Salim sabía que Gopal no tardaría en llegar, pero cada minuto que pasaba se le hacía eterno, y la ansiedad por saber qué decía el mensaje, lo llevó a intentar abrirlo, pero la llamada de Gopal se atravesó en su impulso.

Gopal, al ver KUMARA como remitente, no pudo contener la alegría que le causó, y se vio envuelta en un episodio de risa y llanto al mismo tiempo. Y solo cuando pudo calmarse, llamó a Salim:

– ¡Salim!, ¿te llegó el mensaje?– le preguntó emocionada.

– ¡Sí!, noté que llegó, pero aún no lo he abierto–respondió él.

– ¡Ni te atrevas!– exclamó ella–, lo veremos juntos cuando llegue a casa. No hagas trampa.

–Claro que no, lo haremos juntos–dijo Salim.

***

Tomados de las manos y con los corazones a punto de estallar, se preparaban para recibir la noticia que cambiaría sus vidas, por segunda vez. La primera, había pasado hace siete meses, en su aniversario número siete.

Nunca habían tocado el tema de ser padres más que de forma somera, porque temían no estar de acuerdo y que la relación se acabara. No estaban seguros si su deseo de tener hijos era más grande que el amor que sentía el uno por el otro.

Ningún momento parecía oportuno para proponerlo, hasta que Gopal, aprovechando la ocasión del aniversario, tomó la iniciativa: “Sabes, Salim, creo que vamos a tener que buscar una casa más grande, donde quepan nuestros hijos”.

–A la cuenta de tres, unoooo, doooos, ¡tres! –Contaron los dos al unísono–, e inmediatamente una imagen tridimensional se reflejó desde el centro de la mesa, y una voz sin acento alguno y con una dicción perfectamente clara, dijo:

–Gopal y Salim Alabi: de acuerdo a los resultados obtenidos en las pruebas, lamentamos informarles que no aprobaron. No son aptos, lo sentimos mucho. A partir de ahora tienen cinco minutos para preguntas y respuestas, antes de que el mensaje se cierre.

– ¿Por qué no aprobamos?– preguntó Gopal con lágrimas en sus ojos.

–Porque uno de los dos no aprobó, deben aprobar los dos, así funciona.

– ¿Cuál de los dos no aprobó?–Preguntó ella nuevamente.

–No podemos decirlo, no queremos generar ningún sentimiento de rechazo entre las parejas. Pero pueden volverlo a internar en dos años.

– ¿Por qué en tanto tiempo?– Preguntó Salim.

–Porque, según el artículo 34 de la ley 1250, cada dos años la prueba es renovada.

– ¿Y si lo intentamos con otras personas antes de esos dos años?–preguntó ella. Y Salim la miró fijamente mientras su corazón terminaba de hacerse pedazos. El hecho de que Gopal hubiese contemplado la idea de dejarlo, era incluso más devastador que enterarse que no habían aprobado.

–Tampoco se puede, porque usted ya sabría cómo es la prueba. Tendría que esperar mínimo dos años, independiente de con quién lo haga–respondió el holograma.

–Salim, no me mires así, tú eres hombre, y yo soy mujer, para mí es diferente. ¿Quién se va a fijar en mí cuando tenga más de cuarenta años? Cada año que pase es una oportunidad menos–respondió Gopal con desdén.

–Aún te falta mucho para los cuarenta, y en dos años todavía estarás muy joven. Sabíamos que no era una prueba fácil, nos prepararemos más para la próxima vez. Mi prima y su esposa tomaron cursos durante varios años antes de aprobar, y míralas, ahora tienen dos hermosas hijas. También tomaremos cursos si es necesario–dijo Salim.

–Lo que pase con ellas no me importa– dijo Gopal entre lágrimas mientras salía de la casa.

***

–Por qué les dicen hijos de PAPEL, si el papel ya no existe.

–Es metafórico, es como si dijeran: hijos de mentiras–respondió Salim.

–No entiendo, yo no soy de mentiras.

–Cómo te explico… Los árboles ya no existen, que era de donde se sacaba el papel, así que como tú lo dijiste: el papel ya no existe.

Las personas ahora somos infértiles, es decir, no podemos tener hijos, o bueno, si podemos, pero no como antes. Para tener hijos hay que aprobar una prueba muy compleja que se llama PAPEL, y cada vez que la renuevan es más difícil… Así que tener un hijo se ha convertido en algo casi utópico, es como ganarse la lotería. Un hijo de papel sería como ese hijo que puede que tengas, pero que lo más probable es que no. ¿Sí me hice entender?

–Sí, papá, más o menos. ¿Quién le puso así?

–Dicen que hace muchos años a una señora a la que le negaron la maternidad gritó: ¡ustedes solo ofrecen hijos de papel! Y aprovechando el escándalo que eso provocó, el gobierno decidió nombrar la prueba PAPEL, que significa: Prueba de Admisión para Progenitores En Laboratorio.

