con el descubrimiento se sintió arder en rabia homicida que solo aumento al sentir las asquerosas manos lujuriosas del vampiro sobre él, Mihail quiso matarlo, descuartizarlo, hacerlo papilla, pero no pudo debido al hechizo que lo mantenía petrificado, llenándose de indignación al sentir como el inmundo vampiro se aprovechaba de su vulnerable estado; todo era tan equivocado con el hombre, porque si bien las personas siempre solían ver o interpretar la verdad desde un punto subjetivo. Deformando acontecimientos que no entendían por otros más convenientes a su lógica, todo al final caía bajo su por su propio peso al tratarse de una mentira, pero al parecer Iván estaba tan loco que no podía ver la obvia verdad. Creyendo fervientemente que Mihail era una débil víctima de maltrato, la suposición era absurda y si bien había sido cierto que Alexander lo había esclavizado durante algún tiempo, esto solo era una verdad a medias. La inteligencia no parecía ser el punto fuerte de Iván, porque solo alguien ciego se creería el “maltrato de Alexander” porque, aunque se comportara como un imbécil con él cuando estaban en público, estaba muy claro para cualquiera con ojos que todo era una farsa, Alexander era pésimo actuando y muchos lo habían notado yendo tras Mihail para matarlo en más de una ocasión, sin embargo, para desgracia de todas aquellas personas, en vez de encontrarse con un compañero sumiso y débil habían encontrado un sanguinario guerrero que disfruto hasta el último minuto de sus muertes, todos solían subestimarlo por su “compleción pequeña” según los estándares de vampiros sangre pura, pero medir 1.75 no era para nada pequeño para los humanos, sino más bien una altura normal, aquello se convirtió en la perdición de sus enemigos, Mihail jamás había sido una inocente florecita necesitada de protección.
Alexander sabia eso de sobra, pero siempre intentaba protegerlo, su adorable obsesión lo enternecía, sabia del porqué del comportamiento, pues su amado había perdido a muchos hermanos por traiciones, por ello se lo dejaba pasar aunque no le gustara y nunca tuvo el corazón para decirle que dichos intentos por protegerlo de las hienas traicioneras, habían sido inútiles, ahora veía el error, desde ahora no volvería a tolerar ese tipo de comportamiento por parte de su alma gemela, sobre todo porque esa había sido la causa de que Alexander descuidara su propia protección, su arrogancia y el creerse todo poderoso los había metido en ese problema, obligado a dormir por quien sabe cuánto tiempo, Mihail estaba enojado no solo con los causantes de su condición, sino también con Alexander y su negativa de no matar a Iván por sentimentalismos baratos y amistad cuando Mihail se lo ordeno; “tu amigo me da mala espina, no creo que sea fiar” expreso un día a lo que Alexander se rio aludiendo a que todo era celos infundados de Mihail, puede que no tuviera pruebas para tales afirmaciones en el pasado, pero su intuición jamás le había fallado, he ahí el resultado, tenía razón. Alexander era un idiota y pensaba castigarlo cuando fuera libre del hechizo—juro que ese imbécil, jamás volverá a tocarte mi pajarito, solo debo averiguar cómo romper su vínculo y serás libre de la manipulación del enlace— afirmo Iván exasperándolo, porque jamás hubo tal manipulación, como podría haberla, no con la forma en que se conocieron y lucharon el uno contra el otro, recuerdos de aquella primera vez le vinieron causándole nostalgia.
Alta edad media 927 D.C.
Mihail despertó abruptamente al escuchar los sonidos emitidos por los cuervos alimentándose, el cielo estaba oscuro y el frio beso sus mejillas, cientos de cuerpos estaban esparcidos a su alrededor la mayoría seguramente estaban muertos y uno que otro sollozo agonizante se escuchaba a la distancia. Mihail se levantó abrumado y asustando jamás pensó que viviría, finas lagrimas amenazaron con emerger del alivio, al intentar incorporarse un dolor casi insoportable en el cuerpo por poco lo hace caer; no había salido tan inmute como pensó en un primer instante, pero no era nada comparado a los cadáveres de sus compañeros desmembrados y uno que otro agonizando deseando la muerte, era afortunado se dijo, aunque eso duro poco al vislumbrar a los seres que estaban a unos cuantos pasos; lo que vio lo dejo helado . Ahí en pleno atardecer cuando todo comenzaba a oscurecer, varios ojos brillantes como la sangre, levantaron sus miradas al ser descubiertos; los seres estaban comiéndose a sus camaradas agonizantes. Mihail había escuchado de ellos, pero nunca creyó que se los encontraría o vería con sus propios ojos. Los paranormales eran creaturas extrañas y escasas últimamente en especial desde que los humanos habían comenzado a cazarlos.
—¡comida caliente! —expreso uno de ellos, mientras sus ojos estaban desorbitados e idos en el frenesí de la sangre, asustando y con el dolor de su cuerpo olvidados, adrenalina bombeo por sus venas al salir corriendo, podía escucharlos burlarse y sentirlos casi en su nuca, estaban jugando con él. Aterrado busco en su ropa la daga que su padre le regalo como herencia antes de fallecer, el arma era pequeña, pero no por ello menos letal esta tenía un filo casi mortal, sin detenerse a mirar atrás, agito la daga a su espalda girando mientras corría en otra dirección, escuchando el grito del vampiro que lo había visto.
