Su barba y su melena expuestas al viento, una raja en el cuello y un cigarro barato quemándole la mano izquierda. Así se lo imagina. Escucha el ruido en la puerta y corre hacia la habitación. El hombre abre, la llama y le tira la comida.

-Si te portas bien, abriré la ventana cinco minutos.

Ella asienta con la cabeza y empieza a comer.

Él sale del apartamento dejando unas llaves en la mesa.

Ella come, divisa las llaves y contempla en el televisor a la mujer que entra a la Basílica San Marcos con un insecto detrás de ella.

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