Relato poético del horror en primera persona. "nadie sabrá que estuvimos" se pone en la piel y la voz de una detenida-desaparecida durante la dictadura cívico-militar argentina y su paso por un centro clandestino de detención.
Cada vez que me acerco se aleja más, ya no puedo con esto, es mejor olvidar, pero como elefante no logro tal acción, y entre más me obligo a soltar, más agarrada me encuentro a mí fantasía de amar.
Qué bien te ves cuando no eres de nadie, y es que tus ojos suspiran libertad. Cada quien sabe de sus luchas y su tempestad. El corazón te arde intentando luchar, y terminas construyendo murallas para los que quieran atreverse a pasar. Corazón, es tan fácil quererte. A tí, corazón en guerra es tan difícil...
Con mano temblorosa, con lágrimas en los ojos, tomó el teléfono y volvió a marcar su número. Hubo dulces pitidos, y ella sollozó y susurró suavemente «tómalo, por favor tómalo». Una leve vibración del teléfono pasó en su mano, lo tomó, respondió a su llamada. A través de sus lágrimas susurró: -Hola. -Hola, ¿algo urgente?...
El danzar de tu cabello producido por la suave caricia del viento. Fuerza de la naturaleza, flujo de la existencia. Dulce, salado, amargo o acido. Tienes todos los sabores y a veces te faltan colores.