Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón, de no haber sido por la tiranía del régimen. Michael llegó a la isla para hacer un reportaje especial, siempre quiso escribir sobre aquella dictadura, que desde el norte se veía tan incomprensible, pero que podía ser tan habitual en cualquier país caribeño. El periodista descubrió que los habitantes parecían entes perdidos en el espacio tiempo y que llevaban la piel curtida, más por las cadenas invisibles del terror que por el mismo sol. Su trabajo jamás se publicó, la mano oscura del régimen lo alcanzó cuando iba por un daiquiri.
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