En ocasiones las personas necesitan tomarse un tiempo para sanar, relajarse, conocerse, quererse y entenderse.

La mayor parte del tiempo lo hacen sin dejar rastro, sin avisar, no dejan claro por qué están tomando esa decisión y es que se llega a suponer que es la manera más sana posible.

Al principio puede ser difícil asimilar muchas y cada una de las cosas que suceden, pero cuando se comienza a entender la situación, se empieza por pensar en uno mismo.

Tanto psicólogos como estudios realizados a lo largo del tiempo, dicen y afirman que las personas perdemos parte de nuestra vida metidos en redes sociales, preocupándonos por lo que va a pasar, lo que van y pueden decir de nosotros, el cómo nos verán o si realmente hay gente interesada en saber qué es lo que estamos haciendo.

Nos encerramos en una burbuja en donde no decir nada es la salida más fácil para no dar explicaciones posiblemente muy absurdas para muchas o algunas personas, tal vez, incluso para nosotros mismos.

Es claro que un gran porcentaje opta por la «fortaleza» por no hablar, ni decir lo que sienten por alguien, por algo o por si mismos.

Otros optan por alejarse del mundo virtual y disfrutar el mundo real, enfocarse en cosas más allá de contestar un mensaje, resolver un mal entendido, o encontrar la forma de poder llamar la atención, más allá de llamar la propia.

Yo me decidí…

Cerré mi perfil de facebook, después de tanto pensarlo y pensarlo, sintiendo qué iba a perder comunicación con gente que ya ni siquiera se cruzaba un «Hola. ¿Cómo estás?»

Dejé volar personas que no me hacían bien y gente que simplemente demostraba no querer estar en mi vida.

Pensé que lo mejor era dejar lo que creí que amaba, alentando gente que no se sentía igual de apasionada que yo por hacer lo que imaginaba haría para siempre.

Encontré mi salida

Cerré WhatsApp, por qué me di cuenta que si no buscas, no te buscan, porque pensaba que mi vida estaba conformada por las personas que formaban parte de ella y que los amigos se forjaban con mensajes más que por demostrar interés.

Quise conocer el mundo de diferente forma y perspectiva

Entre a Twitter simplemente para saber que está pasando en el mundo, que es lo que se destaca de entre miles de millones de noticias.

Me enamoré de una persona que sabía que jamás iba a estar conmigo, pero saque las fuerzas para decirle lo que sentía desde el primer día, a pesar de saber su respuesta.

Me aferré al pasado y él mismo me hizo saber que tenía que avanzar sin importar qué o quién se estancara en el camino.

Consumí mi tiempo en pensar tantas cosas estúpidas, intentar cruzar puertas cerradas qué simplemente no eran para mí y deje de enfocarme en lo que realmente importaba, olvide pensar en Sixto.

Me voy por él, por que consiga la paz interior y pueda salir adelante.

Que aún qué esto parece una carta de suicidio no lo es.

Es una forma de decirles gracias a los que están, a los que estuvieron, a los que me enseñan y me siguen enseñando.

A los que me regañarón y me alentaron, aquellos que con pocas palabras y varias demostraciones creyeron en mí.

Gracias por motivarme y hacerme saber que soy una eminencia en muchas cosas, lo mejor de lo mejor, gracias a los que me hicieron y me hacen reír.

A los que me dicen no te rindas y sigue adelante.

Gracias a mis amigos y a los que decían que eran incondicionales.

Gracias aquellos que están a mi lado, casi casi agarrados de la manos, pero me tienen envidia, coraje, me quieren ver derribado.

A todos ustedes…

¡Muchas gracias!

Nota: Dedico esta carta a personas las cuales puedo contar con los dedos y aquellos que me han alentado a seguir caminando por el sendero de aquello que amo hacer, sin importar lo difícil que se puede llegar a tornar. 

Y no es definitivamente un adiós, si no un hasta pronto.  

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