—¡maldito humano, juro que te destripare— se quejó a lo que sus compañeros solo se burlaron—pobre e inútil cosita un humano débil casi te saca los ojos—rio uno de ellos—tranquilo amigo te guardaremos algo, si es que queda—emitió uno entre carcajadas y algo lo empujo hacia el bosque—corre, corre, corre, corderito hasta que escapes de los feroces lobos, si puedes—canto una voz femenina—yo que tu no entraría al bosque, seria…tan mala elección, aunque quien soy yo para quejarme si tu decisión es divertimos, chicos cuando fue la última vez que cazamos un humano—pregunto uno apareciendo frente a Mihail; el vampiro tenía una complexión musculosa, era tan alto como un árbol y su cabello era rubio pálido; Mihail en vez de mostrar temor, levantándose alzo su daga, sacando una estruendosa carcajada del vampiro—que vas hacer con ese cuchillo de concina corderito. Apuñalarnos, eso no nos va a matar—afirmo volviéndose sombra ante la mirada atónita del chico—tal vez si nos entretienes lo suficiente consideremos perdonarte. —expreso la mujer, pero en su voz había claros indicios de mentira, Mihail entro en estado de ansiedad por la muerte próxima, los vampiros claramente estaban divirtiéndose con él. Los monstruos eran como gatos jugaban con su presa, torturándola, haciéndole creer que tenía oportunidad de escapar antes de dar un golpe mortal y devorarlos.
Mihail estaba perdido, no era rival para los vampiros, pero si ellos penaban que sería un bocado fácil estaban equivocados, calmando su respiración corrió nuevamente por el bosque ignorando las burlas de los vampiros. A su derecha lo sintió como un viento helado acercándose, sin detenerse a pesar tomo con fuerza su pequeña daga y degolló el aire dándole por suerte en el cuello a la vampiresa que salía de la sombras en ese mismo instante, ella con rabia sin poder hablar por la pérdida de sus cuerdas bocales; cambiando sus manos a garras logro no solo rasgar su pecho, sino arrojarlo varios metros hasta chocar de espaldas contra un árbol, el aire se escapó de sus pulmones por el impacto, tardo solo unos segundos en recuperarse, cuando arrastrándose por el suelo se encontró con los pies del vampiro rubio regocijándose de su sufrimiento. Mihail no dejándose intimidar le clavo el cuchillo en el pie y arrojo tierra sobre sus ojos—eres una cosa muy latosa humano, solo espero que tu carne al menos este jugosa una vez que nos aburramos de jugar contigo—expreso con rabia el enorme vampiro, mientras Mihail corría por los senderos oscuros y escabrosos en la penumbra sintió una mordida fugaz a su derecha que lo hiso gritar de dolor y apuñalar al aire, pero no fue capaz de ver nada—hola por aquí, me recuerdas—dijo la voz perteneciente al primer vampiro que lo vio en el campo, el tipo estaba en un claro iluminado por la luna, sus labios estaban rojos con la sangre que había robado de Mihail; los ojos que había sido cortados estaban totalmente sanados—tu pequeño sabes cuanto duele lo que me hiciste, el que sea inmortal no me hace inmune al dolor, pero no me quejare más…sabes delicioso no como tus otros compañeros, resignarse a la muerte hace que la sangre se agrie—se burló desapareciendo entre las sombras.
Respirando entre cortadamente siguió corriendo sintiendo las leves mordidas de cada uno de ellos, riéndose y mofándose de cuan débil era, Mihail solo podía enojarse consigo mismo al no poder acertarles ni un solo golpe, mientras se debilitaba a cada paso dado. Mihail estaba enfadado de no haber lastimado mortalmente a ninguno, pronto a lo lejos una la luz de luna se proyectó en un prado enorme de girasoles, ahí las piernas del muchacho perdieron fuerza y callo de espadas únicamente viendo la luna en lo más alto del cielo, su vista comenzó a volverse borrosa y una sombra se posó sobre él tapado la hermosa vista del astro.
—este humano no es divertido, no chillo ni rogo por su vida, sabe bien, pero no ha sido tan divertido.
Exclamo la vampiresa enojando a Mihail—púdrete maldita bestia, no pienso darte el gusto de…—murmuro levantando la daga y apuntándola a su cuello prefiriendo morir por su mano que darle el gusto a aquellos monstruos; quienes lo torturaron para satisfacer su retorcido placer, antes que lograra su objetivo el grandote rubio lo detuvo—oh, no humano…no lo harás, vamos a devorarte aun vivo—dijo con una sonrisa vil cuando en su vista borrosa un cuarto vampiro apareció de entre las sombras asustando a los tres anteriores.
—¡que están haciendo! porque no están cumpliendo mis ordenes—bramo el nuevo vampiro—¡amo Alexander, nosotros simplemente teníamos sed y había un campo de batalla en el camino así que decidimos tomar un poco de sangre de los moribundos—dijo el vampiro rubio— los humanos no lo notaran todos estaban prácticamente muertos—acompaño la vampiresa arrodillándose ante el vampiro recién llegado. La voz del nuevo vampiro por algún motivo hiso retorcer algo dentro de Mihail, no pudiendo apartar su mirada por más que quiso, sus miedo e ira desaparecieron y una paz se anclo en su ser con la presencia del monstruo.
—que te hace pensar que los humanos no revisan los cadáveres Faddei—reprocho el vampiro decapitando a la mujer con una suave caricia, sin contemplaciones ni piedad, sangre chisporroteo por todos lados—les ordene una simple cosa, cuán difícil puede ser comprar provisiones en el pueblo—pregunto arremetiendo contra el suelo al enorme vampiro rubio, la tierra crujió agrietándose y solo un sollozo apenas salió, cuando sesos y sangre salieron volando por todos lados, Mihail estaba eufórico.
