Su barba y su melena expuestas al viento — reflexionaba– es la imagen que este año no contemplaremos por las calles de ninguna ciudad .

No será, ahora que El no está, que nuestros pecados de odio, falta de solidaridad, generosidad y un exceso de individualismo estulto, se rediman con la lanza en nuestras carnes ?

Nos hemos prohíbido acercarnos, como deberíamos prohíbir seguir enfrentándonos, aprendiendo a desaprender aquellos hábitos e ideas que no provengan de nuestro corazón, y no separarnos más.

¡¡ Ojalá estos nuevos brotes no solo sean fruto del miedo, y nos reencontremos de nuevo !!.

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