Su barba y su melena expuestas al viento, sus brazos extendidos y justo en el borde de la cornisa, unos pies que parecen que no podrán sostenerle mucho tiempo.

No puede soportar su angustia, su vergüenza. La sombra que nubla su mirada podría conmover, vista de cerca.

Al mirar hacia abajo, y creer que el abismo será su salvación, le parece percibir la figura de un niño. Duda si es real o fantasía, se parece a él cuando era pequeño y cree oír una voz – es digno de algo mejor, no es éste el viaje con el que soñaba.

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