Su barba y su melena expuestas al viento se sacudían como peces atrapados en redes. Sus ojos velados lamentaban no pode hacer más. Legañosos y congestionados, se esforzaban por soportar la intensa luz. Sus piernas rígidas y entumecidas, ahora aprendían a caminar de nuevo. Su cuerpo, paralizado durante tanto tiempo, volvía a ser usado.
Mientras la brisa tocaba sus secos labios y su cortada piel, un pensamiento único y poderoso invadió su mente y sanó su alma.
“Libertad”
Así su cautividad se convirtió en recuerdo.
Así, aquello de lo que había sido preso, no volvió jamás.
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