Su barba y su melena expuestas al viento, así caminaba por la terraza. Al despertar, José no recordó ningún suceso de la noche anterior.
Deambular por los rincones de la casa en mitad del sueño, se hizo habitual. A pesar de los esfuerzos no hubo remedio para su mal.
Su prima María, vigila con esmero cada noche para prevenir accidentes.
En la vigilia, José continúa sus labores. Inalterable.
Mientras tanto, María intenta explicar a su familia las frecuentes e inoportunas caminatas nocturnas, de la criatura que crece en su vientre, desde hace ya cinco meses y no le deja dormir.
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