«Todo fue tan rápido», dijo él antes de que se le quebrara la voz. «Estamos juntos y es lo único importante», respondió ella con lágrimas en los ojos. Sus manos se entrecruzaron con fuerza un segundo. Los doctores hablaban como si nada enfrente de ellos. La pareja se acercó por última vez a aquellas mesas para luego perderse en el pasillo. Hubo un silencio sepulcral. «¡Parece que pasó un ángel!», exclamó la doctora. «Así como veo, yo creo que dos», respondió su colega. El reloj de la sala de autopsias de Concepción marcaba las 11:35 am.
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