Su barba y su melena expuestas al viento fue lo primero que llamó su atención, cada vez que ponían en la tele Easy Rider pasaba lo mismo, a algún motero de la vieja escuela, amante de las Harley Davidson, le daba por saltarse las normas, quitarse el puto casco y pensar que estaba recorriendo la ruta 66, pero no, esto es una autopista española y nosotros una pareja de la Guardia Civil.
Eso, más o menos, es lo que pensó el cabo Ramirez cuando arrancó el coche patrulla y puso a toda pastilla la sirena.
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