—mi señor…perdóneme, juro que jamás volveré a desobedecerlo—sollozo el primer vampiro con el que Mihail se encontró en el campo de batalla—sabes porque odio tanto la insubordinación mi querido súbdito…—dijo en tono dulce apenas ocultando su ira, lentamente se acercó al vampiro y tomo su barbilla con ternura—el desobedecer mis ordenes alerta a los cazadores; para que piensas que son mis granjas de humanos Alek crees que están ahí por mero capricho, piensas que nos hemos vuelto débiles al dejar de cazar humanos; dime una cosita has contado cuan bajos son nuestros números ¿verdad?—pregunto a lo que el vampiro solo movió la cabeza en afirmación, lagrimas gruesas rodaban por sus mejillas—si lo sabes, entonces porque decidieron que era una gran idea cazar a diestra y siniestras ¡cuando eso obviamente alertan a todos los malditos cazadores de la zona!
—nooo…no, no…yo no sabía, jamás he pensado eso—lloro, pero aquel vampiro feroz de ojos escarlata no lo perdono, sin ningún atisbo de emociones perforo su pecho con sus garras negras y de aspecto bestial, sangre floto en el aire salpicando a Mihail quien no podía apartar la vista a pesar del duro sadismo mostrado, hasta incluso se deleitó con la muerte de sus torturadores. Todo lo sucedido para el humano se volvió irreal; el vampiro después de arrancar el corazón a su lacayo lo decapitarlo, Mihail estaba sonrojado y con una mirada perdida hacia monstruo que apenas era capaz de distinguir, fueron pocos los detalles que logro vislumbrar, tez de porcelana, ojos carmesí y cabello color fuego, las demas facciones eran borrosas por la pérdida de sangre.
—eso fue… hermoso…—expreso el chico obteniendo una perversa sonrisa del vampiro—gracias, ¿no estas asustado?…—pregunto acercándose hasta el rostro de Mihail haciendo que el chico recobrara el sentido de los acontecimientos, su rostro palideció con sus acciones y una guerra comenzó en su cabeza—tú también eres realmente bello, mi compañero…mi alma gemela—afirmo el vampiro mordiendo su muñeca para después colocarla prácticamente a la fuerza en la boca de Mihail—bebe—ordeno a lo que el muchacho no fue capaz de negarse, con cada sorbo sintió como su fuerza y excitación aumentaban desconcertándolo, la atracción era inexplicable y carente de lógica, era como si estuviera poseído por alguna clase de hechizo.
Una vez que el vez que el vampiro aparto su muñeca de la boca de Mihail ambos se miraron durante unos minutos sin decirse nada—porque me siento así por ti—pregunto Mihail rompiendo el hielo, ido en la belleza de su oscuro salvador—es porque somos compañeros es el destino, el regalo y los deseos de nuestra diosa Laynir, en un principio no se suponía que mi compañero fuera humano, pero viéndote…eso ya no importa—sonrió el vampiro desconcertando a Mihail—como sabias…que dicha pareja seria humana—pregunto intentando aclarar su mente del supuesto hechizo que no lo dejaba pensar con claridad, pensó que si lo distraía lo suficiente podría escapar—un vampiro, suele obsesionarse con un tipo concreto de sangre, en un principio eso sucedió conmigo con la sangre vampírica, ese es el modo que tenemos los vampiros de saber de qué raza es nuestra pareja, esto nos permite agudizar su búsqueda. En un principio estuve enojado con mi madre por cambiar a mi compañero, pero hace mucho que lo supere, eres todo lo que siempre he esperado ha sido amor a primera vista—suspiro el vampiro con anhelo en su voz, sintiendo a los pocos minutos un traidor pinchazo justo el corazón, si hubiera sido un vampiro normal aquello seguramente lo habría dejado fuera de combate durante algunos minutos, por lo que el daño no era letal, sin embargo, el dolor era indescriptible para el vampiro; convirtiéndose en el golpe más doloroso de toda su vida inmortal, el desprecio de su compañero provoco un vacío indescriptible en su pecho— ¡el destino o los compañeros no existen, si crees que puedes engañarme con tus poderes vampiros para que sea tu mascota estas equivocado—grito el humano empujándolo para salir corriendo bajo la mirada anonadada de Alexander. Su humano lo había rechazado.
Encolerizado llamo a las sombras apareciendo al instante delante de su compañero—¡no te he hechizado! —se defendido enojado a lo que el humano respondió con un puñetazo, pero antes que intentara correr nuevamente Alexander tomo del brazo reteniéndolo—como podría hacerte algo así, el amor de compañeros es algo imposible de manipular, no te he hecho nada.
—no soy tonto, se cuándo estoy hechizado y esto que siento no es normal. —afirmo nuevamente propinándole varios golpes, pero el vampiro no cedió ni un poco.
—¿normal? —murmuro Alexander su expresión era casi bestial, no obstante en vez de golpearlo como pensó Mihail, presiono sus cuerpos juntos y le robo un beso, asombrando al humano, en un principio sus labios estaban tiesos, pero pronto se rindieron participando con animosidad, sus leguas se enredaron, sus bocas chocaban la una con la otra de forma casi violenta, Mihail mordió los labios del vampiro con pación y lo empujo bajo suyo hasta que Alexander se dio su control sumisamente, ahí perdido en la lujuria Mihail volvió a recobrar la conciencia cuando estaban como locos desgarrándose la ropa, vio en el pecho del vampiro su daga y sus dudas comenzaron nuevamente; no obstante astutamente dejo que Alexander que Alexander siguiera, que posara sus labios amorosamente en su cuello y cuando este estuvo lo suficiente distraído, Mihail traicioneramente tomo una roca del suelo con la que golpeo al vampiro, sin mirar atrás el muchacho corrió por el bosque, pero los remordimientos no tardaron en envenenar su corazón, Mihail no debía rendirse ante ellos, no podía ceder a la seducción del monstruo, al llegar al campo de batalla Alexander volvió aparecer en el horizonte—¿Por qué?—sollozo dolido.
