Su barba y su melena expuestas al viento con la firme convicción de tocar tierra firme junto a su fiel compañero Wilson, a bordo de una balsa de cañas construida por él.
Acababa de dejar atrás su peor pesadilla, aunque desconocía la que le esperaba.
Tras semanas de periplo tocó tierra firme para comprobar que ya no tenía casa, no tenía prometida ni nadie que le reconozca.
Con las manos en la cintura, miró hacia el mar y quiso volver.
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