Una noche de agosto.

En este momento soy un nudo en la garganta, un mar de dudas y pensamientos. Dos ojos grandes conteniendo agua salada que se están por desmoronar.
Tengo tanto por decir y no logro sacar nada, no se por donde empezar.

Voy, vengo, y me encuentro conmigo. Me veo al espejo y amo lo que veo, hoy soy el reflejo de mi esfuerzo,veo mis ganas constantes de superarme. A veces vienen gritos profundos de felicidad y risas alocadas.
Y otras, vuelve el fantasma de lo que fue, acompañado del miedo, su amigo.Ambos amenazan con recuerdos e imaginaciones, quieren adueñarse nuevamente de mi. Me preguntan si soy lo suficientemente fuerte, ellos creen que no, y que pueden hacer y deshacer como fue siempre.
Lo que no saben es, que hace tiempo perdieron su fortaleza en mi interior, en mi mente. Hoy ellos son los débiles y yo la fuerte.
Hoy hay mas luz que oscuridad, mas amor que odio, mas alegrías que tristezas.
Así que, con una leve sonrisa, observo a ese fantasma, a su amigo y a todas sus amenazas y los veo marcharse, desconcertados, sintiendo el fracaso y seguramente aceptando que hoy perdieron su lugar. 

Desaparece el nudo, siento un profundo alivio en todo mi ser, mi mente vuelve a estar en calma, y esos ojitos se desmoronaron ¡si! pero esas lagrimas están limpiando y nutriendo. Me abrazo,me mimo,siento muchísimo orgullo y una vez mas le digo; hasta luego ansiedad.