Estos pétalos de silencio y escenas,
oscuridad de luz y cielo,
acogen mis velas para atraparlas
en un juego de demonios de seda.
Una profunda madriguera de rosas oscuras
con aroma a peligro, negra pólvora.
Infames caricias de cuerda en fiera locura
se deleitan en espera de un río que retroceda,
batiéndose en duelo el placer y las garras de la cobra.
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