Una vez (si es que puedo ponerlo en una línea) abandoné todas mis pertenencias, vacié la mochila y lavé mi cuerpo con un baño del olvido. Me dejé atrás, pero conservé un gran espacio para llenarlo de nuevos encuentros. Así, comencé a dar pasos sin rumbo fijo, solo con el propósito de la libertad en...
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