—cómo podría sentirme atraído por un monstruo como tú, además el amor entre dos hombres es anti natural me da asco sentirme así por ti, simplemente te correspondí por la influencia de tu magia sobre mí, pero la verdad es que prefiero la muerte antes que estar contigo—expreso causando una expresión de dolor en Alexander.
—cuantas veces debo explicarlo, esto no es un hechizo, pero sabes que… no importa no deseaba un compañero humano para empresa—exclamo arrancando el cuchillo de su corazón y arrojándolo a los pies de Mihail—regresa a salvo con los tuyos, pequeña creatura débil e inútil porque esta vez no pienso salvarte—Mihail se llenó de indignación con las palabras—hijo de…como te atreves a llamarme débil, juro que la próxima vez que nos veamos voy a arrancarte ese corazón yo mismo.
—quiero verte intentándolo inmundo y mal agradecido humano—añadió el vampiro a lo que Mihail lleno de rabio recogiendo la daga del suelo arrojándola al monstruo, pero esta solo atravesó el aire cuando este desapareció entre las sombras, dejándolo no solo confundido sino triste, sus pensamientos eran un torbellino de emociones y una amargura se arraigó con la partida del vampiro.
—es un monstruo, un vampiro ellos…encantan a las personas, las seducen para después matarlas, mis sentimientos por él no son reales…además jamás me han atraído los hombres, esto es por su magia—se dijo, pero eso no evito el dolor y la desolación que lo invadieran. Mihail quería volverlo a verlo—es lo mejor—se dijo en el solitario campo de batalla con el centenar de cadáveres desparramados.
Capítulo 2 lucha interna.
Alexander no podía creer cuan cruel era el castigo de su madre, ella le había dado un humano como compañero tras ver su desprecio por ellos “los humanos no son solo juguetes o comida Alexander, ellos poseen un fuego que los hace diferentes a nosotros, esa fragilidad mortal los hace especiales a su modo” fueron las palabras que la diosa Lilith le dijo antes de maldecirlo. Todo por unas simples e insignificantes mascota que Alexander había humillado. En aquel tiempo el vampiro no lograba comprenderlo que tenían de especial aquellos humanos que habían accedido a cumplir sus más retorcidos deseos por protección y alimento, que tenían de magnifico aquellos seres ignorantes, patéticos, temerosos de las cosas que no comprendían, no tenían ningún valor o “fuego” como lo llamo su madre desde su perspectiva no tenían ningún valor y se negó a cambiar de parecer, solo meses después se enteró del porqué de la rabieta de la diosa, ella al parecer había tomado a una humana como compañera; de haberlo sabido Alexander hubiera suavizado sus argumentos: “por favor madre no les des más valor del que se merecen son seres débiles e insignificantes” expreso con repugnancia y odio, no obstante dichas palabras no pretendían de ningún modo menospreciar a la compañera de su madre, incluso era de los únicos humanos que Alexander admiro cuando la conoció, pero aquellas palabras fueron más que suficiente para que su impulsiva madre arruinara su vida como siempre acostumbraba, cambiando su gusto por la sangre vampira por humana, el castigo le pareció desmedido no solo a él, sino también a su compañera quien para nada estaba ofendida de su percepción de los humanos; sus hermanos habían hecho cosas peores y ella jamás les hiso una cosa tan de cruel, la diosa había cambiado por completo su destino por un ridículo desacuerdo, Alexander enojado en vez de pedirle perdón a su egocéntrica madre como ella exigía, enfurecido hiso todo lo contrario, esclavizo y masacro a todos los humanos que se encontró en venganza por lo perdido.
—¡porque me hiciste esto! —grito Alexander hirviendo en rabia mientras desquitaba todo su enojo destrozando sus aposentos, destruyendo cada prenda y joya que con amor atesoro durante años para su futuro compañero, cuando la rabia del cambio se disipo—¡acaso no fue suficiente hacerlo humano, porque también tiene que odiarme madre, porque me diste a alguien tan incompatible, ni siquiera le gustan los hombres para empezar! —sollozo desconsolado arrojando un joyero a uno de sus espejos, ahí en los vidrios agrietados apareció la diosa Lilith, su largo cabello rojo y ojos carmesí se mostró imponente pese a su mirada de compasión—¡basta! Hice lo mejor que creí para ti.
—¡lo menor para mi o solo fue para curar por el “ego” herido de tu compañera, enserio te importe alguna vez madre!
—¡por supuesto que me importas amo a todos mis hijos, pero tu jamás me pediste perdón que fue lo que hiciste en contestación. Masacraste, esclavizaste y humillaste a más humanos inocentes que no te debían nada, ¡no te enmendaste!
—¡TU CAMBIASTE MI DESTINO A LA FUERZA QUE ESPERABAS!!!
Expreso tomando el espejo y destrozándolo contra la pared, trozos de madera y cristales salieron volando por todos lados, pero nada de eso logro calmar su dolor, el vampiro cayó derrotado en el suelo llorando como un niño. Tantos años de espera para que su alma gemela lo llamara monstruo como lo hicieron todos los humanos que tanto despreciaba, aquello lo había afectado hasta el punto de llorar cosas que no había hecho desde su infancia; ahí entre los escombros de sus anhelos frustrados apareció su madre abrazándolo—no es justo…ni siquiera soy él más rebelde de tus hijos…
—si te hace sentir mejor, Larissa también me lo reprocho dijo que no tenía ningún derecho a ofenderme en su nombre, dijo que tu tenías motivos más que de sobra para odiar a los humanos, que no te culpaba porque había muchos que eran escoria, pero pedir perdón a esas alturas me pareció en vano, después de todo la diosa Laynir se negó a mis peticiones de cambiarlo, dijo que ella jamás se equivoca al enlazar a las almas gemelas y que solo accedió a mi petición porque era insignificante y no afectaría en nada a tu vida.
