Para Majo, mi dulcinea jacobina: Pasaron las lluvias de madrugadas agrías eran cargadasa veces eran tan ácidas que el resto eran saladascrujía el mundo cuando las manecillaseran cómplices y amantes a la vez Un día como hoy subasté mi alma al manzanocuyas raíces póstumamente encontréen las deidades del más afrodisíaco páramo. No importó nada mássentirla...
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