¿Hace cuánto?, ¿5 años? Creo que sí, me encontraba todavía en la secundaria cuando eso pasó. Y es que a veces ni siquiera yo recuerdo el cómo llegué hasta ese punto. Para entender mejor la historia necesitaré hacer una breve autobiografía.

¿Quién soy?

Me pregunto está noche mientras aún me duele el pecho.

Una respuesta fácil y compleja, como el álgebra. Para algunos les es fácil responder problemas de álgebra y para otros es todo un martirio. Así que supongo que en este caso será igual, para algunos será fácil entenderme mientras que otros no entenderán mucho. Entonces, ¿quién soy? Pues soy Leonardo, mi nombre no tiene mucha relevancia, no cambiaran los hechos. Vivía en una ciudad distinta en la que actualmente resido, tenía diferentes amigos a los que ahora tengo y tenía más familia que la que me queda en estos momentos. Momentos inquietantes en largas noches de discusiones paternales mientras abrazaba aquel peculiar peluche el cual siempre estaba ahí para prestarme su felpa y llorar en él. Infancia difícil, relaciones fraternales no muy buenas, dependencia directa de la abuela. Claro, ¿quién mejor que tus padres? Los abuelos. Aunque solo me quedaba uno del lado materno, no importó mucho, de cualquier manera no recuerdo momentos felices con el abuelo. Supongo que no éramos tan unidos.

Cuando las cosas en familia están mal, lo mejor en lo que uno puede perder el tiempo es en las redes sociales. Facebook y sus juegos en aquel entonces. Los tiempos de oro del Dragon city, happy aquarium, entre muchos otros. ¿En qué más puede perder el tiempo un niño de 8 años? Al final de cuentas, esa fue gran parte de mi historia. 10 años para ser exactos, llegó el cambio, nueva ciudad, nuevos amigos, nueva familia, nuevos problemas.

Lo sucedido

Pero, al inicio dije que debían entender un poco más los hechos ocurridos en mi pasado, para entender mejor lo que hice. Hace 5 años, secundaria todavía, ¿segundo o tercer año? No lo recuerdo con precisión. La fecha, junio. Mi cumpleaños número 15. Había ido de viaje con mi abuelo una semana antes de mi cumpleaños a casa de mi tía, diferente municipio, calor, sol y más calor. No estaba tan mal, porque al final de cuentas estaba con familia, mis días eran bastante aburridos. Ver televisión, escuchar música y jugar en mi celular, ¿Facebook? No había internet allí, y como broma cínica del destino también mala señal. Los días pasaban, mi cumpleaños se acercaba y aún no regresaba a casa con mi familia, mi padre, mi hermana, mi abuela. Estaba con mi abuelo y mi tía, pero cuando eres niño solo quieres estar con tu familia en tu cumpleaños, imaginándote abriendo muchos regalos y comiendo pastel o grandes rebanadas de pizza. Y no iba a dejar que mi sueño se viera difuminado.

Día del cumpleaños

Me dormí tarde, como a la 1, quedé pendiente de whatsapp en un lugar en donde me llegaba un poco de señal, esperando que dieran las 12. Todos dormían, así que estaba solo, en una noche tranquila y calurosa escuchando los grillos y esperando mensajes. 12 am, llegó un solo mensaje de una amiga, me emocione. ¿Qué adolescente no espera con ansias el mensaje de sus amigos a las 12 am el día de su cumpleaños? 1 am, no llegó ningún otro mensaje. 7 am nos levantamos, salimos de casa de mi tía a la parada de autobús. Felicitaciones de mi tía, mis primos y abuelo. Vale, me sentía mejor. Tomamos el camión, de nuevo sin señal, escuchando música y viendo por la ventana esperando matar el tiempo de una manera rápida y efectiva. De nuevo otra broma del destino, bloqueo en la carretera así que nos movimos lento, se podía sentir el calor de afuera. ¡Que mierda! Pensé en su debido momento, pasar tu cumpleaños atascado en la carretera lejos de casa, con tu abuelo, para alguien tan dependiente de otros claro que iba a ser una mierda esa situación, quería llegar a casa, que me felicitarán y me dieran regalos. ¡Felicidades leo, te amamos! Sería bueno que dijeran eso en cuanto llegará a casa. Por fin el camión avanzo, horas de viaje, hambre, cansancio, enojo y tristeza.