—ella se equivocó…mi compañero intento matarme dos veces, está más que claro que nunca me amara.
—no lo creo, la atracción es imposible de negar dale tiempo es lo que más nos sobra hijo mío no debes perder las esperanza.
Dijo la diosa despidiéndose con un beso en la frente de un inconsolable Alexander, en el instante que la puerta se habría de golpe, Iván el mejor amigo de Alexander entro en posición de ataque con espada su espada desenvaina y una cara sumergida en concentración buscando cualquier amenaza—¡que sucedió escuche un alboroto! Alguien intento matarte nuevamente—pregunto asombrándose al ver el rostro rojo y lloroso de su amigo algo que jamás mostraba—a quien debo matar por causarte dolor—poco tiempo paso antes que Iván comprendiera el dolor de su amigo al toparse con los cientos de regalos destrozados que Alexander había recogido con tanto amor y dedicación durante años para su compañero—oh…ya veo así que encontraste a tu compañero y te rechazo…—Iván con expresión afligida menciono amargamente, no había nada más doloroso en el mundo para un paranormal que ser despreciado por su compañeros, era tanta la angustia de llegar a sufrir tales acontecimientos que muchos presentaban ofrendas a la diosa Laynir diariamente.
—no solo eso, intento matarme dos veces…—gruño con pesar.
—no sería el primero, dale tiempo al final regresara a ti, así es como son los compañeros amigo.
—pero, qué tal si no lo hace…si se niega a estar conmigo, no sé de lo que sería capaz no quiero causarle miedo, pero tampoco puedo dejarlo deambular libre por el mundo tengo demasiados enemigos.
—no seas extremos ten un poco de paciencia por ahora nadie sabe su identidad, además no es como que puedas secuéstralo y tenerlo a tu entera disposición como lo haces con los otros esclavos ¡es tu compañero por dios!—rio ante la ironía del asunto—para el caso debido a que se trata de un humano te toca cortejarlo como lo exigen los de su clase, por lo que solo te queda esperar—aconsejo Iván quedando de piedra al instante de terminar, pues Alexander tenía una sonrisa siniestra y un brillo perverso en los ojos. Aquello no auguraba nada bueno
—espera…no estás pensando lo que creo ¿verdad? ¡lo decía en broma, no era para que te lo tomaras enserio!
—¡qué más da si nunca me amara!
—pero, eso va en contra de todo lo que debemos atesorar de los compañeros.
—por favor no seas ridículo…a mí me dan igual esas estúpidas reglas por otro lado lo que sugeriste es brillante era tan obvio que el secuestro es la única opción viable, no lo hago por villano es solo para protegerlo. —afirmo para sí mismo una locura se reflejaba en su rostro, pero en si todos los hijos de Lilith solían ser así impulsivos y tomando todo lo que deseaban no importando las consecuencias de sus actos. — Lo buscare por la mañana, jamás lo vera venir. —rio perversamente asustando a su amigo quien no lograba comprender el comportamiento ilógico de su líder. Todo paranormal debía cuidar y amar a sus compañeros ellos eran regalos que completaban la parte solitaria de sus almas, seres creados para ser compatibles, no debían de ningún modo ser maltratados.
—creo que a estas alturas pedirte que no lo hagas es inútil, sobre todo si ya se te metió en la cabeza, sé que nada te frenará una vez que fijas tu mirada en un objetivo, ni siquiera la luz del sol…—dijo emitiendo un leve suspiro—enserio como envidio tu habilidad para caminar a pleno día, porque la diosa Lilith no pudo parirme.
—créeme que no es tan magnifico como parece, ser su hijo me ha traído más desgracias que otra cosa.
—no exageres dudo que sea tan malo, yo vendería mi alma por ser uno de sus hijos y disfrutar del verano nuevamente, hace tantos años de eso.
Murmuro con nostalgia asiendo rodar los ojos de Alexander—¡que absurdo! eres quizás al único vampiro al que le gusta el sol la mayoría lo odia, incluso hasta los que antes eran humanos.
—es un gusto adquirido como la sangre de elfo, amaba ir a la playa y que el sol quemara la piel y la enrojeciera eso era lo mejor, ahora parezco un muerto no es divertido.
—¡eres un muerto amigo!, tu sentido de la lógica aun me asombra—expreso empujando a su amigo fuera de su habitación destartalada—enserio me encantaría seguir esta charla de ti suspirando por el sol, pero tengo que dormir para recuperar fuerzas, mañana será un día horrendo.
—¡enserio aun planeas hacerlo! No creo que sea correcto, te vas a arrepentir.
—lo dudo y si sucede me da igual.
