Alejo:
Cuando recibas esta carta, te vas a sorprender por varias cosas. Empezando por el hecho de que te llegue una carta. Además una carta mía, que vivo con vos y nos vemos a diario. Lo que sin duda, te va a dejar de una pieza, es el hecho de que funciona el Correo Argentino. Elegí mandartela por correo justamente por eso, porque no sé si te va llegar. Pensé en tirar un moneda a cara o cruz, pero no me iba a quedar tranquila con la esquela guardadita en un cajón. Yo te la mando, si se pierde o no llega, es una decisión del destino y le voy a hacer caso. Por algo será que no llega.
Empecemos por el principio. Haciendo un poco de orden en el escritorio, encontré nuestra foto y nuestro acuerdo. ¿Sabés de lo que te hablo, no? ¿Te acordás aquella noche frente al fogón? Seguro que sí, porque establecimos los acuerdos de esta larga relación que llevamos. Nos hicimos seis promesas mutuas. Te las recuerdo:
-
NO CASARNOS NUNCA.
-
COMPRENDER QUE LO ETERNO NO EXISTE, PORQUE NOSOTROS MISMOS SOMOS FINITOS.
-
VIVIR EL PRESENTE.
-
RESPETAR AL OTRO EN SU INDIVIDUALIDAD.
-
PACTO DE HONESTIDAD BRUTAL.
-
DECIRNOS ADIOS SIN RENCORES.
Después miré la foto y casi no me reconozco. ¿Pasó tanto tiempo? ¡PASÓ TANTO TIEMPO! La pasamos genial juntos. Viajamos mucho y nos divertimos. Hubieron tristezas, pero supimos acompañarnos y compartirlas, cuando fue necesario.
Si voy por este camino no voy a poder…Se nota que éramos jóvenes. La brutalidad, hoy, me cuesta. Pero como dice el catalán “nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.” Quisiera aclararte que sos una presencia central en mi vida, que me seguís gustando y tu sentido del humor me fascina. A veces te miro y me siento muy orgullosa de mí misma (¿Está mal?), porque yo supe ver en aquel muchacho este hombre que sos hoy. Por este otro camino, tampoco voy a poder…
¿Cuál es la verdad acá? Esa, la que no tiene remedio. Fijate que el pacto no habla de amor. Creo que dimos por hecho, que eso que sentimos esa noche frente al fogón, era pasajero, que se nos iba a pasar. Nos reconocimos como personas compatibles, nos aceptamos. No fue poco, dado el tiempo que llevamos juntos. Te confieso que ese día no apostaba dos guitas por la relación. Te vi como un apasionante compañero de viaje por Latinoamérica. Alguien con quien pasarla bien.Y me sorprendí cuando recalamos en ese departamentito triste de Barracas y lo llenamos de alegría y proyectos. Volvamos al tema del amor. Sabés que no me gusta ponerle rótulos ni a los frascos. ¡Menos a esto que sostuvimos tanto tiempo! Pero hoy pienso en el amor. No descarto que esto lo sea, pero lo dudo, por lo menos hoy, lo dudo. Nunca fui romántica, vos tampoco. Me criaron para ser Mafalda, no Susanita. Bueno, me toca parar el mundo y bajarme. Me bajo por un montón de cosas que tienen que ver conmigo, y por ninguna que tenga que ver con vos. ¡Mierda, suena al típico “no sos vos, soy yo”!
Voy a tratar de aplicar la HONESTIDAD BRUTAL, que aparentamos valorar tanto. No somos más aquellos chicos. Me parece que nuestra relación es como un homenaje a eso que fuimos una vez. Establecimos una forma de vivir muy orgánica y cómoda. Formamos un dúo donde cada uno toca su música, sin molestar al otro. Quiero conocer otra cosa. Quiero indagar si existe otra cosa. Quiero poner en riesgo todo. Le voy a dar una patada al tablero que sostiene este juego, que jugamos tan bien. Arriesgo todo a la llegada de esta carta a tus manos. Después de pasar por el correo y despacharla, voy a hacer una valija, con poca cosa. Si la carta llega la agarro y me voy. Si la carta no llega nunca, acá me quedo. Una apuesta al destino.
Si llega, vos sabrás lo que tenés que hacer. Lo único que te recuerdo es que acordamos “decirnos adiós sin rencores”.
Matilda.
OPINIONES Y COMENTARIOS