Selección de poemas que fueron apareciendo en las diferentes ediciones que realicé. 

La foto de portada pertenece al artista de Concepción del Uruguay Ezequiel Alejandro Da Silva.

Web personal: www.jeponcedeleon.com.ar


* Cúmulo *

Acumulo recuerdos
para olvidarlos
cosas viejas de viajes hechos
inventados

el inventario de huesos
alfombras
jabones de hoteles
tierra en los zapatos

olvidar
también
que los hijos donarán
el trapo que sobra
el bolso gris
la barba del viejo

pero habrá cosas que no podrán
esas cosas que no pude legarles
ni existen.

La muerte perfecta
la perfecta invención
será otra cosa
entre sus cosas
que restará estantes.

Luz esdrújula
brújula que salva

son los hijos.

y sin embargo entre tanto
siempre nos perdemos
la última caricia.

* Casa de barro *

No recuerdo si la casa fue siempre de barro

o si fue haciéndose de barro con el tiempo
como si poco a poco entre la lluvia y la tierra
se la fueran devorando
por pura malicia,
por ganas de un postre
que no fueran los bichos del monte.

Pegarse un tiro en la voz.

Ver pasar los mugidos.
Escuchar grillos.

Basta lo que nunca nos basta.

Basta.

Me apoyo en la galería de esa casa
para volverme de barro,
para ser devorado
así, como por casualidad,
mientras no para de llover
y me atrapa esta alegría.

* Litoral *

El litoral está verde y maduro.
Las calles se escurren entre piedras
y el secreto anda metido
en picos de pájaros.

El río va hacia adentro
arrastrando mis ojos
desnudando el color de los árboles
durante la siesta.

Por sobrenatural se incendia el agua.

Los cántaros se rompen
de tanto no ir…

* Patio desolado *

En la casa hubo una enorme pileta.
Una pila bautismal donde poner a dormir
los pecados.

Desarmaron con ella mi niñez
y las ganas
de fingir un río
en el patio de mi infancia.

Ahora no tengo dónde ahogar
mi pedazo más humano
y más triste…


* Volví la cara para mirarte *

Volví la cara para mirarte
y en tu mirada se espejó el niño que te amaba
que te corría por el patio ofreciendo un pájaro muerto
una piedra
una pelota de fútbol embarrada
un funeral en los labios.

Estabas igual con el guardapolvos hasta las rodillas
festejando no sé qué mientras saltabas la cuerda.

Tarareabas. Sí, tarareabas.

Volví la cara para mirarte
y en tu mirada advertí que no me reconocías
que era sólo yo mirando a mi yo en tus ojos,
confundido,
como si estuviese en el patio de escuela y sin saber por qué
persiguiéndote todavía con el pájaro muerto
la piedra
la pelota de fútbol embarrada
y el deseo atravesado en la garganta
como un grito.

Yo no sé si vale tanto la pena jugar a volver a verte
y repetir este recuerdo
como si ya no doliera.

* Sin sentido *

No tiene sentido
llegar hasta el enorme patio
que es Entre Ríos
y no querer mojarse los pies,

los ojos,

la llama que somos

aunque se apague.


* Algo *

Como en el primer encuentro, algo tiembla.

Y ese algo ya se siente en el aire.

Mis ojos devoran el reloj.

El tiempo nos vuelve más lentos, tangibles,

más visibles de lo que quisiéramos.

Sin embargo nos animamos

a que las viejas del barrio vean nuestras lenguas.

Vamos pariendo la ternura en el parque.

Echamos palomas.

Asustamos niños.

Así pasamos los días.

Así nos fuimos haciendo cada vez menos jóvenes.

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