—eres un masoquista sin remedio
Se burlo su amigo antes de ser arrojado casi a patadas de la habitación, Alexander sonrió al hombre, ellos habían sido amigos desde la tierna infancia de Iván, Alexander mismo fue quien lo convirtió cuando estuvo a punto de morir por una enfermedad incurable, Iván fue su primer siervo y desde entonces habían estado juntos en las buenas y en las malas, Alexander no podía imaginarse la vida sin su mejor amigo, ya más tranquilo tras la breve charla; Alexander se sintió más calmado, se recostó en su cama rezando en silencio a la diosa Laynir para que la segunda vez que se viera con su compañero fuera mejor que la primera […]
Alexander camino por las calles de siniye luga con tranquilidad como otro humano más sin levantar ninguna sospecha, todo gracias a las habilidades heredadas de su madre que eran de las pocas cosas que podía agradecerle, pero se reusaba a decirlo en voz alta no quería inflar más el ego de la diosa, no quería hacerla sentir que había sido una buena madre cuando objetivamente nunca lo fue; después de todo quien en su sano juicio desterraba a sus catorce hijos del cielo con edades entre 9 y 4 años, sin ningún conocimiento o advertencias previas de cómo vivir entre los humanos, seis de sus hermanos pagaron el precio de la ignorancia de la mujer, muriendo a manos de los humanos. Todo porque los habían visto comer carne cruda y sangrienta de los animales que cazaban. En aquel tiempo solo eran niños abandonados a su suerte en los bosques, pequeños e indefensas criaturas que luchaban únicamente por sobre vivir, pero nada les importo a las bestias ignorantes, ni siquiera el hecho que tanto Alexander y como sus hermanos nunca habían lastimado a ninguno pueblerinos, a pesar de ello los llamaron monstruos y los cazaron hasta lograr matar a varios de sus hermanos, Alisa, Kira, Grigori, Lev, Nikolai y Talya; Alexander nunca olvidaría sus nombres y aunque la diosa se encargó de vengar la muerte de cada uno de ellos masacrando al pueblo causante, Alexander jamás se lo perdono.
Críalos bajo tanta inocencia, sin hablarles de los peligros del mundo había causado aquella perdida, la gota que colmó el vaso en su descontento para con la mujer que se hacía llamar su madre, fue el hecho de cambiar a su compañero vampiro por un humano, cambiando por completo su destino, todo por un estúpido desacuerdo que hasta su compañera recrimino. Sin embargo, pese a todos los problemas Alexander no odiaba a su madre, simplemente estaba decepcionado y aunque había cambiado un poco gracias a su compañera eso no borraba los siglos de abandono y decisiones malas que ella tomo para “cuidarlos”, Alexander pensaba perdonarla, pero simplemente no era el momento indicado, no después de cambiar a su compañero destinado por un humano.
Saliendo de sus pensamientos melancólicos camino entre las casas de piedra y techos de paja, buscando a Mihail, podía sentirlo cerca gracias al enlace y pronto lo vio a lo lejos, con una sonrisa pensó en simplemente aparecer de la nada y saludarlo educa mente para ver su expresión desbaratarse, al descubrir que el sol de le hacía nada, su reacción sería más que satisfactoria para el vampiro, erizar el plumaje de su compañero sería muy divertido, pensó, pero su humor desapareció al verlo entrar al gremio de cazadores paranormales.
—que estás pensando pequeño humano…ese lugar de baja categoría no es para alguien como tú, incluso entre su especie esos sujetos son escoria. —murmuro para sí mismo, por lo que alejándose se dirigió a uno de los callejones más oscuros, ahí recurrió a las sombras entrando al gremio detrás de su compañero.
—porque un ex soldado estaría dispuesto abandonar un puesto bien pagado para trabajar con nosotros, muchacho este negocio no es para nada lucrativo y abecés hay que ensuciarse las manos de un modo que dudo que alguien de apariencia tan honorable como tu soporte…—se mofo el cazador cuando Alexander entro al lugar, la piel de su compañero se erizo y fijo su vista justo donde estaba sorprendiéndolo, pues nadie más podía verlo en ese estado intangible; solo Alexander y sus hermanos podían mantenerse en esa forma durante media hora, el que su compañero lo haya sentido acelero su corazón, estaba feliz aunque el asunto fuera irrelevante.
—los vi en las afueras de la capital, eran varios vampiros y uno de ellos su líder confeso tener una granja de humanos—acuso Mihail enfureciendo a Alexander, como se atrevía su compañero a traicionarlo—¿granja de humanos? Si lo que dices es verdad porque sigues con vida o porque no te llevo con él dicho líder vampiro.
—¿Cómo voy a saberlo? Simplemente me hechizo y se esfumo cuando amaneció—mintió, Alexander estaba que ardía de furia y no quería escuchar más, pero antes que se diera la vuelta la voz de unos de los cazadores lo asusto, el hombre alto, musculo de cabellos negros y ojos verdes, despedía a kilómetros un aura homicida, las malas intenciones impregnaron el aire—¿enserio se marchó sin hacerte daño? Eso no es propio de los vampiros, que no nos estas contando—arrincono el cazador—ya te dije que amaneció por lo que no le dio tiempo, pero eso no evito que el bastardo me hechizara, quiero que desaparezca ¿qué debo hacer matarlo es la única cura?
—depende…—respondió el cazador con una enorme sonrisa, Alexander quiso matarlo, pero actuar entre tantos humanos no sería inteligente— de que… ¿Cómo puedo librarme de su hechizo?
—si eres alguien que encanto al azar el hechizo con suerte desaparecerá en un par de meses, no obstante, si eres su compañero la cosa cambia el encanto es para siempre—aquellas palabras conmocionaron al vampiro como podía saber aquel hombre de los compañeros, quien era el que estaba traicionando a su raza.
—¿compañero? —palideció su compañero, alarmando a Alexander si no conseguía que se calamara los cazadores lo matarían ahí mismo, oculto entre las sombras toco el hombro de su compañero tranquilizándolo, los cazadores no debían entrarse de la verdad—el nunca pronuncio esa palabra, como dije amaneció antes que pudiera matarme o llevarme con él.
—bueno si tú lo dices, supongo que no queda más que creérnoslo por ahora…
—no miento, lo único que quiero es que el hechizo que puso sobre mi pare.
