No estás. Quiero que estés. Quiero abrazarte, en la cama, de lado, de frente. Llevo 10 horas sin ti y ya me siento solo. Es como si fuera otro yo. Te necesito tanto que no se si debería. Ha sido mas jodido de lo que pensaba. Ir allí. Hacía mucho que no iba y han cambiado un poco las fotos. Hay muchas de él. De todas sus épocas. Galicia, Marbella, el Puente, Palencia. O eso supongo, la mayoría solo las intuyo, pero asumo que eran en esos sitios. No lo entiendo. No quiero pensar, pero lo pienso, lo mal que estaba, lo poco mal que parecía que estaba y lo mal que estaba. Me siento culpable en parte. No quiero ser egocéntrico. Se que probablemente no podría haberle ayudado. Pero algo. No sé. Ahora pienso que le tenía que haber preguntado por el suicidio. ¿Nadie se lo preguntó? Si se suicida tanta gente deprimida, ¿nadie se le acercó para hablar de eso? Soy tan ingenuo de pensar que unas leves palabras le habrían cambiado por completo. Si yo me siento vacío ahora, ¿cómo se sentiría el, para ahorcarse en el garaje, sabiendo que se lo encontraría su madre? No debería, pero me imagino su cara, en ese momento. Se me quitan las ganas de todo cuando pienso. Se me quita todo. Tengo hambre pero no quiero comer. Tengo sueño pero no quiero dormir. Sí tengo ganas de abrazarte, de que me abraces. De tumbarnos y estar. De que me hables. De hablarte. Tengo ganas de seguir con la vida y a la vez no puedo seguir. Me siento egoísta pensando esto. Cuando no estoy mal, quiero estarlo, me siento culpable si no lo estoy. Pero el querría que yo estuviera bien. Y el qué cojones querría que yo qué. El solo quería no estar. Dejar de sufrir. Sufría. Era muy buena persona. ¿Por qué sufría? El sufrimiento te hace humano. Si eso es verdad llevo un mes humanizándome. No es verdad. El amor nos hace humanos. El amor. Nos entendemos. Nos amamos. Reímos. Generamos vínculos que perduran. Lo siento en el corazón. Siento como bombea la sangre y siento una presión cuando pienso en él. Siento que quiero llorar pero no puedo llorar. Me fuerzo y lloro, salen unas pocas lágrimas que rápidamente me seco. Por qué. No quiero. Sí quiero. Quiero estar triste, así me siento bien conmigo mismo. No quiero estar triste. No he estado peor en la vida. No he llorado mas amargamente en toda mi vida. Con tanta desesperación. Sin entender nada. De sopetón. De repente. Te levantas por la mañana y te llama tu amiga. Ya está. Todo ha cambiado. Así. De repente. Mi padre. Nunca le había visto así. Mis hermanas. Mi madre. Yo. Jamás. Anteayer hizo un mes y ni me acordé. ¿Importa? Aparece en todos lados. En lo que le gustaba y lo que no. Quiero contarle todo. ¿Igual que si siguiera vivo? No creo. Cínico. Escribo ahora. Nunca he escrito tanto de sopetón. Nunca me han salido así las palabras. No escribo porque quiera escupir lo que siento. Siento que ahora, al sufrir, es cuando mejor puedo escribir. Tampoco es que tenga nada para comparar. ¿Le uso para poder escribir? Reconocimiento. Todo se reduce a eso. Puto Hegel. Este texto solo quiero que lo lean. Y ya. Estoy pensando a quién se lo daré primero. Me da miedo dártelo a ti, quizá lo haga, no lo sé. A mi padre no, claro, no quiero que lo lea si, además de ser un texto horrible le hace sufrir. Quiero que lo lea alguien honesto que me de un buen veredicto y sepa pro lo que estoy pasando. ¿Fernan? Quizá. Creo que es la mejor opción. Quiero una opinión objetiva. Relativamente al menos. Soy tan idiota para pensar que, si es un buen texto, no lo van a apreciar. Si es un mal texto, lo van a notar menos aún. Lo vuelvo a leer. Me gusta. Me entristezco más aún. Cuento las palabras, 668. Joder. 15 minutos he tardado. ¿Récord Guinness a mayor mierda escrita en menor tiempo? Veremos. ¿De verdad escribo para que me lean? Cuando ocurrió me compré una libreta pequeña. Para escribir cuando me acordara. ¿Todo el rato? Solo cuando podía, me apetecía. Escribí cuatro tonterías y las dejé ahí. Me dijiste que las tirara, que es mejor borrarlo. Las tiré. ¿Debería tirar esto? Creo que no. Lo releo y me gusta. Idiota. Me ha ayudado. Estoy menos triste. Puedo ir a cenar. ¿Quiero ir a cenar? Y mañana examen. Gran semana. El miércoles recuerdo. El jueves examen. El viernes al Pacífico. Quiero contárselo. Que me voy al Pacífico. Fliparía. Me lo imagino. Si anda. Que sí. Que guay macho. Haz fotos. Ya me contarás, cabrón. Nunca hemos estado tan unidos.

Vaya cena. Primero fingiendo estar bien. Luego mostrando un poco que estoy mal para que me dejen en paz. ¿Encima tenemos que hablar de esto? Paso. Paso totalmente. Menos mal que Almu se muda y es fácil cambiar el tema. No quiero hablar de ello en la cena de mi familia cada vez que vengo a cenar. Que si que bien que vayamos. Que les hace ilusión. Qué bien les sienta. Lo sé. Por eso vamos. Encima no me lo expliques. Deja de recordarlo porque sí. Se ha muerto el amigo más antiguo que tenía. Se ha suicidado mi amigo de la infancia. Se ha ahorcado Artur. No me tienes que recordar lo bien que hacemos yendo. Además, no voy por ellos. Voy por mí. Cínico. Sí. Pero necesito ir. No se por qué. Sí lo sé. Quiero ir. Es como estar cerca de él. En su casa. Sus padres. No entiendo estar ahí sin él. Quiero estar ahí. Lo malo es que ahí hay que aguantar. No puedo llorar yo antes que ellos. Miro las fotos. Una conmigo. Los dos solos. Unos ocho. Nueve. Quizá 10 años. Me gusta. Me siento importante. Me atormenta. Me quiero ir. No puedo. Se van a Malta. Perfecto. Hablamos de eso. Les cuento nuestro viaje. El mejor que he hecho jamás. Artur seguía vivo. Siempre que pienso en un recuerdo pienso si estaba vivo. Siempre lo estaba. Claro. Se murió hace 30 días. Todos los recuerdos que tengo son con el vivo. Menos los malos.

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