– ¿Y para qué es la prueba?

– Para que solo las personas aptas puedan ser padres. La prueba verifica muchas cosas. Hay un examen físico, psicológico, financiero, e incluso un simulador de paternidad. Todo esto con el fin de que solo las personas que pueden llegar a ser buenos padres, merezcan tener hijos.

– ¿A ti también te tocó aprobar la PAPEL para que yo naciera?

–Sí, y a mis papás y a mis abuelos también. A todos los que queremos tener hijos nos toca. Yo hice la prueba dos veces, la primera vez fue hace nueve años, antes de conocer a tu mamá. La segunda, hace siete, y fue cuando tú naciste.

En el año 2122 la sobrepoblación y escasez de recursos naturales condujeron a tomar medidas sobre el rumbo de la humanidad y del planeta. Durante siete meses, entre líderes mundiales y las mentes más brillantes del mundo llegaron a una conclusión: la natalidad en los seres humanos debía ser controlada. No parecía una medida fácil de aplicar, ni todos estaban de acuerdo.

– ¡No podemos convertirnos en nuestro propio enemigo!

– ¡Ya lo somos!

– ¿Cómo podríamos convencer a alguien de negarse a tener una familia?

–No los convenceremos, los someteremos. No tendrán opción.

– ¿Cómo controlaremos la extinción de la raza humana?

–Ya pensaremos en algo…

Con 359 votos a favor y 27 en contra se tomó la decisión de modificar genéticamente las semillas de frutas y vegetales, provocando infertilidad a largo plazo, y además, haciendo esta condición hereditaria.

Un año más tarde a nadie le pareció extraña la aparición de nuevas semillas que decían asegurar un rendimiento más alto y mayor resistencia a plagas y condiciones climáticas. La tendencia a la modificación de semillas de los últimos siglos favoreció a que el hecho pasara desapercibido.

A los pocos años de poner la medida en marcha, los casos de infertilidad se presentaron con más frecuencia, la demanda de tratamientos de fertilidad incrementó a un ritmo acelerado, sin embargo ninguno de ellos daba resultados positivos. No había nada que pudieran hacer: el daño era irreversible. Los centros de donantes de espermatozoides y óvulos parecían ser la única opción, aunque sin nuevos donantes, en tan solo tres años las reservas llegaron a su fin. El hecho empezó a llamar la atención mundial, pero ninguno de los responsables se pronunciaba, ni siquiera las 27 personas que no estuvieron de acuerdo.

Para el año 2142 no se conocía de la existencia de ningún humano fértil. Muchos empezaron a culpar a la tecnología, proclamaban que estar todo el tiempo rodeados de aparatos electrónicos había causado el fenómeno de esterilidad colectiva. Sin embargo no había nada que apoyara esa hipótesis, de ser eso cierto, el hecho se habría presentado décadas atrás.

Mientras múltiples hipótesis inundaban los medios de información, que incluían desde alienígenas y la llegada del apocalipsis, un grupo de investigadores de diversos países se dio a la tarea de descubrir lo que realmente estaba pasando: ¡Hay un virus en las semillas!, concluyeron luego de un año de investigación.

El hecho fue calificado de insólito por la Organización Mundial de Derechos Humanos, quienes alegaban que la medida, no solo había violado los derechos humanos, sino la naturaleza misma. Millones de personas de todas las edades, marchaban indignadas en señal de protesta, cuando las pantallas del mundo se encendieron:

“Ciudadanos del mundo, hubiésemos querido resolverlo de otra forma, pero no era posible. Con catorce mil millones de personas, hubo que tomar decisiones difíciles. El problema de este planeta somos nosotros, los humanos. Entre más personas somos, más recursos usamos y más desechos generamos.

Durante siglos nos dedicamos a abusar de los recursos de forma indiscriminada sin pensar en qué pasaría después. ¿Alguien se acuerda de la vaca?, ¿del cerdo, del elefante, del tiburón, del tigre, del león, de la jirafa…? ¿Qué hay de las plantas?, ¿alguien sabe cuándo desapareció el tomate?, ¿la fresa, la espinaca, el brócoli, la naranja? ¿Alguno de ustedes sabe que antes de esos postes grises que proveen oxígeno, existían los árboles, que no solo nos permitían respirar, sino albergaban fauna?

Si quieren culpar a alguien, tomemos un espejo y señalemos lo que vemos. Fuimos nosotros, fue nuestra ascendencia a quienes la ambición y codicia no les permitió ver más allá, fue su avaricia la que privó a futuras generaciones de disfrutar de un mundo mejor.

Lo hicimos por su bien, por el del planeta; por el bienestar de todos.

De ahora en adelante el que quiera tener hijos debe someterse a una prueba”.

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