—ahhh pero ese es el problema, todos queremos algo y nada es gratis, crees que nosotros nos movemos por altruismo—rio el cazador los demas le siguieron—a decir verdad así lo creía, no son héroes.
—¡héroes! —rio una de las mujeres del grupo—que alguien le explique al imbécil que los “héroes” no viven de aire—expreso la chica afilando uno de sus cuchillos.
—veras muchacho—contesto otro cazador, un hombre bajito de pelo castaño— a menos que el rey lo decrete o alguien con mucho dinero nos page, no nos movemos. Es más solo actuamos altruistamente cuando el pueblo está en peligro, como te hemos dicho este no es negocio lucrativo, sobre todo desde que los paranormales están escondiéndose, aunque te nos unas no saldremos a buscar a tu vampiro para matarlo, sería un desperdicio de recursos, si quieres que te ayudemos tendrás que pagar, cinco monedas de oro es nuestra cuota si no las tienes te sugiero el suicidio los vampiros no suelen dejar nada al aire, esos hechizos son prácticamente imposibles de romper. —afirmo el cazador, Alexander sintió su corazón acelerarse—no tengo las monedas…—murmuro Mihail apretando los labios con rabia, los cazadores solo sonrieron vilmente, sospechando seguramente que lo de Mihail no era un hechizo, sino un enlace eterno e irrompible, su muerte significaría también la muerte de Alexander logrando que cumplieran su trabajo sin mover ni un dedo, sin más palabras su compañero se dio la vuelta y Alexander lo siguió de cerca, la ansiedad provocó que no notara que lo seguían de cerca, pues en la mente de Alexander estaba únicamente presente frenar cualquier locura que planeara su compañero.
Su humano salió de la ciudad abarrotada hasta llegar a una posada a las afueras de la ciudad, en la entrada el muchacho se quedó meditando su destino, observando de tal modo la desgastada puerta como si esta pudiera darle todas las respuestas—sé que me estas siguiendo…puedo sentirte ¡quiero que me dejes en paz!—susurro, pero Alexander no se atrevió a contestar—quizás me estoy volviendo loco, no debí beber su sangre—susurro con la mirada perdida, entro en la posada y sin llamar la atención de nadie subió las escaleras hasta habitación, en la mesita de noche vieja miro la daga con la que había apuñalado a Alexander, su expresión estaba ida en el objeto contundente y la tomo en sus manos con de determinación, con unos ojos hundidos en la locura corto su muñeca gruñendo levemente por el dolor, sangre mancho la madera casi podrida, el dulce olor trajo tanto placer como indignación al vampiro, pero antes de Mihail cortara su otra muñeca Alexander salió de entre las sombras.
—¡no te atrevas…no lo hagas! —ordeno desesperado y casi sollozante—¡sabía que me estabas siguiendo! —Mihail reprocho con la respiración entre cortada tomando la daga en su otra mano para cortar su otra muñeca bajo la aterrada mirada de Alexander quien apresurado se la arrebato y lamio la herida mortal serrándola con su saliva curativa. Mihail estaba consternado.
—¡déjame morir monstruo! — grito intentando soltarse del fuerte agarre—esta es la única forma que tengo de librarme de ti, ya te lo había dicho prefiero la muerte que tener cualquier relación contigo, esto no es normal debo deshacer el hechizo que pusiste sobre mi—sollozo desesperado—¡no te puse ningún hechizo! Pero, si tanto insiste te mostrare lo que es un verdadero hechizo—gruño con amargura tomando la barbilla de Mihail, sus ojos carmesíes se volvieron dorados—te prohíbo que te lastimes a ti mismo o que convenzas a otros para que te maten—ordeno a sabiendas de su poder y de la nula protección que los humanos poseían ante los encantos vampíricos, los ojos de Mihail se oscurecieron—lo prometo…—sonrió bajo el hechizo, alegrando el destrozado corazón de Alexander, aunque aquello fuera artificial, falso, logro desaparecer un poco de la oscuridad que albergaba su ser, sin embargo, su alegría duro poco justo en el ínstate que su compañero comprendido la diferencia al despertar—¡NO!—lloro horrorizado a sabiendas de lo que acaba de pasar—ahí tienes tu respuesta, ahora sabes lo que es estar verdaderamente hechizado mi compañero.
—¡tu maldito bastardo, te matare juro que lo hare, aunque me cueste toda la vida! —lloro cuando una estaca apuñalo el corazón del vampiro.
—¡esto fue más fácil de lo que pensé!
Se jacto el cazador de cabello negro con quien Mihail había estado hablando horas antes. —¡pensé que ustedes no trabajaban gratis! —pregunto Mihail a lo que el cazador simplemente sonrió.
—sabía que era tu compañero, todos los paranormales son iguales, incapaces de abandonar a la “otra mitad de sus almas” aunque eso los lleve a la muerte siempre los buscaran, para tu suerte chico la sangre de los vampiros es muy valiosa, ese será nuestro pago—expreso el hombre confiado—quien dice que estoy muerto—reprocho Alexander girando su vista al hombre—¡mierda un hijo de la diosa Lilith!—grito, pero Alexander tomo el rostro del cazador aplicando tanta fuerza que estuvo a punto de romper su cráneo, más lacayos apareciendo para salvaguardarlo arrojando flechas al vampiro, varias atravesaron su cabeza enojándolo—¡para, por favor!—rogo Mihail distrayéndolo el tiempo suficiente para que el cazador arrojara una bomba de luz que lo aturdió durante unos minutos, haciendo que los soltara a ambos
En la neblina blanca una mujer se le arrojo encima, Alexander descubrió que era la chica de antes, la que se burló de su compañero, ella lo apuñado con dagas venditas que sin duda hubieran matado a un vampiro normal—¡es uno de los hijos de la diosa Lilith su sangre es super valiosa, hay que capturarlo, nos haremos ricos con su sangre semi divina! —exclamo alguien a lo lejos haciendo estallar en ira por lo que Alexander harto decidido darle una lección no solo a su compañero, sino a todos los cazadores que pensaron tenían una mínima oportunidad de captúralo o matarlo.
