Su barba y su melena expuesta al viento, así fue como Eva lo plasmó en el lienzo. Conocida como la Loca, el único contacto con la realidad era a través del cristal del manicomio, desde donde lo observaba. Con un desgastado lápiz y unas líneas sutiles, dibujaba el perfil de su rostro en un raído papel. Pensaba,pronto te llevaré a mi reino de fantasías. Aquella mañana no estaba, y un brote psicótico encadenó sus manos. Cuando abrió los ojos, vio que traía su medicamento. Con la punta del lápiz atravesó su garganta. Con pintura roja terminó su obra.
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