Capítulo: Perfecta Simbiosis

Capítulo: Perfecta Simbiosis

aNbArLin

05/11/2021

Se echaban de menos, fue así como unas horas antes, acordaron verse en casa de Alicia. Lo cierto es que habían pasado varios días desde su último encuentro.

Ella estaba sumamente nerviosa porque se había prometido a sí misma guardar la compostura y no bajar la guardia ante él, para protegerse de la gran tristeza que le provoca estar envuelta en esta relación intermitente.

Mauro, que es un hombre decidido, acudió al encuentro casi sin pensarlo. Lo primero que hizo, nada más llegar fue rodear completamente la cintura de Alicia, para luego dejar reposar su cabeza sobre el vientre de ella. Así permanecieron inmóviles unos cuantos minutos, que ambos sintieron como décadas. Fueron segundos de completa unión, que saciaron aquel inmenso vacío que habían dejado las ganas acumuladas de los días que no se habían podido ver, esas ganas que al fin y al cabo actúan como el hambre, arrasando con todo. 

Aún se puede palpar en el aire el peso que Mauro ejerció sobre el diminuto e irresistible cuerpo de Alicia. Él tan solo buscaba sentir la paz que emiten cuando están juntos y la supo embeber entera, hasta percibirla por cada uno de sus huesos.

Después de un largo rato, Mauro se reincorporó, se miraron directamente a los ojos y se abrazaron, como solo ellos saben hacerlo. Las manos de él poco tardaron en caer rendidas sobre las nalgas de Alicia y allí jugó a estrujarlas una contra la otra, hundiendo cada yema de sus dedos entre la carne, poseyendo una vez más aquel cuerpecito torpe y aturdido. Sin embargo le chocó el olor a despedida que transmite el no tener respuesta alguna por la otra parte. Así que casi suplicando, le pidió que le acariciara la espalda con esas manos frías que tanto le gustan, a lo que Alicia accedió con las últimas contradicciones, entregándose absorta ante la deslumbrante belleza de las constelaciones que van dibujando sus lunares a lo largo de todo el dorso. Mientras le acariciaba, ella suplicó por bajar el volumen a su propia piel, esa que tanto le gusta a él por tener el punto exacto entre hidratación y suavidad, porque no dejó ni por un instante de gritar, gemir y jadear atormentada, Su Nombre. Anheló sentir una vez más las delirantes mezclas acuosas, cuando dan paso a sus pendulares y circulares movimientos. Pero, se mantuvo fiel, Alicia fue tan fuerte como jamás creyó serlo. Respiró profundo y acto seguido, se apartó de los brazos de Mauro.

Se volvieron a contemplar enteros, esta vez desde más lejos. Ella apartaba la mirada por miedo a ceder. Él no dejaba de endulzar sus oídos y es que Mauro tiene cierta habilidad para el arte de la seducción y Alicia resulta ser una presa fácil para él. Ella le acostumbra responder riendo, como por acto reflejo, y él no comprende que esta sonrisa nerviosa es provocada por su gran inseguridad. El caso es que siempre acaban riendo cómplices, incluso en esta situación.

A esta altura, ¿qué queréis que os diga? Ellos ya no son Él y Ella, eso jamás volverá a suceder. Ahora Ella es Él y Él es Ella en un vaivén incondicional de una de las uniones más imperfectas, lo cual la convierte en la única Perfecta Simbiosis viviente de toda la faz de la tierra.

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