¡Qué mierda de cumpleaños! Volví a pensar, aunque creo que mi cara lo decía todo ya que mi abuelo me dijo, cuando lleguemos a la estación te invito un cóctel, ¿Qué te parece esa propuestota? Claro que la acepte, no lo dude un cumpleaños solo con tu abuelo comiendo cóctel de camarón en una estación de autobuses. Qué maravilla. Llegamos a la ciudad, llegó la señal, recibí pocos mensajes, las felicitaciones de mis amigos más cercanos y un mensaje de mi papá diciendo, “No estaré en la casa, estoy trabajando en casa de Esmeralda, vente para acá” Claro que no dude ni un minuto el rechazar su propuesta. Lo único que deseaba era lo que tenía pensado que pasaría y me traicione a mí mismo ilusionandome en vano. Comimos cóctel, llegamos a la casa, vacía. Me felicito mi abuela y volvió a subir a su cuarto a descansar. Me fui a la computadora, comencé a ver Facebook, ninguna otra felicitación.

La bendición maldita

Seguía en Facebook, buscando cosas interesantes para reírme. En otra pestaña veía planeta Vegetta, al menos estaba haciendo cosas que me gustaban y trataba de no amargarme, termine de ver el ultimo capitulo que había subido, ya que iba al corriente con la serie. Cerré YouTube y deje solo Facebook. Vi un post de una chica linda en un grupo de Facebook, ¿publicaba su número? Sí, leí bien, lo dude unos minutos pero no tenía nada que perder. Mandé mensaje y me contestó, comenzamos a hablar. Cóctel de camarón en una estaciones de autobuses, cumpleaños solo, pocas felicitaciones, ningún regalo y el número de una chica linda de otro estado. Que cumpleaños más curioso. Era la pesadilla de todo niño, pasar tu cumpleaños triste. Pasarlo solo.

Después de los primeros mensajes de presentación, de donde éramos, que edad teníamos, que nos gustaba y que no empezamos a charlas más horas, aunque ella fuera de un estado en donde la diferencia de horarios era de 2 horas yo esperaba para poder charlar con ella.

¿Alguna vez creíste amar tanto a alguien que no conoces en persona, pero que la conoces mejor que nadie? Me pregunto ahora, a mi yo actual. No sé si fuimos ingenuos, o si fuimos valientes al entregar el corazón a una desconocida.

Las platicaban duraban horas, ahora nos mandábamos imágenes, audios, vídeos. Nos contábamos el día a día y nos alegramos el uno por el otro.

Me gustas, me atreví a decirle un día habiendo pasado tiempo desde nuestro primer mensaje. Tú también me gustas, me respondió… No seguimos hablando del tema, no le pregunte si quería ser mi novia, ni ella a mí pero las pláticas ahora eran tiernas y con la misma constancia de siempre, palabras lindas por aquí, palabras lindas por allá.

Pasó el tiempo, las cosas se comunicaban, la distancia se hacía notar, pero el amor seguía vivo. Llegó esa noche. La fecha no la recuerdo. ¿La hora? 4:00 am. Fue la primera vez que soñé con alguien, pero el soñar con alguien no es raro y menos que la persona con la que sueñes te guste y estés enamorado. ¿Pero soñar a alguien que nunca has visto en persona? Fue un golpe bajo de mi mente. Con detalles, me levanté de mi cama, fui a la cocina en donde estaba mi abuela preparando la cena y mi papá de fondo en su cuarto arreglando su ropero. ¿No la vas a saludar? Me dijo mi abuela. Camine a la sala, y ahí estaba ella, como las fotos me la mostraba, su sonrisa, su cabello, sus ojos, su altura, su color de piel, era ella sin duda alguna. Perdí el aliento, corrí hacía ella, la abrace y la besé, nos abrazamos, nos besamos y la mire a los ojos mientras la abrazaba. Comencé a llorar, mi corazón ardía, Te amo le alcancé a decir. Me desperté. Lloraba. Estaba sudado. Y me di cuenta que había soñado. Salí rápido a la sala, pero ella no estaba ahí. Nunca estuvo ahí. Subí a mi azotea y frente a las estrellas y la luna le escribí una carta, le declare mi amor. Me confesé ante la noche y la presente ante las estrellas como el amor de mi vida. Termine la carta.

Terminó la relación.

Terminaron los mensajes

Terminó la constancia.

Terminó la comunicación.

Pero no termino el amor.

La carta está en mi cuarto, en algún lugar que no recuerdo, alejada de mi corazón y de mi mente. Supongo que es mejor así.

Con el tiempo termino el amor.

Y comenzó el dolor.

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