Estremecido y aterrado, alcancé a articular algunas palabras dirigiéndome a los otros hombres que me acompañaban. Todos estaban en la misma. Apenas podíamos hablar o movernos. Pero todos con los que pude cambiar alguna impresión coincidían conmigo en su estado. Todos éramos completamente ignorantes de lo que sucedía.
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