—ya veo…así es como quieren que sean las cosas ¿verdad? ¡que me convierta en el monstruo que tanto creen que soy, si eso quieren, eso les daré sucios humanos.
Grito, sus ojos se volvieron dorados y la mujer que estaba encima suyo fue desmembrada en un parpadeo por las sobras, solo los primeros vampiros poseían la habilidad de controlar la oscuridad y convertirla en armas mortales, más flechas fueron disparada a su cabeza, sin embargo, ninguna lo golpe pues un escudo negro lo protegió. Mihail se quedó en una esquina aterrado una expresión de conocimiento lo invadió, cada persona en la posada moriría por su culpa—¡no lo hagas!—susurro a sabiendas de lo que sucedería—por favor, juro que hare cualquier cosa que desees, pero por favor no mates a nadie—suplico lagrimas rodaron por sus mejillas enrojecidas el vampiro solo sonrió—ya es tarde—reprocho con amargura arrojando el cadáver de la cazadora a un lado, las personas en la posada al ver el poder del vampiro huyeron aterrados, dejando solo a los cientos de cazadores, todos lucían arrogantes muy confiados de sus artilugios y objetos mágicos, poco sabían que nada de eso sería suficiente para enfrentar a un semi dios—hace tantos años…que no asesino humanos, espero no estar oxidado—se burló llamando a las sombras y desapareciendo a través del velo, todo quedo en silencio hasta que los primeros gritos se escucharon y el olor metálico inundo el lugar. Cuerpos desmembrados salieron volando de la nada engullidos en sombra cuando Alexander volvió a aparecer, Mihail no podía hacer nada más contemplar con horror el altercado.
—¡estas satisfecho ahora mi compañero! Me he convertido en el monstruo que tanto clamabas, espero que estés satisfecho…
Expreso burlonamente con las manos manchadas de sangre—activen el hechizo de anulación de transformación—dijo uno de los cazadores antes de que Alexander lo apuñalara con la sombra detrás de la puerta—enserio creen que necesito cambiar para matarlos—rio y la presión del hechizo se sintió en el aire, le arrojaron flechas y bolas de fuego, pero nada consiguió darle, entrando y saliendo de las sombras apareció frente a uno de los chicos que usaba sangre de bruja como amuleto mágico, el cazador convoco un escudo, Alexander solo le dio un leve golpe destruyéndolo y mando al pobre chico varios metros fuera de la posada la pared se rompió y una casa se destruyó con el cadáver, una espada lo atravesó—que paso…no iban a volverse ricos con mi sangre—se jacto más hombres se le fueron encima intentando herirlo con sus espadas Alexander las rompió todas y con las sombras empujo los metales levitando en el aire cada una se clavó en diferentes partes del cuerpo de los cazadores.
—¡ya no más, déjalos te lo suplico! —rogo Mihail, pero el vampiro los atravesó a todos con su magia, desmembrando sus cuerpos y pintando toda la posada de rojo, solo le faltaba una cazadora, una chica realmente joven que apenas parecía haber entrado a la adolescencia—que pena tan joven…—con fingida compasión el vampiro se acercó a ella acariciando su rostro y llenándolo de sangre—que te hiso unirte a esas bestias niña, el dinero, el creer que estas salvado a alguien o simplemente el gusto de matar a otros sin que nadie te lo recrimine porque somos monstruos, ¡dímelo!—grito sus dedos presionaron los ojos de la chica, gemidos de dolor inundaron la habitación—¡basta…ya entendí, no tienes que mostrare más!
—porque debería parar, no me llamaste monstruo mi amado compañero…para que alguien sea considerado un monstruo debe realizar actos deplorables y eso es lo que soy. Un monstruo, dame un motivo por el cual no debo matar a esta cazadora, explícame porque no debo acabar con su patética vida como ellos lo hacen con los nuestros, qué diferencia hay entre su vida o la de cualquier paranormal, porque debería dejarla vivir cuando ellos se regocijan y torturan a los de mi clase por sádico placer y dinero.
—yo no…—Mihail apretó los labios sin saber la respuesta, hasta que las palabras salieron de sus labios—porque…soy yo el que te lo pide—susurro, su corazón estaba ardiendo— como la otra mitad de tu alma te suplico que la dejes vivir, si la matas juro que nunca te lo perdonare—expreso haciendo reír a carcajadas al vampiro.
—¡Justo en este momento te atreves a aceptas lo que somos! —se carcajeo con locura—ahora, tengo aún mas deseos de matarla—Mihail con amargura cerro los ojos esperando escuchar el grito aterrado la chica, pero nada de eso ocurrió por el contrario al abrir los ojos vio como Alexander dejo ir a la chica quien huyo por la puerta llorando.
—tú…
—silencio—fue su única palabra cuando Alexander los envolvió a ambos en sombras—desde ahora serás mi esclavo, ese es el precio por la misericordia que rogaste espero que no te arrepientas, al final los humanos son mal agradecidos por naturaleza—manifestó la oscuridad lo rodeo, era cálida y una tranquilidad que no había sentido en días se alojó en el corazón de Mihail, las acciones del vampiro lo desconcentraron, nunca creyó que Alexander accedería a su petición, poco sabía que aquello marcaria su destino.
continuara…
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