Prologo
Muchas personas le hubieran rogado a dios que les de la bendición de poder nacer en una familia prestigiosa, adinerada y de primera clase. Pero yo opino que si dios realmente existiese no podría haberme dado peor maldición que esa.
Mi familia creo a través del tiempo un poderoso imperio gracias a las semillas de nuestros antepasados. Actualmente mi padre es el líder del clan de la familia, el clan Ashford y es la cabeza de la corporación Onyx. En nuestro clan el hijo mayor debe convertirse en el futuro líder del clan, el segundo hijo mayor se vuelve el sub líder y el ultimo en nacer se vuelve el puño del clan.
Lamentablemente para mi termine siendo el cuarto de cinco hermanos, no había ningún lugar para mí en el clan, junto con mi tercer hermano éramos el peso muerto de la familia.
Cuando cumplí cinco años y como cualquier niño de esta ciudad, fui inscripto a la “Iniciativa Estrella Fugaz” para poder recibir una habilidad estrella. Con mucho estudio, practica y concentración logre desarrollar más mi habilidad; al principio todos en la familia creían que solamente podía hacer desaparecer objetos, pero con el paso del tiempo y gracias a más estudios nos enteramos que en realidad la habilidad que desarrolle era muy superior a eso.
Aun habiendo logrado eso no logre llamar la atención de mi padre. Mis dos hermanos mayores al igual que el más menor me despreciaban y mis padres estaban concentrados en que ellos tres aprendieran el negocio familiar, la única persona que tuve siempre a mi lado fue el mayordomo que me asignaron.
Gracias a su apoyo continúe estudiando y entrenando para desarrollar cada vez más mi habilidad estrella, esta lograba ubicarme como uno de los capacidad dos más fuertes de todos. En ese momento logre de una vez por todas llamar la atención de mi padre, fue un rayo de luz que me baño cuando estaba cubierto de oscuridad.
En los últimos meses escuche a mi padre hablar mucho sobre un nuevo proyecto que quería realizar su compañía. Era un experimento muy peligroso y casi nadie tenía lo suficientemente bien desarrollado su cuerpo como para aguantarlo, hasta el momento solo consiguió a dos voluntarios y en un intento de mantener esa cálida y agradable luz producida por la atención recibida de mis padres decidí postularme.
Desde la fundación de la ciudad, hace décadas, casi todos sus habitantes lograron desarrollar una habilidad estrella. Pero el punto de este experimento era lograr que las personas obtuvieran hasta dos habilidades, que sus cuerpos pudieran resistir esa gran cantidad de poder acumulada en su interior. El punto era que dos habilidades estrellas coexistieran con dualidad en un mismo individuo.
Todavía recuerdo esa asquerosa y maldita noche.
El experimento se llevó a cabo el mismo día en el que cumplía 14 años. En una sala completamente metalizada me encontraba sujetado de pies y brazos en medio del aire mientras un montón de brazos metálicos realizaban la operación. Frente mío se encontraba una gran y larga pantalla de vidrio, era muy difícil ver lo que se encontraba del otro lado, pero los truenos de esa tormentosa noche iluminaban lo suficiente como para tener la certeza de quienes me observaban del otro lado, mi padre, mis dos hermanos mayores; los sirvientes de los tres y mi sirviente.
Los brazos robóticos comenzaron la cirugía, algo que me molesto un poco fue que a último momento me avisaron que no podrían usar anestesia.
La razón por la cual una habilidad estrella se otorga a temprana edad es para que esta pueda desarrollarse y crecer a la par que el cuerpo del individuo. Por lo cual insertar una habilidad ya desarrollada a un cuerpo que ya poseía otra habilidad desarrollada era una tarea difícil.
No mentiré, sentir como los metálicos, fríos y esterilizados brazos robóticos abrían mi pecho y espalda me provoco un miedo muy profundo. Pero este era suprimido por el constante y agonizante dolor que sentía, hacia todo lo que podía para intentar olvidarme de ese dolor, pero me resulto casi imposible, era tan fuerte y constante. De cierta manera, los fuertes truenos que se sentían me hacían olvidar momentáneamente esa interminable agonía. Antes de comenzar la cirugía mis hermanos me enseñaron la teoría detrás de esto y utilice eso como excusa en mi mente para repetirme que todo saldría bien.
Por escasos y tenues momentos lograba ver lo que se encontraba del otro lado del grueso cristal. Las miradas de mis hermanos y padre eran frías, observaban meticulosamente todo como cámaras de seguridad. En cambio, la expresión de mi sirviente era diferente, él se encontraba temblando y con la cara completamente pálida, él tenía mucho miedo de que me pasara algo.
Sinceramente ver las emociones de alguien preocupado honestamente por mí me dio la fuerza suficiente para no desmayarme de la agonía. Y entre el sudor y lágrimas creo que hasta logre mostrarle una sonrisa.
Después de unas cuantas horas más así por fin acabo la primera fase del experimento. Tuve que estar internado varias semanas y en ningún momento nadie de mi familia vino a visitarme o ver cómo me encontraba. En tres semanas mi sirviente fue el único en venir, aunque en una sola ocasión vino el tercer hermano mayor.
Hasta comencé a interactuar menos con mi padre y hermanos, una vez al mes nos encontrábamos para llevar registro de mi estado físico y mental. Ya no sabía qué hacer para que ellos valoraran mi existencia, y fue entonces, la primera vez que pude usar mi segunda habilidad que mi furia pudo conmigo. Comprendí que para mi familia solamente era un objeto más de experimentos, una basura, una basura cuyo dolor disfrutaban y que encima ahora les era útil.
Me harte de mi estúpida familia y del maldito clan. Cuando por fin me encontré lo suficientemente bien tome la decisión de abandonar mis cosas, no me lleve nada de esa horrenda mansión y jure que esos estúpidos me las pagarían por haberme tratado así. Derrumbaría todo el imperio que crearon y si no se arrepentían también acabaría con ellos, uno por uno.
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