Para Majo, mi dulcinea jacobina: Pasaron las lluvias de madrugadas agrías eran cargadasa veces eran tan ácidas que el resto eran saladascrujía el mundo cuando las manecillaseran cómplices y amantes a la vez Un día como hoy subasté mi alma al manzanocuyas raíces póstumamente encontréen las deidades del más afrodisíaco páramo. No importó nada mássentirla...
Divago entre tablas, tu voz es mi aria, con cada nota que embelesa mis latidos; haces eco como promesa en el alma, cual canto de ángeles entre nubes de seda. El dócil paso de tus labios por mi cuello, teje nuestra sinergia con hilos de dulzura; agarro tu mano y tus dedos, entrelazados, como un...