Él ya estaría tomándose un daiquiri en el Malecón. O ¿no?Lanzó un suspiro a las estrellas y decidió que descansar era una buena medicina. Se quedó dormida escuchando su voz que le llegaba como un soplo al oído; «…dicen que más allá de las estrellas no hay nada, te espero allá…»
Su corazón se aceleró y su respiración la hipnotizó hasta perderse en la oscuridad.
Al día siguiente todo igual y por la noche, cada estrella en su sitio.
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