“Te diría que me quitas el sueño, pero me los has dado…
Dímelo despierta”
-Acabo de soñar contigo.
– Espero que no sea otra pesadilla- Respondió Ella preocupada.
-Llegué de la playa y me quedé dormida profundamente en el sillón. Fue de esas veces en las que sientes en la piel como el sueño te recorre desde los pies hasta la cabeza y consigue robarle la fuerza al lento pestañeo de nuestros párpados…
Como en los sueños todo se puede construir y destruir a la velocidad de un bostezo, tú y yo nos habíamos ido de viaje a esta isla griega de cuyo nombre no quiero acordarme, sólo sé que allí todas las casas son blancas con las puertas y los techos azules.
Si no recuerdo mal, todo era una sorpresa. Íbamos en una pequeña barca blanca, tus ojos oscuros estaban tapados con ese pañuelo que yo suelo llevar pero que siempre huele a ti, no parabas de hablarme entre risas nerviosas, yo sentía como tus ojos se achinaban al reírte y te besaba… Llegamos, te quité el pañuelo, me clavaste los ojos y me dijiste: Dímelo despierta.
Estoy en Tenerife, llegué hace 5 días. Empieza el verano y el océano atlántico grita con la misma fuerza con la que mis latidos intentan despertarme.
Como puede cambiar todo en tan poco tiempo, el día empieza de un color y acaba con otro, el viento sopla y las nubes difuminan la vitamina D que acariciaba nuestros cuerpos hasta hace un momento, ayer le quería a Él, mañana puede que llueva y hoy soñé con Ella.
Sueño del verbo soñar posee varias acepciones en los diccionarios pero quisiera que nos quedásemos con el siguiente: Anhelar persistentemente algo. Según Freud el sueño cumple un papel de protección, es decir, representa el cumplimiento de un deseo no satisfecho en la realidad. Es fácil, cuando nos morimos de hambre soñamos con un banquete; si el sol canario nos abraza, soñamos con una dorada* muy fresquita a orillas de la playa (yo por lo menos); si necesitas sexo, llegas al mejor de tus orgasmos… y así con todo.
De esta manera, podríamos decir que el deseo se convierte en el creador de los sueños, por lo que en ellos descubrimos todo aquello que anhelamos. Freud pretendía con su investigación hacer de ellos una herramienta de psicoanálisis, sin embargo, yo no sé si pretendo con esto que me psicoanalicen. Lidia me dijo hace poco que “hoy en día la cordura está sobrevalorada” y la verdad es que estoy totalmente de acuerdo. Lo único que quiero que sepan es que desde hace ya unos cuantos días no paro de soñar con Ella y quisiera que alguien pudiera entenderlo.
Hacía mucho tiempo que no recordaba la sensación de haber soñado, según dicen ninguno nos escapamos de hacerlo, pero acordarse de los sueños es otra historia, así que cuidadito con los pensamientos obscenos.
Hace un par de años el dormir sólo era para mí un proceso más para la supervivencia, ocurrían demasiadas cosas en mi vida como para no estar despierta. Sin embargo, ahora, de repente, parece ser más interesante en sueños. Se me repite continuamente la típica pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez: ¿Esto pasó de verdad o lo soñé?
Freud me diría: estás pasando hambre y Morfeo te ha preparado un banquete, pero yo empiezo a pensar que más bien quiere convertirme en adicta y Morfeo no es más que un camello de deseos.
*Compañía cervecera de Canarias (1939), Santa Cruz de Tenerife.
Comienza una mañana como cualquier otra en la universidad, hace mucho calor y aún queda un buen rato para entrar a clase. Estamos Ella y yo debajo de uno de esos árboles gigantes que dibujan sombras irregulares sobre el césped, boca arriba, en silencio, nos dejamos llevar por el baile callado de las hojas…
Me giré y decidí apoyarme en su pecho, me tocaba el pelo y pronto le miré para tocar sus labios… entre ellos le susurré algo que nunca supe, enseguida luchó para estar sobre mí, no paraba de reírse y trataba de devolverme la broma de manera indecente… digamos que pretendía que entrase a clase con más calor del que había salido, la sombra del árbol ya no cubría lo suficiente…
¡Me senté en la cama de golpe con la sensación de que nos iban a pillar!
Los pintores ya habían llegado a mí casa y estaban rodando los muebles para cambiarnos el color que veíamos todas las mañanas al despertar, ya lo decía Freud: “en los sueños las campanas sustituyen el sonido menos agradable del despertador”…
Ella pisaba con fuerza, pronto supe que tiene la palabra vida latiendo entre sus dedos. Tiene en sus manos ya escrito mucho más de lo que yo todavía no había podido ver en sus ojos negros cálidos. Su forma de mirar me hablaba sin hablarme. Allí, en aquella mesa de tres, contra una pared tatuada de Rayuela, la conocí: Una mujer con la cabeza en las nubes y los pies en la tierra.
Supongo que ya lo supones o no no lo sé, sinceramente no tengo ni idea.
Tengo la intuición de que en el fondo sí que lo sabes.
Sé que siempre has tratado de respetar mi espacio
y que yo siempre he querido pisarlo contigo.
Sé que siempre me has educado en la libertad de ser quien quiero ser y no sabes la cantidad de besos en lotería que me he ahorrado por ello.
Siempre sabes lo que me pasa por la cabeza antes de que yo misma lo sepa, y creo que hace un tiempo que no sientes ese hablar sin palabras que tú y yo siempre hemos tenido.
Tú ya sabes bien que la vida y el mundo siempre me organizan fiestas sorpresa y que nunca me doy cuenta hasta que ya he apagado todas las velas. Créeme, no sabes de cuantas maneras me he recogido el pelo para decírtelo, pero tenía miedo,y quizás aún lo tenga.
Sin embargo, a la vez pienso que he rebosado el vaso de agua porque no he sabido hasta ahora como decirte que sé deletrear la palabra amor, de esta manera en la que no se trata de un juego de raqueta en el que la bola siempre pasa de un lado a otro, más bien es como jugar sin red, sin competiciones ni conquistas. 1+1 son 2 y no 1+1=1.
Pues sí, eso quería decirte, mi última sorpresa se llama Lucía.
Espero que lo primero que te preguntes no sea si soy o dejo de ser una palabra u otra; Soy Ana y punto y coma,
soy feliz y nunca quisiera volver a dejar de celebrarlo contigo.
Quiero seguir mirándote a los ojos sin tener miedo a que me descubras; quiero que me descubras antes de que yo misma lo sepa siempre.
Te quiero mamá.
Esta vez, espero estar diciéndotelo despierta.
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