Carta a mi compañera

En razón de sí;

Presente .-

Déjame saludarte en primera instancia. Espero te encuentres descansada, y puedas entender poco a poco lo que quiero decirte. No vaya a ser cosa que olvides mis observaciones, y en ese caso, no valores lo mucho que te aprecio y desprecio. Empezaré para no alargarme.

Desde muy niño soñé con atesorarte, pero no mucho. Es difícil que lo sepas, pero siempre quise usarte para uno que otro trajín de chiquito. Ya sabes; caricaturas, películas y fantasías. No está por demás, decirte que hablaba de ti en mis libros de escuela; te escribía constantemente cada vez que preguntaban por mí. Es curioso, no saber por qué nunca me diste una señal para ir en conjunto, o rechazarnos completamente a voluntad.

Bien conoces ya mi necedad y terquedad. No tendría que explicártelo mucho. Pero ahora, no sé si mi rencor es menos favorable frente a lo que quiero ser de ti. Tengo claro que quiero ser contigo, pero qué soberbia la tuya de no librarme de este enojo. No es raro, y menos para ti, saber de mi inquietud con la ira. Si quiebro lo uno o lo otro; si desafino arriba o abajo; si pierdo mi aire; y te pierdo.

No quise alargarme, te lo prometo. Siempre he sido acostumbrado a darme tantas vueltas. Mi motivo será siempre poder entenderte. Resonando en mi diafragma o mi frente a coronilla de sonidos. En ese caso, si por nódulos o cualquier diagnóstico llegase a perderte algún día, te agradezco por soportarme.



Esteban Sislema

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS