Un rayo de luz entro por mi ventana y fue cuando me di cuenta que de pronto ya había amanecido, puse un pie en el suelo el otro lo mantuve encima de la cama, sentía que el mundo que me rodeaba no giraba, simplemente se mantenía, sentía la realidad un poco distorsionada como si perteneciera a un video juego o simplemente aún continuaba atrapada en el sueño. A pesar de todo me acostumbraba a mi realidad, pues con ambos pies en el suelo decidí levantarme de la cama y continuar con el resto del día.
Aunque en el momento de salir de mi habitación todo lucia normal, un cielo un poco nublado, pero nada que fuera de extrañarse, sentía que algo a mi alrededor no andaba bien. Como siempre al momento de pasar por el comedor sentí la misma rabia de todas las mañanas pues se encontraba el televisor encendido y los periódicos en el suelo, pero esta vez nadie allí sentado leyendo el periódico del día que también se uniría al revoltijo del suelo.
Nuevamente me veía en la misma rutina de todas las mañanas, prendí la hornilla prepare el café que con tan solo un sorbo su amargura ataco mi paladar, esta vez sin causar su efecto.
Sin energías tome el cesto próximo al televisor y mientras los levantaba lentamente para organizarlos leía los títulos en negrita, de repente vi algo que encendió la llama en mis ojos, algo que cautivo completamente mi atención , parecía ser simple pero era algo que notaba desde hace tiempo, cosas que me hacían perder el objetivo así que abandone de inmediato la faena y tome mi rumbo hacia el jardín.Una vez allí me acomode en la hamaca un rato para mirar la calle y ver los carros pasar, veía como el humo salía de los carros, como algunos tiraban la basura al suelo, otros escupían, personas discutían, algunos regaban sus plantas , otro pasaban y las pisaban, quizá no intencional quizá simplemente no las veían al pasar, mi mente recurría a recuerdos de papa pues de pequeña me regalaba una flor cada vez que lo acompañaba a hacer diligencia, decía que más que un regalo de parte de él era un regalo de nuestra madre tierra un regalo de la vida, recordaba correr por los prados y tirarme de unas montañas muy verdes altas y con muchas flores de diversos colores, mi padre me sonreía, veía como se alegraba de esos momentos cortos pero sin duda alguna, momentos que eran de alegría, con nostalgia bloquee estos pensamiento sumándome a lo que veía. Quizá por puro impulso grite a un señor que ya era el tercero que pisoteaba la pequeña flor que había sido regada por su dueño no hacía más de algunos cuarenta y cinco minutos, me detuve ya que sentí que lo atacaría como perro a un hueso, y sin mucho pensar me motive a preguntar ¿porque? Me miro con una cara extrañada y llena de confusión y no podía imaginar lo que pasaba por su mente, continúe y de igual manera concluí con mi pregunta ¡la flor!, ¿Porque no se detiene a mirar por donde anda? eres el tercero en pisarla ¿sabías?, sabia la respuesta claramente no lo sabía, nadie lo sabría pues solo merodeaba por la zona, El señor me miro como si esto no le interesara pero luego bajo su cabeza, quizás un poco avergonzado, alzo su cabeza y asintió, pero ni una palabra salió de su boca dio un último vistazo a la flor me negó su mirada y continuo su camino.
Dicen que la felicidad recae en la ignorancia, pero pensé que la felicidad recae en los colores, Colores que con el tiempo se perdieron, dejaron su marca en aquellos que sintieron alguna vez amor y aún viven con cierta esperanza, Esperanza con la que no contaba hasta ver esa pequeña flor pisoteada sin importancia, quizá por lo que esta era insignificante para el mundo, pero para mí era símbolo de miles de cosas que faltaban por venir.
Cayo la noche y agobiada me dirigí a mi dormitorio. Desde la ventana que queda justo al lado de mi cama mire hacia fuera esperando algo, algo que no con solo mirar cambiaria…
Otro día otra mañana una que empieza con la cabeza más pesada que el día anterior, más perdida, más agotada, tal vez fueron los medicamentos que a diario me atormentan o simplemente perdida por el hecho de no saber que me espera en este nuevo día.
Sin muchas fuerzas me levanté de la cama esta vez decidida por no mirar el revoltijo de los periódicos y me senté en la galería nuevamente como he hecho en estas últimas semanas desde que recibí aquella noticia.
Veía pasar las mismas caras aburridas de su rutina, aunque esta vez curiosa por no ver a mi vecina de todos los días. Decidí tocar su puerta y saludar, pero las veces que toque nunca tuvieron respuesta alguna, pensé que probablemente aún estaba dormida pero desesperanzada llame a su nieta quien fue muy cercana a mi hace tiempo atrás durante la infancia pero tomo su camino y abandono nuestro vecindario y nunca mantuvimos contacto, al llamarla esta me respondió con voz extraña probablemente por escuchar de mi después de tantos años, se escuchaba distinta algo funesta y alejada, de manera inmediata me comunico que anoche fue la partida de su abuela y que estarían velando sus restos a partir del mediodía. En ese momento fue cuando sentí la necesidad de mantener vivas sus plantas pues era la costumbre de mi vecina, sé que en estos momentos debería preocuparme por su muerte, pero lo único en que pensaba era en aquella rosa, la que se supone que me daba esperanzas.
Desvelada impactada pensando que la muerte anduvo tan cerca, quien sabe si también viene en camino hacia mí, pero no tanto el miedo de que no formaría mas parte de este mundo, sino que aquella rosa marchitara y con ella la esperanza de aquellos que se detienen a mirarla.
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