Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón, tomándose a pecho su habano, secándose el sudor de la frente con el hielo de la copa. Resoplará del cansancio que acumula. Por fin logró su objetivo. Dar la vuelta al mundo en ocho semanas. La sonrisa canalla asoma en su rostro. Tantas aventuras en poco tiempo cuestan de digerir. No le guarda rencor a nadie. Fija la mirada en los glúteos de una mulata café con miel. Vuelve a sonreír, a pesar de haberse contagiado… Todo comenzó con el viaje de la escritura. Muy pronto se recuperará. O eso cree.

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