El día comienza muy temprano, al despertarme mi madre sentada junto a la cama con su mano en mi espalda casi como un susurro me dice «Cariño es hora de levantarse, hoy sera un gran día». Mis mañanas eran típicas, despertarse con los buenos días de mamá eso es lo que mas amaba, en el colegio no era muy popular, a los chicos le desagradaba, tal vez porque era diferente, va eso es lo que repetían, aunque mucho no me molestaba ya que siempre estuve bien acompañado de grandes personajes como los que hay en mis libros, que al leerlos sentía como les daba vida a sus historia, esas que podía releer una y otra vez, esas que me ayudaban a vivir mi propia realidad. Al llegar a casa, mi padre sentado junto a la mesa con su cara de tristeza como todos los días me esperaba con el plato de comida ya servido, me sonreía con una fragilidad mientras me palmeaba la espalda fingiendo que todo estaba bien, pero no era difícil percibir en sus ojos que lo que decía no era verdad, se levantaba de la mesa y bajaba a su taller. Él trabajaba como mecánico y solía refugiarse por casi todo el día allí, ese era su escape, como el mio son los libros, bueno, eso era lo que me decía mamá. No esta mal escapar de vez en cuando de la realidad, nos ayuda a mantenernos vivos, pero es importante saber que no se puede vivir de una realidad imaginaria. Solía comer solo, mientras mi mama me acompañaba con sus charla, aunque solía hacer las mismas preguntas, no me molestaba contestarlas, siempre que me preguntaba «Que tal la escuela» solía responder que todo andaba bien, ya que no me atrevía a contarle lo crueles que eran con migo, o que no tenia amigos, aunque dudo que siempre lo supo, pero me gustaba creer que ella creía en lo que le decía. Mi madre era mi mejor amiga y compañera, siempre estuvo allí para contenerme, solía pasar las tardes leyéndole ya que le encantaba escucharme, también le encantaba escucharme tocar el piano, aunque a mi no tanto, pero solía hacerlo para que ella este feliz, porque eso es lo único que necesitaba, que mi madre sea feliz. Durante las vacaciones no me importaba pasarla solo en casa, aunque esta ultima por primera vez luego de tanto tiempo pude compartir ese momento de padre e hijo en el taller, aunque no me gustaba que mi madre pase el tiempo sola en casa ella me decía que debía pasar más tiempo con mi padre, porque él me necesitaba, y tenia razón, esas vacaciones que compartí con mi padre fue una de las mejores, sentí que después de tanto tiempo mi padre sonreía, no por compromiso, sino por que en verdad lo sentía, lamento que ese halla sido la únicas vacaciones que hallamos compartido juntos. Era mi ultimo año de preparatoria, y fue ese año donde por primera vez me enamoré, tal vez sea la edad, o esa charla que mi padre mi había dado días atrás, pero cuando vi a entrar a la loca Moly por la puerta del salón, sentí como mi corazón empezó a palpitar cada vez mas fuerte, mis manos, mi frente y mi espalda empezaron a sudar, un calor recorrió todo mi cuerpo,desde las puntas de los pies hasta el final de mi cabeza, mis manos sudadas debí secarlas en mi pantalón, y aunque entiendo que mi excitación era muy evidente no podía quitarle los ojos de encima. Al llegar a casa mi madre noto que algo me sucedía e indiferentemente le conté todo lo que había pasado, sus ojos se cristalizaron, pero sin derramar una sola lagrima, me sonrió y me dio lo único que necesitaba en ese momento, un fuerte abrazo, una caricia y un susurro «Mi niño, eso se llama Amor» Increíble, pero si lo era, Amor, ¿pero que sabia yo de amor? necesitaba consejos y quien mejor que mi padre. El tiempo paso y los consejos tuvieron sus frutos, me consto despegarme, no quería, me negaba dejar sola a mi madre, pero ella me repetía que eso era parte de la vida, siempre iba a ser su hijo y ella siempre iba a ser mi madre, y aunque esté donde esté me iba amar por de más de todas las cosas. Salí, por primera vez experimente la vida de un adolescente, me adapte, conocí gente, después de todo no eran tan malos como los recordaba, conocí amigos, conocí el amor en primera persona, ese Amor que por un tiempo mi padre me preparo; el primer beso sabia a gloria, sentí como mi estomago se retorcía de felicidad, sabia que dentro mio quería gritar de felicidad, ese beso me hizo entender que ella era lo mas mágico que me había pasado, me devolvió esa parte de mi que hace mucho tiempo había perdido, esa noche fue la mas mágicas de todas, me sentía un hombre, aunque una parte de mi no podía dejar de pensar que ya no seria aquel niño que mi mama amaba, aunque ella me repetía que siempre lo seria. La hora de graduarme se acercaba, la hora de marcharme, la hora de cambiar, de crecer, de irme de casa, de dejar a mamá, y por más que por mucho tiempo me negué, y jamas creí que ese momento llegaría, tome las palabras de mi madre para que me dieran las fuerza y el empujón que necesitaba, entendí que no podía vivir toda la vida encerrado en mi casa, sabia que eso no haría feliz a mi mamá, sabia que lo que a ella le haría feliz es que yo hiciera lo que sentía, que viviera, que estudiara, que fuese quien quería ser, sabia que si elegía quedarme, la culpa no la dejaría ser feliz, por eso elegí seguir con mi vida, elegí mudarme a la gran ciudad para poder estudiar, allí viviría con mi gran amor Moly, juntos formaríamos nuestra familia, nuestro hogar lleno de amor como el que algún día tuve.
La hora de irme había llegado, empaque mis cosas, y la casa se sentía tan vacía, le di el ultimo adiós a mi madre mientras prometía que cuidaría de mi padre y que jamas lo dejaría solo, junto al ultimo abrazo le susurre «Te extrañará mamá». Mi padre me despidió desde la puerta, con un fuerte abrazo y el dicho de «Hijo, Tu madre estaría Orgullosa » lo mire a los ojos le sonreí y le conteste «Orgullosa de ambos». Pero antes de abandonar mi pueblo querido, me despedí de mi madre una última vez, llevándole una rosa, de esas que tanto le gustaba, a su tumba, donde hacia cuatro años había fallecido. «Hasta pronto mama».
Sabrina Rizzo
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