Su barba y su melena expuestas al viento le daban un aire de libertad inusual.
Él conocía cada centímetro del lugar. Entusiasmado me señalaba los castaños en flor y las variadas amapolas.
Su finca estaba junto a la mía.
— ¡Qué casualidad! ─dije
Me miró dulcemente.
—Bella dama; desde antes que nacieras, ya te había elegido…
—Despierta mi amor; llegamos a tu tierra.
—¡¡¡Ouuaaa!!!Debe ser el embarazo. ¡Soñaba cuando nos conocimos!¿Recuerdas?
—¿Preparado para recibir el premio a tu novela?
Él la miró profundamente a los ojos; con el sol en la mirada dijo:
—Mi mayor premio fue el haberte encontrado.
OPINIONES Y COMENTARIOS